La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este lunes la suspensión "temporal" de los ensayos clínicos con hidroxicloroquina que realizaba en varios países, como medida de precaución.

Esta decisión se debe a la publicación de un estudio, el viernes, en la revista médica ‘The Lancet‘, que considera ineficaces y hasta contraproducentes la cloroquina y sus derivados como la hidroxicloroquina para luchar contra la covid-19, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien precisó que la suspensión de los ensayos se realizó el sábado. La OMS inició hace más de dos meses ensayos clínicos sobre los efectos de la hidroxicloroquina, bautizados "Solidaridad", con el fin de encontrar un tratamiento eficaz contra la covid-19. Actualmente, "más de 400 hospitales en 35 países reclutan activamente pacientes y cerca de 3.500 de ellos han sido reclutados en 17 países", explicó la máxima autoridad de la OMS. Pero según el amplio estudio publicado en ‘The Lancet‘, realizado con cerca de 15.000 enfermos, ni la cloroquina ni su derivado hidroxicloroquina son eficaces contra la covid-19 en los enfermos hospitalizados y estas moléculas incluso aumentan el riesgo de muerte y de arritmia cardiaca. Los ensayos quedarán suspendidos hasta que se "analicen" los "datos" recabados por los ensayos Solidaridad, precisó Tedros. "Se trata de una medida temporal", dijo a la prensa la doctora Soumya Swaminathan, responsable del departamento científico de la OMS, antes de subrayar la "incertidumbre" que rodea el uso de la hidroxicloroquina. La hidroxicloroquina es un derivado de la cloroquina y se utiliza desde hace décadas contra el paludismo, pero también se prescribe en enfermedades de origen autoinmune como el lupus y la artritis reumatoidea. A raíz de un pequeño estudio chino, poco detallado, que aseguraba la eficacia del fosfato de cloroquina en el tratamiento de los pacientes de SARS-CoV-2, la cloroquina está en boca de todos, tanto que hasta el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confesó que la consume para prevenir la covid-19, y el presidente brasileño Jair Bolsonaro recomendó su uso en pacientes infectados con síntomas leves. La cloroquina se prescribe desde hace varias décadas contra el paludismo, un parásito transmitido por el mosquito anofeles. Su derivado, mejor tolerado, la hidroxicloroquina (HCQ), se prescribe contra el lupus o la artritis reumatoidea. Contra la covid-19 suele ser administrada la HCQ.

Estas moléculas, conocidas y poco costosas, han suscitado muchas esperanzas, sobre todo en África. Pero están lejos de ser las únicas en ser probadas. Más de 800 ensayos clínicos buscan evaluar decenas de tratamientos potenciales, según la revista médica ‘The Lancet‘. La hidroxicloroquina conoce, desde finales de febrero, una notoriedad inédita desde que el profesor Didier Raoult, del Instituto y Hospital Universitario de enfermedades infecciosas de Marsella, difundió un pequeño estudio chino, poco detallado, que afirmaba que el fosfato de cloroquina mostraba signos de eficacia en pacientes con SARS-Cov-2. La efervescencia en torno a la hidroxicloroquina se intensificó cuando Trump comenzó a tomarla diariamente, a título preventivo. En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está convencido de sus efectos, hasta el punto de que el Ministerio de Salud recomendó el miércoles su uso para todos los pacientes levemente afectados. Más allá del terreno político, la hidroxicloroquina se convirtió en un tema de debate público y político muy mediatizado, suscitando acalorados intercambios en los medios de comunicación y feroces embotellamientos en las redes sociales. La cloroquina, sobre todo, pero también la hidroxicloroquina, son medicamentos cuyos efectos secundarios pueden ser importantes e incluso graves.

La agencia francesa del medicamento ANSM advirtió especialmente de los riesgos cardiacos asociados a la combinación de HCQ y azitromicina. El organismo sueco de medicamentos prohibió, el 2 de abril, la prescripción de cloroquina e hidroxicloroquina para la covid-19 por falta de datos suficientes sobre su seguridad. Debido a que los conocimientos son demasiado limitados, la Agencia Europea del Medicamento considera que estos medicamentos solo deberían "utilizarse para ensayos clínicos o programas de emergencia", en el marco de protocolos estrictos validados en cada país. Del mismo modo, el estudio publicado el 22 de mayo en ‘The Lancet‘ recomienda restringir estos tratamientos a los ensayos clínicos. *Con información de la AFP.