Desde que la pandemia paralizó al mundo, era evidente que la única manera de detener el virus sería conseguir la vacuna. Cientos de laboratorios se pusieron manos a la obra, compartieron información y agilizaron protocolos para encontrar la cura del coronavirus a toda marcha. Como en los días de la Guerra Fría, el asunto tomó tintes de carrera científica y con el paso de los meses se fueron sumando más y más contendientes. La carrera quedó sentenciada cuando hace unas semanas Pfizer y BioNTech anunciaron que tenían una vacuna con efectividad del 95 por ciento. Ahora solo quedaba la aprobación de las agencias médicas y farmacéuticas del mundo. Finalmente, la Agencia Reguladora de Medicamentos (MHRA, por sus siglas en inglés) fue la primera en dar el visto bueno, y a pesar de que aún resta ver los efectos de la vacuna a mayor escala, todo indica que la pesadilla empieza a llegar a su final.

Tras la recomendación favorable de la MHRA, el Gobierno británico no dudó en otorgar una autorización de uso de emergencia, factible en casos de urgencia sanitaria. Paradójicamente, el aislacionismo reciente del Reino Unido le sirvió para depurar los procedimientos y aprobar la distribución de una vacuna de padres alemanes y estadounidenses. Con el brexit acechando inminentemente, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que regula el tema farmacéutico para la Unión Europea, fue transferida a Ámsterdam, en Países Bajos, tras años radicada en Londres. Por ello, el Reino Unido ahora maneja su agencia independiente, la MHRA, lo que explica en parte que se les haya adelantado a Estados Unidos y a la propia Unión Europea en tomar la decisión.

“Son las vacunas las que finalmente nos devolverán nuestras vidas”, tuiteó el primer ministro Boris Johnson sobre el logro. | Foto: AP

Como explica la directora del MHRA, June Raine, lograron desarrollar un proceso de revisión continuo, utilizado para examinar tratamientos prometedores ante una emergencia sanitaria. Raine agrega que “equipos distintos trabajaron paralelamente día y noche” para resolver diferentes aspectos de seguridad de la vacuna. Penny Ward, del London King’s College, agrega que, a diferencia de la EMA, “la MHRA puede plantear preguntas sobre la marcha y obtener respuestas más rápidas al ser una sola agencia”. Ese fue el secreto para adelantarse unas semanas al resto del mundo.

La aprobación de la vacuna de Pfizer y BioNTech en otros territorios es inminente. En la Unión Europea, la EMA implantó un método acelerado denominado “revisión continua” para el análisis de datos respecto a la seguridad y eficacia de las vacunas. Las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna y Oxford/AstraZeneca han sido sometidas durante semanas a este proceso, y la EMA decidirá el 29 de diciembre “a más tardar” sobre la de Pfizer y BioNTech, dando vía libre a la aprobación en la Comisión Europea. Apenas el 12 de enero lo hará sobre la estadounidense de Moderna.

En Estados Unidos, Pfizer/BioNTech y Moderna ya solicitaron autorizaciones urgentes para su vacuna contra covid-19 ante la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés). Pero el procedimiento estadounidense es más lento que el británico, con una etapa consultiva pública, ya que antes de tomar cualquier decisión, la agencia practica una evaluación interna y consulta a un consejo asesor externo, que en el caso de Pfizer/BioNTech está programada para el 10 de diciembre.

En todo caso, es un error atribuir la rapidez de la aprobación en el Reino Unido al brexit, como han sugerido varios políticos británicos. Así lo hizo el ministro de Sanidad, Matt Hancock, que en Times Radio dijo que gracias a esa salida política el Reino Unido no fue al ritmo de los europeos, “que se mueven un poco más despacio”. La propia Raine, que ha estado al pie del cañón, refuta esta idea, e insiste en que “nuestra velocidad ha dependido totalmente de los datos disponibles de nuestra revisión continua”. Otros como el embajador alemán en Londres, Andreas Michaelis, le quitan triunfalismo: “¿Por qué es tan difícil reconocer este importante avance como un gran éxito y esfuerzo internacional?”.

A fin de cuentas, en cuestión de semanas la vacuna tendrá vía libre en buena parte del mundo, mientras que Rusia y China apuran empecinadamente a sus científicos y omiten protocolos para sacar su vacuna cuanto antes. En todo caso, más que un triunfo de Reino Unido, la vacuna parece ser una victoria de Occidente.