En medio de la grave situación de violencia, inseguridad y crisis social y sanitaria que vive Haití, uno de los países más pobres del continente, este lunes 2 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU le dio luz verde a una propuesta radicada por el gobierno de Estados Unidos.
En esta se propone la intervención de una fuerza internacional, que llegaría para ayudar a garantizar el orden interno, así como el desarrollo de programas que ayuden a la población de esa isla en estos difíciles momentos de ‘anarquía’.
De acuerdo con lo que había trascendido previo a la presentación oficial de la propuesta para ser debatida, esta propendía por el envío de al menos 1.000 agentes policiales que llegarían a Haití para buscar menguar la acción armada.
En su mayoría, de acuerdo con la propuesta de Estados Unidos, esta fuerza estaría compuesta por agentes del orden provenientes de países como Kenia, a los que se sumarían uniformados de otros países de la región que también manifestaron su deseo de disponer de algunas unidades de sus fuerzas para sumarse a esta diana global.
Según advierten medios internacionales, una de las principales piedras en el zapato para la aprobación de esta propuesta se refería a la negativa que frente a ello tenía el gobierno de China, el cual se oponía a una intervención de fuerzas de la ONU.
No obstante, la propuesta de Estados Unidos logró presentarla como una operación con la venia del Consejo de Seguridad y una fuerza extranjera liderada por Kenia para evitar la vinculación directa de ‘una fuerza de la Organización’.
En ese mismo sentido, según se explicó previo al debate de la propuesta, esta intervención no será financiada por la ONU, sino por distintos estados. Estos, por voluntad, han decidido hacerle frente a la causa para ayudar a la población de Haití en medio de la ola de anarquía que se recrudeció desde el atentado contra el entonces presidente Jovenel Moisse, asesinado en julio de 2021.
Otra de las realidades previo a la presentación de la propuesta, que ahora cuenta con el visto bueno del Consejo de Seguridad, sus miembros permanentes y no permanentes, es que fue impulsada por gobiernos como Estados Unidos y Brasil. Estos le entregaron el protagonismo a Kenia en el liderato de la misión, entendiendo que esta no podría estar en manos de potencias globales ni regionales.
Sobre la aprobación de la misión internacional a Haití, también solicitada por los fallidos gobiernos locales, se destaca que esta alcanzó su luz verde gracias al voto positivo de 13 de los miembros del Consejo de Seguridad, mientras que los dos restantes se abstuvieron de participar de la votación.
Además del visto bueno a la misión, trascendió que se impuso un embargo de armas ligeras, una medida que de momento solo operaba sobre bandas de criminales.
Según destacan medios internacionales, en medio de la misión de lograr la luz verde, Brasil habría jugado un papel importante como mediador ante la representación de China que presentaba algunos ‘peros y preocupaciones’.
Lo visto este lunes podría ser parte de los resultados que, semanas atrás, se proyectaron en el encuentro Lula-Biden, espacio dado en el seno de la Asamblea General de la ONU, en el que el tema Haití formó parte de la agenda.
Una de las preocupaciones que se derivaba de lograr ‘conquistar’ el beneplácito de China es, precisamente, que ese país es uno de los que tiene derecho a veto en el seno del Consejo de Seguridad.
Sobre la aprobación de esta misión, Estados Unidos aclaró que, si bien no va a liderar, sí está dispuesto a apoyar y financiar la tarea extranjera.
Así, se calcula que Estados Unidos aportará cerca de 100 millones de dólares para la misión.
La actual crisis de Haití se ha visto marcada por la existencia de un gobierno interino que se ha negado a llamar a elecciones, pese a que no cuenta con el reconocimiento y legitimidad. Ese gobierno interino se ha soportado en la inexistencia de condiciones para la realización de los comicios.
La preocupación frente a Haití también se ha hecho muchas veces manifiesta por parte de altos funcionarios de la Organización de Estados Americanos (OEA), órgano multilateral que incluso abrió un grupo especial de seguimiento a la crisis.
En medio de la situación, los diferentes entes concuerdan en que el primer paso es lograr mejorar la seguridad para poder después avanzar en las condiciones sociales y reestablecer el orden democrático.
La anarquía en Haití está marcada por la presencia de bandas criminales que ya han superado en poder y capacidad incluso a los mismos entes institucionales oficiales. La inseguridad ya deja cerca de 2.400 personas asesinadas y 902 heridas, una crisis en la que los secuestros se han convertido en un factor de riesgo para los mismos funcionarios de las agencias internacionales.