El próximo 26 de septiembre se celebrará el primer debate presidencial entre la candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y el representante de los republicanos, Donald Trump.Clinton ha empezado a prepararse. Sus asesores están conversando con el escritor fantasma de “El arte de la negociación, el libro de Donald Trum, para tener más elementos y comprender cuáles son las inseguridades del candidato.Le puede interesar: Hillary Clinton, un paso adelante de Donald TrumpAdemás, un equipo de psicólogos está en la construcción de un perfil de Trump para que Clinton pueda derrotarlo en uno de los debates más esperados en Estados Unidos. La idea es que ella pueda saber cómo responderá Trump a ciertos ataques o cómo se relacionará con el público.Clinton también ha adoptado un análisis de estilo forense de las intervenciones de Trump en los debates de las primarias republicanas para identificar sus fortalezas y debilidades, así como los temas que podrían provocar una reacción que disguste a los ciudadanos en general.Mientras tanto, Trump ha asistido a sesiones con su equipo de trabajo de una forma más espontanea, también ha recolectado información de su candidata pero sin mucha sistematización o estrategia comparada a la de Clinton.Le recomendamos leer: El espinoso camino de Hillary Clinton para vencer a TrumpLas formas de trabajo de estos dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos revelan conductas. Clinton es muy competitiva y busca derrotar a su opositor en un debate televisado, no a través de los argumentos, se tratará sobre todo de buscar la manera de provocar a Trump a cometer errores.Trump, en cambio, que confía mucho en sí mismo y quiere que los espectadores lo vean como un político que no pertenece al sistema y se atreve a decir lo que muchos callan. Su espontaneidad le muestra al público que es genuino y honesto. Le sugerimos leer: La nueva andanada de Trump contra Hillary Clinton