Una vez Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos, tuvieron lugar dos empalmes: uno entre el presidente saliente y el electo y otro entre sus esposas. Barack recibió a Donald e, incómodos, ambos hombres se dieron la mano a regañadientes. La imagen quedó para la historia como símbolo de sus enormes diferencias. Por su parte, Michelle Obama recibió cordialmente a Melania Trump, la eslovena de nacimiento llamada a tomar su lugar como primera dama de Estados Unidos. Se sentaron y hablaron, y del episodio también quedó una imagen histórica, aunque modificada. Un ‘meme’ que circuló en internet y muestra la foto del encuentro: Michelle le dice “Hola, soy Michelle Obama” y Melania le responde “Hola, soy Michelle Obama”. El discurso de Melania Trump en la convención republicana, en el que tomó elementos textuales de un discurso de Michelle Obama en la convención demócrata en 2008, aún la persigue. Posiblemente lo haga por siempre. La tercera esposa de Donald Trump, su primera dama en potencia, tampoco se ha desmarcado de la tesis de algunos medios según la cual, en algún periodo de los años noventa, fue prostituta y trabajó ilegalmente en Estados Unidos, por más que ha interpuesto varias demandas a los tabloides que se atrevieron a asegurarlo. Sus fotos desnudas de mediados de los años noventa, producto de sus años de modelaje, tampoco ayudan.Consulte: El dilema de vestir a la primera dama de Estados Unidos ¿Reto imposible?Si Melania asume como primera dama y ejerce las funciones asociadas a esa posición, copiar a Michelle sería un hecho que millones de ciudadanos agradecerían, aunque la posibilidad de que esto ocurra es mínima. Así pues, la ex-modelo de 46 años, de impecable imagen, tiene la difícil misión de seguirle los pasos a una mujer de gran carisma, preparada académica y profesionalmente (con dos títulos y años de litigio) y con gran experiencia en el servicio público después de 8 años. Michelle goza de una popularidad elevadísima, y deja un legado sensato por su manera de hablarle al país con una oratoria ejemplar y por influir en temas tangibles como la alimentación escolar en un país obeso y enfermo. Articular políticas para lograr cambios en un rubro vasto como el de la alimentación no solo pisa muchos callos e intereses, también requiere de enormes esfuerzos.Puede leer: El país que vende a Melania Trump en sus folletos turísticos También fue hábil en echar mano de la cultura popular para impulsar sus causas. Asistió a programas de audiencia masiva, como el show diurno de Ellen Degeneres (en el que ambas mujeres compitieron a ver cuál hacía más flexiones), y participó del ‘viral’ Carpool Karaoke con James Corden. Cantó, bailó, y así se hizo una estrella política, pero humana y asequible, con el pulso de las necesidades y del entretenimiento de su pueblo. Por eso no sorprendió que su discurso de despedida arrancó aplausos y lágrimas a cientos de mujeres, en la sala y en las redes. ¿Esposa o hija?El diario The Telegraph hizo un recuento de lo que sucedería si Melania asume: sería la primera ‘tercera’ esposa en llegar a la Casa Blanca, y la primera cuyo idioma nativo no es el inglés, pero también sería la primera que habla cinco idiomas. Sería la primera en tener fotos desnudas publicadas, pero no sería la primera modelo (Betty Ford, Pat Nixon), ni la primera extranjera (Louisa Adams). En las pocas entrevistas que ha dado, Melania ha enfatizado en la importancia de luchar contra el matoneo virtual… un fenómeno dañino para grandes y chicos del cual su marido es un gran exponente. Los medios en Estados Unidos, en su mayoría anti-Trump, han hecho eco de un hecho puntual: la esposa de Trump aseguró que vivirá en Nueva York al menos los primeros seis meses de la presidencia de su marido, y se encargará de la educación de su hijo Barron. Por eso han planteado la posibilidad de que Ivanka Trump, hija mayor del magnate, asuma las funciones de primera dama. A muy pocos molesta esa posibilidad, pues una mujer como Melania que luce espectacular pero que prefiere no hablar en público y que poco inspira a su pueblo, quita más de lo que suma. Entre estos está Josh Zeitz, profesor de las universidades de Cambridge y Princeton. Zeitz plantea que “no sería la primera vez que alguien distinto a la esposa del presidente actúa como ‘primera dama’, un rol sin un cuadro formal de reglas o parámetros establecidos. En el siglo XIX dos presidentes viudos recurrieron a familiares para ejercer esas funciones: Thomas Jefferson acudió a su hija Martha, y Martin Van Buren a su nuera Angelica”. También añade que si bien Trump no es viudo, su caso hace pensar en el de Eleanor Roosevelt, quien se negó a ser primera dama en 1942 y su hija Anna tomó las riendas.Le sugerimos: El magnate que rompe tradiciones moralesIvanka es la figura públicamente más aceptada de la tropa Trump, aunque sigue siendo parte de una burbuja millonaria. Después de todo argumentó en campaña que su padre, a pesar de todo es ‘feminista’ pues mide el talento en hombres y mujeres por igual. Si quiere asumir como primera hija, deberá renunciar a su actividad empresarial (tiene intereses en varios negocios, el de su padre, el propio http://ivankatrump.com/) para evitar el evidente conflicto de interés. ¿Querrá? ¿Podrá? Todavía está por resolverse el misterio de la primera dama de Donald Trump.