Esta semana se reunirán en Naciones Unidas más de 140 mandatarios de todo el mundo, incluido el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, para discutir, entre otros temas, políticas urgentes contra el cambio climático.
En entrevista con la AFP, Silveira, que presentó este domingo el Programa Nacional de Transición Energética de Brasil en la ONU, en una reunión para impulsar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), se preguntó si existe “verdadera disposición de los países ricos y desarrollados a pagar la deuda con los más penalizados a lo largo de la historia”.
En este sentido, el político brasileño exigió a las naciones desarrolladas que “se tomen en serio la transición energética y creen oportunidades” para los países en desarrollo. Silveira señaló que Brasil pretende participar en la transición energética mundial de “forma muy vigorosa”. Pero, sostuvo, debe ser “justa e inclusiva” y “totalmente alineada” con los ODS.
Prioridad a biocombustibles
El ministro destacó la importancia de los biocombustibles para su país. “Los biocombustibles son para Brasil como el petróleo para Arabia Saudita y los países de Oriente Medio. Es decir, son nuestra gran prioridad”, dijo en la entrevista realizada en la embajada del país suramericano ante la ONU.
Pero eso no significa que Brasil vaya a olvidarse del petróleo inmediatamente, como exigieron este domingo en Nueva York miles de personas en una marcha pacífica para pedir el fin del uso de los combustibles fósiles, altamente contaminantes y principales causantes del calentamiento global.
El gobierno de Lula anunció recientemente su plan de invertir 335.000 millones de reales (69.000 millones de dólares) en el sector del petróleo y del gas en los próximos años, generado críticas de ambientalistas, líderes indígenas y población que podría verse afectada.
Transición
No hay “contradicción” en que “Brasil, como todo el planeta”, siga siendo dependiente del petróleo y el gas, pese a que la energía limpia y renovable alcanza al 88 % de su matriz energética, aseguró el ministro Silveira.
El petróleo producido en Brasil genera “recursos que son utilizados para financiar la salud o la educación”, argumentó. Pero “los números apuntan a que tendremos un declive de nuestra producción de petróleo a partir de 2027″, añadió.
“Nadie sabe cuánto tiempo tardará la transición energética”, sostuvo. “La propia palabra ‘transición’ (...) habla por sí sola. No es un cambio, es transición”, apostilló tras el anuncio del gobierno de Lula de proseguir la exploración de crudo cerca de la desembocadura del río Amazonas.
“Queremos hacerlo de una manera ambientalmente correcta. Nunca se habló de no cumplir con todas las condiciones ambientales necesarias. (...) Pero no podemos renunciar a nuestra soberanía para conocer nuestro potencial” no solo en petróleo, sino también en minerales como el cobre o el litio, esenciales para la transición.
Equilibrio
“Necesitamos buscar un equilibrio entre desarrollo económico y desarrollo social para combatir la pobreza, la desigualdad, crear oportunidades y sostenibilidad”, dijo Silveira. “Tenemos que converger en políticas públicas adecuadas desde el punto de vista medioambiental, pero que no pierdan de vista nuestras necesidades inmediatas”, agregó.
Brasil ha dado un paso significativo hacia la protección de la Amazonía, el hogar de aproximadamente 25 millones de personas, con el lanzamiento de lo que se considera el programa más ambicioso de descarbonización de esta vasta región.
Este programa tiene como objetivo principal la migración de “180 sistemas aislados” de la red de energía del país, que hasta ahora dependían en gran medida de combustibles fósiles, hacia fuentes de energía más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. El ministro, en un gesto que refleja su compromiso con la preservación de este invaluable patrimonio natural, destacó la importancia de esta iniciativa.
En sus declaraciones, el funcionario reiteró con firmeza el compromiso de su gobierno de ser “inflexible” en la lucha contra la deforestación ilegal, especialmente en el contexto de la Amazonía, que desempeña un papel crucial como uno de los principales pulmones del planeta.
Este compromiso subraya la necesidad urgente de abordar las actividades de deforestación que amenazan la biodiversidad y el equilibrio climático global. La Amazonía, con su rica diversidad biológica y su influencia en la regulación del clima, es un recurso invaluable que merece la protección y conservación de la comunidad global.
Este programa de descarbonización y el compromiso declarado por el gobierno brasileño en la lucha contra la deforestación ilegal reflejan la importancia de la cooperación internacional y el esfuerzo conjunto para abordar los desafíos ambientales que enfrentamos en la actualidad. Estas acciones representan un paso significativo hacia la preservación de la Amazonía y, por extensión, hacia la protección del medio ambiente en todo el mundo.
*Con información de AFP.