Con más cautela que entusiasmo, familiares de los diez obreros atrapados desde hace una semana en una mina inundada en el norte de México aguardaron este miércoles la entrada de socorristas para devolverlos a la superficie.
“Todos los rescatistas están con el equipo para poder ingresar en cualquier momento el día de hoy”, dijo la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, durante la rueda de prensa diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Un soldado equipado con un tanque de oxígeno, pero vistiendo uniforme y casco de comando, descendió al interior de uno de los pozos montado en una suerte de canastilla metálica, según constató la AFP.
Minutos más tarde, el mismo soldado regresó con la ropa visiblemente mojada tras haber realizado, aparentemente, un incursión de exploración. Ninguna autoridad informó hasta el momento del propósito de dicho descenso.
En tanto, el Sistema de Protección Civil dijo que se realizaron sobrevuelos con dron para “mapear la ubicación de puntos de trabajo y obtener información georreferenciada” del área de rescate, en un mensaje de Twitter.
Más temprano, dicha dependencia reportó que los socorristas retiraron pilotes que “obstruyen el paso” en el pozo para que los militares explorasen las condiciones existentes. Agregó que la fuerza de tarea desplegada incluye 25 bombas, siete perforadoras y dos drones submarinos.
Cientos de soldados y otros rescatistas participan en la operación en el poblado de Agujita, en el estado Coahuila, una zona carbonífera en el norte del país.
Alrededor de la mina El Pinabete, familiares de los mineros escucharon los reportes de autoridades que desde muy temprano dijeron que el agua de los pozos había alcanzado un nivel “óptimo” para que empiecen a explorar y puedan entrar los buzos.
“Esperemos que ahora sí sea cierto. Todos los días dicen lo mismo”, expresó escéptico Juan Orlando Mireles, quien junto a dos hermanos espera el retorno con vida de José Luis, su padre.
Militares levantaron hace cinco días un cerco perimetral que mantiene apartados del área de rescate a periodistas, pero también a muchos parientes. Desde ese punto es difícil observar las diversas acciones que efectúan los rescatistas.
La mina donde ocurrió el siniestro el 3 de agosto tiene unos 60 metros de profundidad y está parcialmente llena de agua turbia y elementos sólidos que han impedido hasta ahora el ingreso de socorristas, según imágenes de los drones acuáticos difundidas por Protección Civil.
Mucha agua acumulada
El Gobierno mexicano dijo que los mineros atrapados abrieron un boquete en una mina contigua que estaba inundada, provocando que el agua se desbordara hacia el socavón donde maniobraban. Desde entonces, las autoridades han estado enfocadas en bajar el nivel del agua hasta 1,5 metros para hacer viable el acceso.
En una región de México castigada por una severa sequía, sorprende la cantidad de líquido que se viene extrayendo desde hace siete días.
Mireles, minero como su padre, explica que esto puede tener que ver con la proximidad del río Sabinas y la existencia de la vieja mina Las Conchas, abandonada hace más de 30 años, y donde se habría acumulado la enorme cantidad de agua que colmó estos precarios pozos carboníferos.
A diferencia de los “pocitos”, un método artesanal que abre un agujero desde la superficie hasta alcanzar el manto de carbón, minas industriales como Las Conchas poseen largos túneles subterráneos donde se habría acumulado el agua, explica Mireles.
Los obreros suelen bajar por estas cavidades que carecen de refuerzos en sus paredes, a diferencia de explotaciones industriales. Según el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, el yacimiento operado por una empresa privada no tenía los planos actualizados.
La Fiscalía General anunció que ha abierto una investigación sobre el accidente, frecuentes en este estado. En junio de 2021, siete obreros murieron tras el colapso de otra mina de carbón en Múzquiz, a unos 43 km de Agujitas.
El siniestro minero más grave en esta región ocurrió el 19 de febrero de 2006, cuando una explosión de gas en la mina Pasta de Conchos, controlada por el conglomerado Grupo México, provocó la muerte de 65 trabajadores. Solo dos cuerpos fueron rescatados.