Tras casi cuatro meses de las fraudulentas elecciones en Venezuela, en las que el régimen de Nicolás Maduro se robó la victoria de la oposición, no parece haber demasiados cambios en el país vecino. Si bien hay condenas internacionales y los movimientos políticos contrarios a la dictadura salen a la calle de vez en cuando, por lo regular cualquier extralimitación es repelida por las fuerzas armadas al servicio del régimen. Pero ahora parece abrirse una ventana de esperanza: Estados Unidos.
El papel de ese Gobierno comienza a ser determinante para lograr que Maduro suelte el poder. Esta semana, por primera vez, la Casa Blanca reconoció la victoria de Edmundo González. La declaración la hizo primero el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. “El pueblo venezolano se pronunció contundentemente el 28 de julio y nombró a Edmundo González como presidente electo. La democracia exige respeto a la voluntad de los electores”, dijo en X.
Otro mensaje oficial del reconocimiento del Tío Sam llegó el miércoles, para alegría de los venezolanos y del mundo democrático. “Maduro nunca presentó evidencia del ‘triunfo’ que reclama y le dimos tiempo para eso, así que es apropiado no solo decir que Edmundo González ganó la elección, sino que es el presidente electo de Venezuela”, aseguró el portavoz del secretario de Estado, Matthew Miller, en una rueda de prensa desde la Casa Blanca.
Con esta decisión, el Gobierno de Joe Biden dio un giro radical a la política que durante años buscó ofrecer un respiro al régimen venezolano. Se anticipa, además, que esta posición más dura con el vecino país se consolidará una vez llegue Marco Rubio a reemplazar a Blinken. El senador republicano ha sido hasta ahora un enemigo jurado de la dictadura
De igual manera, se cree que con Rubio el régimen de Maduro estará en un punto más crítico de lo que venía viviendo con la administración de Joe Biden. Para ese Gobierno, Rubio es un dolor de cabeza. “El tipo tiene 25 años atacando a Venezuela, 25 años. Y les voy a hacer una apuesta, que se las hago ya: ¿quién será el primer botado del Gobierno de Trump?”, dijo Diosdado Cabello en la televisión pública.
Además, el Gobierno de Trump, que tomará posesión en enero, tiene otra némesis de Maduro, Elon Musk, quien ha llamado “payaso” al mandatario venezolano y ha dicho que debería salir del poder. Así, se vuelve viable la posibilidad de que Washington ponga como una de sus prioridades el fin de la dictadura de Caracas.
“Los organismos de inteligencia de EE. UU. saben que en Venezuela operan bandas criminales, toda esta exportación vergonzosa que mancha el gentilicio, el llamado Tren de Aragua, las bandas de la frontera de Ecuador con Colombia o en Rosario en Argentina, o Formosa, o que están relacionadas con las bandas que controlan las cárceles de Brasil, y la mafia calabresa, y que tienen un epicentro en Venezuela. El Gobierno de Estados Unidos lo sabe”, le expresó Eduardo Ledezma, exalcalde de Caracas, a SEMANA.
“Rubio ha sido un campeón por la democracia. Se ha enfrentado al régimen de Cuba, de Nicaragua y, de alguna manera, al Partido Comunista chino. De entrada fue un gran mensaje. Hay amistad y agradecimiento con la gestión que ha tenido Marco Rubio desde el Senado por su postura firme con respecto a la dictadura de Venezuela”, le aseguró Juan Guaidó, expresidente interino de Venezuela, a SEMANA.
Maduro rodeado
El cerco contra Maduro aumenta. Como se recordará, el régimen de Miraflores se burló del Gobierno Biden y de su intento, en los acuerdos de Barbados, de tener unas elecciones transparentes. A cambio, el año pasado, la Casa Blanca relajó las sanciones económicas contra la dictadura. Maduro no solo no cumplió, sino que ha mostrado su cara más represora.
“Es fundamental retomar la presión internacional, revocar licencias otorgadas bajo acuerdos incumplidos y aplicar sanciones personales a quienes han liderado la persecución, tortura y saqueo del país. Además, debe fortalecerse el esfuerzo diplomático con gobiernos democráticos de la región, dejando de lado divisiones ideológicas”, le dijo a SEMANA el líder opositor Leopoldo López, exiliado en España.
Paralelamente, esta semana la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que prohíbe firmar contratos con personas o empresas que realicen tratos comerciales con el Gobierno venezolano, que no es reconocido por Washington desde 2015. El texto tiene como nombre ‘Prohibición de operaciones y arrendamientos con el régimen autoritario ilegítimo de Venezuela’ (Banning Operations and Leases with the Illegitimate Venezuelan Authoritarian Regime –BOLIVAR–), y ahora tendrá que ser aprobado por el Senado y el presidente de turno de la Casa Blanca.Pero la dictadura no demoró en mostrar su indignación. “De manera desvergonzada, le han colocado el acrónimo de Bolívar, en una ofensa contra el genio más grande de la historia americana, quien dedicó su vida a derrotar el imperialismo y el colonialismo, antivalores contenidos en este nuevo ataque criminal”, aseguró en un comunicado el Ministerio de Relaciones Internacionales del régimen. Señaló que dicha medida viola la carta de la ONU.
Si no es por las buenas…
En medio de la paranoia que vive la dictadura, han asegurado que lo que se busca es un golpe de Estado para sacarlos del poder. Acusan a Elon Musk, CEO de X y Tesla; a Eric Prince, exlíder de la milicia privada Blackwater, y a los líderes de la oposición de hacer operaciones de sabotaje o de preparar una invasión armada. Pero eso parece una posibilidad lejana. Si bien existe la iniciativa ‘Ya casi Venezuela’, que, se rumora, busca reunir fondos a fin de pagar a un ejército privado para derrocar a Maduro, llevan poco más del 10 por ciento de su meta de 10 millones de dólares en más de tres meses. Además, desde la misma oposición rechazan la idea.
Leopoldo López aseguró que cree en los procesos de sanciones personales de Estados Unidos hacia los líderes de la dictadura más que en una salida armada extranjera. “Debe haber un esfuerzo diplomático, como ya ha ocurrido en varios gobiernos democráticos de la región. Yo esperaría que esto no se corte con la tijera ideológica, sino que se pueda analizar y asumir con la perspectiva de la democracia”.
“La gran intervención la hizo el pueblo el 28 de julio y se hizo sin un disparo de fusil. Nosotros tenemos los votos, Maduro tiene las armas. Nosotros queremos la paz, Maduro quiere la guerra. Lo que esperamos es que la comunidad internacional use los recursos legales que existen en la ONU, la OEA y la Unión Europea para defender los derechos humanos del pueblo, que es víctima de una masacre”, agregó Ledezma.
En contraste, Juan Guaidó afirmó que la dictadura debe pagar las consecuencias de sus actos en Venezuela y que una intervención armada extranjera sería algo extemporáneo. No obstante, en su diálogo con este medio, manifestó que como país “no debemos quitar las herramientas de la mesa para intentar recuperar la democracia en Venezuela, ante un régimen que se burla de la democracia en el mundo”.