Una práctica odontológica terminó empañando la carrera profesional de dos mujeres en Argentina, señaladas de haber extraído 10 dientes a un pequeño de cinco años “sin necesidad”. Una cita de control terminó siendo todo un dolor de cabeza para el niño, sus papás y también para las dentistas.

El caso llegó a instancias judiciales que encontraron culpables a María Romina Pellice, de 37 años, y a María Gabriela Puigdengolas (cuatro años mayor) de haber procedido equivocadamente en su consultorio. Ambas quedaron inhabilitadas tres años para desempeñarse en ese ámbito y recibieron un año y medio de prisión suspendida.

Todo comenzó cuando en septiembre de 2017 las mujeres determinaron que el menor debía ser intervenido para sacarle una muela; sin embargo, cuando este salió del lugar, lo hizo sin 11 piezas dentales. Aparte de las molestias para comer, el bullying se convirtió en otro factor que llevó a interponer medidas legales, además de que había bajado de peso y no rendía en el colegio.

Choque de opiniones

Una indagación posterior encontró que solamente dos muelas debían ser extraídas, y que las demás podían tratarse sin llegar a la decisión que finalmente se tomó. Por ejemplo, seis dientes tenían caries (pero no al punto de que fuera imposible recuperarlos) y otros cuatro estaban sanos.

Según Diario de Cuyo, el fiscal Carlos Rodríguez había solicitado tres años de cárcel suspendida y que se les privara de trabajar en ese campo por cuatro años. Entre sus argumentos, se destacó que los padres presuntamente nunca fueron informados del procedimiento.

Fuentes judiciales citadas por ese medio argentino indicaron que dos abogados intentaron revertir el fallo al argumentar que los progenitores del niño sí habían dado su autorización. También afirmaron que estos compartían la consideración de las odontólogas sobre los motivos por los que esa cantidad de dientes debía extraerse.

Según un dictamen posterior, al niño solo debían extraerle dos piezas dentales. | Foto: Getty Images / Autor: David Sacks

“Prácticamente lo habían dejado sin dientes (...). Si bien hubo un consentimiento médico, nunca hubo un consentimiento de los padres”, dijo el defensor de la familia, de acuerdo con lo recopilado por Telesol Diario. El abogado agregó que de haberlo sabido hubieran evitado el procedimiento.

“Nosotros como familia vamos a tratar de sanar. Tratar de hacer entender a nuestro hijo para que sepa que hay una justicia, que se logró, que se pudo”, afirmó el papá del pequeño a ese periódico. Ahora, los padres del menor intentan pasar la página y acompañar a su hijo.

Salió del oftalmólogo sin visión

El dicho que reza que “el remedio salió peor que la enfermedad” aplica para otro insólito caso presentado en Marsella, Francia. Pese a que el hecho ocurrió en 2020, “vuelca” nuevamente la atención por ser una muestra (para algunos) de que no siempre los profesionales tienen la razón.

Hace dos años Adrien fue al oftalmólogo para que le revisara sus gafas. Todo se imaginó menos que al salir de la consulta no podría ver, pues el médico que lo atendió usó un láser que terminó por cegarlo. “En 10 minutos me quedé ciego”, dijo el hombre (de 43 años) en conversación con BFMTV.

El francés contó que una vez llegó a su cita, el doctor le dijo que pusiera su cara frente a un aparato. “No me dolió. Le pregunto qué es esta máquina, si es nueva. Me responde que no, que es el láser”, contó Adrien a ese medio, quien recordó estar desconcertado porque no entendía la relación entre sus lentes de descanso y la exposición a un láser.

La afectación llegó a tal nivel que tuvo dos intervenciones para intentar recuperar la visión; no obstante, a la fecha presenta cierta sensibilidad a la luz. Según el oftalmólogo, quien conversó también con BFMTV, todo se debió a una equivocación con el historial clínico y dijo lamentar “que las cosas hayan pasado así”.