El cofundador de la compañía estadounidense OceanGate Expeditions, cuyo sumergible implosionó, según se confirmó el 22 de junio, con cinco personas a bordo cerca de los restos del Titanic, afirmó el viernes 23 que la seguridad fue un “elemento clave” cuando crearon la empresa de exploración en aguas profundas.
El director de la película Titanic, James Cameron, acusó a OceanGate Expeditions de ignorar las advertencias de seguridad, después de que el piloto Stockton Rush y otras cuatro personas murieran a bordo.
Guillermo Soehnlein, que fundó OceanGate con Rush antes de abandonar la empresa en 2013, aseguró que no participó en el diseño del sumergible Titán, pero negó que su amigo actuase de forma imprudente.
“Estaba extremadamente comprometido con la seguridad”, le declaró a la emisora británica Times Radio. “También era muy diligente a la hora de gestionar los riesgos y muy consciente de los peligros de operar en un entorno oceánico profundo. Esa es una de las principales razones por las que acepté entrar en el negocio con él en 2009″, subrayó.
Soehnlein recordó que el propio Cameron ha realizado numerosos descensos en sumergible, incluidos más de 30 a los restos del Titanic en el Atlántico Norte, y al punto más profundo de la Tierra, en la fosa de las Marianas, en el Pacífico.
“Creo que le preguntaron por un riesgo similar y él dijo: ‘Miren, si ocurre algo a esa profundidad, será catastrófico en cuestión de microsegundos’. Hasta el punto de que la implosión se produce a velocidades casi supersónicas y básicamente estaría muerto antes de que su cerebro pudiera siquiera procesar que algo iba mal”, manifestó.
Subrayó, sin embargo, que es demasiado pronto para decir qué sucedió con el Titán, enfatizando en la complicación de formular regulaciones globales para los sumergibles diseñados para bajar a grandes profundidades.
La exploración en aguas profundas debe continuar pese a la tragedia, consideró.
“Al igual que con la exploración espacial, la mejor manera de preservar los recuerdos y el legado de estos cinco exploradores es llevar a cabo una investigación, averiguar qué salió mal, extraer las lecciones aprendidas y seguir adelante”, concluyó.
Familia de uno de los tripulantes
Entre tanto, la familia de un empresario y su hijo, ambos con nacionalidad pakistaní y británica, que murieron junto a otros tres pasajeros en la implosión, expresaron el viernes su “profundo dolor” por su desaparición.
Shahzada Dawood, de 48 años, y su hijo Suleman, de 19, formaban parte de una familia que fundó uno de los imperios industriales más exitosos de Pakistán.
“Con gran dolor anunciamos la muerte de Shahzada y Suleman Dawood”, escribió en un comunicado la fundación Dawood, a cargo de las acciones filantrópicas de la familia, en particular en el sector educativo.
“Estamos sinceramente agradecidos a todos los que participaron en las operaciones de rescate. Sus incansables esfuerzos nos han dado fuerza durante este período”, indicó el comunicado, firmado por los padres de Shahzada, Husssin y Kulsum Dawood.
Hussain Dawood era uno de los hombres más ricos de Pakistán, al frente de un conglomerado que incluye, entre otros, la compañía Engro, especializada en fertilizantes.
Engro dijo en un comunicado que acogía “con el corazón encogido y gran tristeza” la muerte de Shahzada, quien era el vicepresidente, así como la de “su amado hijo”.
*Con información de AFP.