Una alarmante cifra reveló un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) este lunes 20 de marzo, al evidenciar que más de 40 mil personas murieron el año anterior por la sequía en el Cuerno de África.

Según indicaron las autoridades tras el estudio, fueron unas 43.000 personas las que fallecieron en Somalia en 2022, la mitad de ellas corresponden a niños menores de cinco años. Esta situación se dio a consecuencia de 6 estaciones de lluvia perdidas, y por el momento no se dieron esperanzas de mejora.

ARCHIVO - Gente llega a un campo de desplazados a las afueras de Dollow, Somalia, el 21 de septiembre de 2022 en medio de una sequía. Unas 43.000 personas murieron el año pasado durante la sequía más larga jamás registrada en Somalia, según un nuevo reporte. La mitad eran niños. Es el primer conteo oficial de muertos anunciado en la sequía que asola gran parte del Cuerno de África. (AP Foto/Jerome Delay, Archivo) | Foto: Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved.

Los expertos han tenido en cuenta en este caso el exceso de muertes registradas con respecto a periodos previos y concluyen que, con las cifras en la mano, la crisis actual ya está siendo más mortífera que la del periodo 2017-2018. Además, su final se percibe lejano, según las previsiones que también aparecen en este informe.

Las predicciones del estudio indican que, de no cambiar la situación, solo en la primera mitad de 2023, morirán al día hasta 135 personas, de tal manera que la horquilla de fallecimientos en este semestre oscilará entre los 18.100 y los 34.200. El año pasado, la tasa diaria de mortalidad ya se disparó de 0,33 a 0,38 muertes por cada 10.000 habitantes —en menores de cinco años fue de casi el doble— y en 2023 el dato se elevará al 0,42.

El estudio, elaborado por institutos británicos y avalado por el propio Gobierno de Somalia, sitúa como epicentro de la crisis las zonas del sur y el centro del país, con especial incidencia en las regiones de Bay, Bakool y Banadir. El ministro de Sanidad somalí, Ali Hadji Adam Abubakar, ha apelado a la solidaridad de la comunidad internacional para “salvar vidas” y “alejar para siempre el riesgo de hambruna”.

El representante de la OMS, Mamunur Rahman Malik, ha coincidido en que es “una carrera contra el tiempo” para prevenir muertes que “son evitables”, especialmente en colectivos vulnerables como pueden ser los niños. Para la jefe de UNICEF en Somalia, Wafaa Saeed, el informe publicado este lunes dibuja “una imagen sombría de la devastación” que ha llevado la sequía a muchos hogares.

No en vano, la ONU estima que 7,9 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en Somalia, casi la mitad de la población, por una concatenación de crisis que entremezclan inestabilidad política, inseguridad, climas extremos y, más recientemente, un aumento de los precios derivada en cierta medida de la ofensiva militar lanzada por Rusia sobre Ucrania.

Un hombre camina sobre el suelo agrietado del embalse de Baells mientras el suministro de agua potable ha caído a su nivel más bajo desde 1990 debido a la sequía extrema en Cataluña, en el pueblo de Cersc, en la región de Bergueda, España, 14 de marzo de 2023. | Foto: Reuters

Bosques de montaña están deteriorándose rápidamente

Los incendios forestales, la tala de árboles, y la agricultura están provocando que los bosques de montaña (hábitat del 85 % de las aves, mamíferos y anfibios del mundo), desaparezcan a un ritmo alarmante, según un estudio publicado en los últimos días.

Los bosques de montaña cubrían 1.100 millones de hectáreas en todo el planeta en 2000, afirmaron los autores del estudio, publicado en la revista One Earth de Cell Press. Pero al menos 78,1 millones de hectáreas han desaparecido entre 2000 y 2018.

La tala comercial de árboles, los incendios forestales, y la agricultura de productos básicos han sido los principales factores de estas pérdidas, afirmaron los investigadores, pertenecientes a la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de China y a la Universidad británica de Leeds.

Vista aérea de la niebla de la mañana en la montaña de la selva tropical, fondo de bosque y niebla, bosque de fondo de vista aérea superior. | Foto: derechos de autor no

Un aspecto de especial preocupación es el alto volumen de pérdidas de bosques en áreas montañosas, “puntos críticos de biodiversidad tropical” por ser refugio de especies raras y en peligro de extinción.

Las elevaciones de gran altura y las pendientes empinadas han sido un obstáculo tradicional para la explotación humana de los bosques de montaña, pero son cada vez más el objetivo de la tala.

La silvicultura (cultivo y explotación de bosques) comercial fue responsable del 42 % de la pérdida de bosques de montaña, seguida de los incendios forestales (29 %), la agricultura itinerante (15 %) y la agricultura de productos básicos permanentes o semipermanentes (10 %), según el estudio.

La agricultura itinerante consiste en cultivar una parcela de tierra durante unos años y luego abandonarla hasta que vuelva a ser fértil.

*Con información de Europa Press y AFP.