Sorpresivas frente a los resultados proyectados por las encuestadoras, así resultaron las elecciones disputadas el día domingo 2 de octubre en Brasil, donde millones de ciudadanos acudieron a las urnas para definir, entre otros, el nombre de su nuevo presidente, en una pugna que obligó a que se dispute una segunda vuelta electoral el próximo 30 de octubre.

Si bien el resultado proyectado para el expresidente y líder del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, fue cercano al que revelaban las encuestas (48 %), la sorpresa estuvo dada por el lado del actual mandatario, quien logró una votación más alta de la esperada, y se ubicó segundo con el 43 %, lo que regresó la esperanza al candidato-presidente, y revitalizó las expectativas de su simpatizantes.

En ese sentido, y pese a no haber entregado un discurso rodeado de tanta logística como el de su principal contrincante, Bolsonaro se declaró vencedor, agradeciendo a su electorado y afirmando que tendrá refuerzos de cara a la recta final previa al balotaje, advirtiendo que el camino que comienza será en equidad de condiciones para los dos aspirantes.

En medio de su intervención, una de las frases que más llamó la atención, no solo al interior de Brasil, sino a nivel regional, fue una con la que el mandatario local, Jair Bolsonaro, buscó referirse a los ‘peligros’ que puede afrontar su país, en medio de una ola que desea el cambio, y a través de un ejercicio de ‘espejo’ buscó que su país se viera reflejado en experiencias similares ocurridas en los últimos años en Suramérica, donde la población decidió cambiar al sector en el poder, refiriendo experiencias que a su juicio, no son las mejores.

“Todos los países que migraron hacia la izquierda les fue peor”, sentenció Bolsonaro, en una afirmación contundente, en la que, además de referirse a los casos de Argentina, Chile y Venezuela, también dio lugar para tomar a Colombia como ejemplo del ‘problema’, evocando entonces la reciente llegada al poder de Gustavo Petro Urrego, quien asumió las riendas del país tras años de los gobiernos de derecha.

En ese sentido, el pronunciamiento de Bolsonaro apunta a cuestionar el desempeño que, de momento, han mostrado nuevos gobiernos de izquierda como los de Petro, y Boric, sumándolos a la experiencia de Venezuela con Maduro, y Argentina con Alberto Fernández, lo anterior, incluso, sin haber incluido en su lista a otros gobiernos de la región que responden también a ideologías de izquierda como Nicaragua, México o Perú.

Bolsonaro afirmó que entiende el deseo de cambio de parte de la población, pero apuntó que algunos de esos cambios “pueden ser para peor”.

Así, respecto a que ‘no todo cambio es positivo’, el presidente-candidato en Brasil afirmó que esa fue parte de su campaña de cara a la primera vuelta, advirtiendo que los resultados del pasado domingo muestran que quizá los esfuerzos por mostrar esa condición no fueron suficientes o acertados.

En ese sentido, el presidente Bolsonaro también apuntó a que parte de su derrota, que fue tomada por algunos sectores de sus simpatizantes con tónica de victoria, fue el resultado de años difíciles que le tocó asumir en la presidencia de su país, haciendo referencia con ello a la pandemia, y cómo los coletazos de esta sobre el bolsillo de los ciudadanos, y lo que ellos representan en su capacidad adquisitiva, más aún de alimentos, obró de manera negativa sobre su aspiración de seguir sirviendo a su país, y afirmando que parte de esa situación, además de ser una transversal global, también se derivó de las políticas impuestas por mandatario locales, y sus resultados.

Pese a quedar segundo, de cara a las elecciones de segunda vuelta, Bolsonaro se mostró confiado en alcanzar a revertir los seis millones de votos que le tomó de ventaja su principal competidor, señalando que “todo vuelve a ser igual, el tiempo de propaganda para cada uno será el mismo, y ahora vamos a mostrar mejor a la población, especialmente a la clase más afectada que la situación es consecuencia de una guerra en el exterior, de una crisis ideológica también”.

Mostrando su voluntad de agotar recursos para hacerse con la victoria, el mandatario de Brasil apuntó que “nuestros oponentes solo se preparan para una carrera de 100 metros”, aclarando que en su caso, está “listo para una maratón”.

Bolsonaro también tuvo espacio para arremeter contra las encuestadoras, que le daban una menor tasa de intención de voto previo a las elecciones, señalando que “todas sus predicciones estaban equivocadas y ya son los mayores perdedores de esta elección”.

“¡Vencimos esta mentira y ahora vamos a ganar las elecciones!”, apuntó el presidente, quien también recordó que nunca en su vida ha perdido unas elecciones, y que no está dispuesto a que las del próximo 30 de octubre sean las primeras.

A través de sus redes sociales, el candidato también celebró que, en comparación con los votos obtenidos hace cuatro años en primera vuelta, su electorado creció.

“Contra todo y contra todos, tuvimos una votación más expresiva en la 1° vuelta de 2022 que la que tuvimos en 2018. ¡Fueron casi dos millones de votos más!”.