Un principio legal conocido en latín como lure sanguinis o derecho de sangre, puede ser la vía expedita para adquirir la nacionalidad italiana, por la cual muchos se sienten atraídos, dado que ofrece beneficios en materia de atención médica y educación.
El procedimiento puede ser viable para aquellas personas que cuenten con algún antepasado italiano en su árbol genealógico.
La cuestión está en rastrear la relación de la familia con alguna persona en Italia para que al solicitante se le reconozca el derecho de tener la ciudadanía de la república europea.
América Latina fue el destino escogido por muchos migrantes italianos, en especial en el siglo XIX y primera mitad del XX, por lo cual se cree que no son pocas las personas que pueden acogerse al principio lure sanguinis.
De acuerdo con las autoridades de relaciones exteriores de Italia, se trata de un trámite personal y debe ser presentado directamente por él o los interesados.
Así mismo, el pedido de nacionalidad se le concede a la persona que lo hace y a sus hijos.
La autoridad competente para hacer la solicitud es la embajada de Italia en el país.
Pero si el aspirante ya reside en Italia, puede dirigirse a la alcaldía del lugar donde reside y expresar su deseo de iniciar el proceso.
Una de las condiciones cruciales para aspirar a la ciudadanía italiana es tener un antepasado italiano masculino que estuviese vivo máximo en marzo de 1861.
En medio del proceso, los aplicantes deben vivir en Italia durante al menos tres años, y asegurar una permanencia de al menos seis meses y un día al año, además de que deberán pagar impuestos.
Para hacerlo, las autoridades competentes le pedirán al solicitante presentar los siguientes documentos:
-Registro civil de nacimiento en donde figuren los nombres de los padres.
-Partida de matrimonio, si se es casado.
-Registro civil de nacimiento del o la cónyuge.
-Partida de nacimiento de los hijos menores del solicitante.
-Partida de defunción del emigrado italiano y de la cónyuge.
-Constancia de las autoridades de migración en que conste que el emigrado italiano nunca se nacionalizó en el país a donde se radicó (Colombia, Perú, México, etc).
Italia es uno de los países que ha declarado su interés por una migración cualificada, ante la falta de mano de obra en algunos sectores, y también con el deseo de reactivar sus tasas de natalidad.
Así, el país europeo busca capitalizar a su favor esa migración, incentivando el regreso y la nacionalización de nuevas generaciones.
Ello resulta atractivo para los latinos, en tanto reviste una serie de interesantes beneficios, incluido el pasaporte europeo, ya que ese país hace parte de la Unión Europea.
Así mismo, la ciudadanía confiere garantías en materia de compra de vivienda en ese territorio.
Una buena guía para saber qué tantas posibilidades se tienen de aspirar a la ciudadanía, es comprobar si se tiene en el árbol genealógico algunos de los siguientes apellidos.
Abate
Abà
Labate
Abatino
Abatantuono
Abaterusso
Abaticola
Achilla
Achille
Achilleo
Achillini
Chiletti
Chiloni
Chilesotti
Anes
Anesin
Anesini
Annes
Annesi
Annesin
Deanesi
De Anesi
Bianco
Bianchi
Dal Bianco
Bianchini
Bianchetti
Biancone
Lo Bianc
Bottari
Bottarelli
Bottarini
Bottarin
Bottaro
Espósito
Espositi
Degli Sposti
Fiore
Di Fiore
Fiorelli
Fiorucci
Fiorio
Fioribello
Flores
Giovannetti
Di Giovanni
Della Giovanna
Giannelli
Giannoli
Giani
Giannelli
Giannetti
Da Rossa
Lo Russo
La Russa
Larossa
La Russa
Larussa
Larossa
La Rossa
Natale
Natali
Natalino
Nalato
Nadali
Nalesso
Nadin
Ricci
Riccio
Rizzi
Rizzo
Rizza
Rizzati
Risso
Lo Riccio
La Riccia
La Rizza
Ricciuto
Sorace
Soraci
Surace
Suraci
Soracca
Soracchi
Soracco
Zanella
Zanoli
Zannier
Vani
Vannucci
Vannicelli
Vanno
Vani
Vanetto