El 8 de diciembre, la familia de la colombiana Lismarly Marín realizó uno de los viajes de sus sueños. Desde hace ocho meses compró los tiquetes para viajar a Perú. Ella, su mamá y su hermana ahorraron durante más de un año para poder reunir el dinero que demanda los planes turísticos, transporte y alimentación. Con ayuda de una agencia de viajes programaron su recorrido por el vecino país. Estaban ilusionadas con conocer en una semana: Lina, Islas Ballestas, Cuzco, Machu Picchu, Montaña de los 7 Colores, Laguna de Humantay, entre otros lugares, pero las protestas sociales que se viven en el vecino país arruinaron los planes.
Los manifestantes que destruyen todo lo que a su paso encuentran y que pararon la economía de Perú, convirtieron en una pesadilla la primera vez que la mamá de Lismarly hacía un viaje internacional. Esperaron tres años para reencontrarse, pues una de sus hijas vive fuera del país (Nueva Zelanda). En lugar de ser un viaje tranquilo, están con la incertidumbre de no saber si van a ser atacadas y hasta cuándo las aerolíneas habilitarán los servicios.
Lismarly aseguró en SEMANA que solo tres días pudo disfrutar de las vacaciones y el resto de tiempo tuvo que estar resguardada en un hotel con temor. Les advierten que delincuentes están aprovechando la revuelta para atracar a los turistas y quitarles sus pasaportes. Este miércoles tenían programado el regreso a Colombia, por la aerolínea Latam, pero al ver que todos los accesos al aeropuerto están cerrados, cancelaron los vuelos.
El hecho de tener que quedarse más tiempo en un país que no conocen implica más gastos. Lismarly le solicitó a la aerolínea ser consciente de la situación y que, como pasa en otras ocasiones en la que cancelan los vuelos, apoyara a los pasajeros afectados con el pago del hotel o alimentación. Sin embargo, la respuesta habría sido negativa, argumentado que la cancelación del vuelo se dio por temas políticos y ajenos a la entidad.
Las tres mujeres tuvieron que buscar un hotel que por noche le cobra más de 160 soles, y durante tiempo indefinido. En medio de la entrevista manifestaron tener hambre, porque no encuentran dónde comer. Los restaurantes de la zona están cerrados, con esfuerzo encontraron un local, en el que les alcanzaron a despachar un almuerzo, pero en ese instante pasaron los manifestantes atacando los establecimientos comerciales y a ellas les tocó devolverse. “En Colombia nunca me tocó vivir algo así, ni siquiera en el momento más crítico de las manifestaciones”, dijo Lismarly.
Así como esa familia, hay decenas de viajeros. De Cuzco a Machu Picchu, es necesario tomar un carro que los transporte durante una hora para llegar a una estación de tren que requiere otras 3 horas de traslados, pues todo el recorrido está bloqueado y no permiten que nadie se mueva. Desde la Cancillería de Colombia indican que en Perú están atrapados, al menos, 60 connacionales. Todo por cuenta de que los manifestantes bloquearon y sabotearon el aeropuerto, lo que significa que las aerolíneas cancelaron los vuelos tanto domésticos como internacionales. Y muchos otros están atrapados en las carreteras bloqueadas. Se espera que en la tarde del miércoles se realice una reunión entre cónsules para evaluar la situación, plantear soluciones.
Cabe recordar que las manifestaciones completan ya una semana, por cuenta de la destitución del entonces presidente Pedro Castillo tras una moción de vacancia aprobada por el Congreso de la República. El domingo 11 de diciembre se confirmaron los primeros casos de decesos derivados de los enfrentamientos entre policías y manifestantes.
El primero de los hechos fue confirmado por la Policía Nacional de Perú y ocurrió en la ciudad de Abancay, en la región de Apurímac, al sur del país, donde la protesta se ha tornado más violenta, y lugar en el que distintos sectores sociales habían citado para el inicio de un paro nacional a partir de este lunes. No obstante, los enfrentamientos han alcanzado, desde ya, un importante grado de violencia.