El cambio climático deja sus fuertes consecuencias debido a los climas extremos que se presentan en distintos lugares del orbe, donde, mientras que algunas regiones están siendo objeto de temperaturas altas, en otras la alta tasa de pluviosidad prende las alarmas de las entidades de gestión del riesgo, debido al desbordamiento de fuentes hídricas y otras tragedias derivadas del aumento y lo torrencial de las lluvias.

Una de las ciudades que se ha visto afectada recientemente por las fuertes temperaturas es Los Ángeles, en California, Estados Unidos, donde además de las sequías que han obligado a las autoridades a imponer restricciones y estrictos racionamientos, limitando incluso el riego de los jardines, la aparición de incendios forestales también ponen en jaque a las autoridades del riesgo.

Según reportan las autoridades, este lunes se reportó el aumento de un incendio forestal a las afueras de referida ciudad, que ha dejado hasta el momento una importante área consumida por las llamas y que avanza sin control en una zona boscosa.

De acuerdo con medios internacionales, esta condición se registra después de un fin de semana, donde los registros de temperaturas llegaron a niveles récord, prendiendo las alarmas de los meteorólogos que admitieron que la sequía podría dar paso a lamentables situaciones de aparición y proliferación de llamas.

Según el reporte de las autoridades, el incendio ha dejado cerca de 400 hectáreas devastadas, en una conflagración que, según los primeros reportes, comenzó el pasado sábado.

Debido a la furia de las llamas, los cuerpos de emergencia han tenido que hacer presencia en el lugar para, además de ejercer labores para controlar la conflagración, también adoptar medidas orientadas a la evacuación de las personas que habitan en zonas aledañas y que por el comportamiento de las llamas son consideradas en riesgo.

Uno de los sectores afectados es la llamada comunidad de Wrightwood, donde, pese a la acción de los cuerpos de emergencia, apenas se ha logrado controlar el 5 % del total de la conflagración que afectó una zona con importante densidad de vegetación.

En cuanto a otros retos que han significado dificultades para el control de las llamas, se encontrarían las particularidades topográficas de la zona, marcada por terrenos muy empinados que dificultan la llegada de los bomberos. Por lo anterior, el cuerpo de bomberos, conformado por cerca de 200 uniformados, debió también recurrir a operaciones vía aérea para mitigar la expansión de las llamas.

Las acciones se desarrollan también contando con otro de los factores que podría avivar las llamas, referido a los fuertes vientos que enmarcan la región y que podrían ser un factor propagador, generando una situación aún más compleja.

Se estima que las temperaturas que originaron la conflagración se derivaron de situaciones meteorológicas que impulsaron picos de cerca de 45,5 grados centígrados en zonas como Palm Spring. Según las entidades meteorológicas, estas son las temperaturas más altas de las que se tenga registro.

Conscientes de esas situaciones, las autoridades han señalado que el presente año podría representar alto riesgo en materia de incendios, siendo estas temperaturas históricas.

Al igual que en California, importantes superficies también han sido consumidas por las llamas en el estado de Nuevo México, significando incluso que el presidente Joe Biden visitara la zona para sobrevolar y dar cuenta personal de la situación.

La otra cara de la moneda

Mientras que en Estados Unidos la sequía provoca fuertes incendios, en Centroamérica, más precisamente en Guatemala, el cambio climático ha derivado en el significativo aumento de las lluvias, dejando a la fecha cerca de 15 personas muertas, siete heridos y cerca de 500.000 damnificados por los embates del agua, según informaron en un reporte las autoridades de gestión del riesgo de ese país.

Según la entidad, estas tragedias provocadas por la ola invernal han afectado de manera especial a poblaciones indígenas.

Entre las víctimas mortales hay un caso especial, el de una mujer y seis de sus hijos.

Dentro de las tareas para la mitigación del riesgo, los entes de control han informado la evacuación de cerca de 2.000 personas, que tuvieron que ser trasladadas a lugares seguros, tarea que no fue posible con otras 60 personas que decidieron permanecer en el lugar.

Según medios internacionales, las lluvias también se han visto acompañadas de fuertes vientos que se presentan desde el inicio del mes de mayo.

Las afectaciones derivadas de las lluvias se traducen en deslizamientos de tierra, inundaciones, colapsos de viviendas y otros.

Sobre el reporte de afectaciones a estructuras, se estima que cerca de 930 construcciones han resultado averiadas, entre las que no se cuentan ocho escuelas.

En cuanto a la infraestructura vial de Guatemala, esta también ha resultado golpeada por los efectos de las lluvias, con 85 vías afectadas, siete puentes averiados, algunos de ellos totalmente destruidos.

En 2021, la ola invernal había dejado en Guatemala un total de 35 fallecidos, tres desaparecidos y cerca de 15 millones de damnificados, obligando a la evacuación de cerca de 12.000 personas, según el registro de las autoridades.

Se estima, según los rasgos observados en años anteriores, que la ola invernal en ese país centroamericano se extienda hasta el mes de noviembre.

*Con información de la AFP.