El regreso de Estados Unidos

El presidente Joe Biden fue el gran protagonista. En primer lugar, pidió perdón por la salida de su país del Acuerdo de París durante el Gobierno de Donald Trump y aseguró que están preparados para este reto global; instó a los países más ricos a generar medidas más estrictas y ambiciosas, y criticó la ausencia de los presidentes de Rusia y China.

“Esta década determinará las próximas generaciones”, dijo. Así mismo pidió apoyo para su plan de inversión medioambiental de 555.000 millones de dólares. A pesar de sus intervenciones, Biden fue criticado al quedarse dormido durante unos segundos mientras escuchaba un discurso, lo cual lo convirtió en víctima de las redes sociales.

La ausencia del dragón

A pesar de que China es considerado el mayor emisor de carbono en el mundo, con más de 10.000 millones de toneladas de CO2, su presidente, Xi Jinping, no hizo presencia en la cumbre. En principio, el Gobierno chino solo iba a enviar una declaración firmada por su máximo mandatario, pero ante la presión, asistieron sus emisarios.

Frente a las críticas de Biden, funcionarios chinos dijeron desde Pekín que “los actos hablan más que las palabras” y agregaron que el discurso del presidente estadounidense estaba lleno de promesas vacías. Aunque China se puso metas que parecen ambiciosas, no muestra una hoja de ruta, tal como pasó con el plan de aumento de combustibles renovables, la disminución de emisiones de carbono y de llegar a su límite de emisiones antes de 2030.

Compromiso para los árboles.

El mayor acuerdo alcanzado durante la cumbre fue el compromiso de más de un centenar de países para acabar con la deforestación en sus naciones al año 2030. Esa meta cuenta con una financiación de más de 19.000 millones de dólares en fondos privados y públicos.

Sin embargo, es la segunda vez que se firma un compromiso similar. Otro parecido se había hecho en 2014. Este nuevo acuerdo incluye reforestación y ayuda a comunidades afectadas por este flagelo ambiental; fue firmado, entre otros, por Canadá, Brasil, Rusia, Colombia, Bolivia, Chile, Estados Unidos y la República Democrática del Congo, países que tienen más del 85 por ciento de bosques del mundo. La diferencia en este nuevo compromiso es que sí es vinculante y de obligatorio cumplimiento.

La voz en contra

La activista sueca de 18 años Greta Thunberg fue la voz más crítica en contra de la COP26. Según ella, la cumbre no solo es excluyente con los activistas del clima, sino que fue puro ‘bla, bla, bla’ de dirigentes políticos que quieren limpiar su imagen.

Durante toda la conferencia fue vista manifestándose en Glasgow en contra de la realización de la misma y pidiendo compromisos mucho más certeros, como el cumplimiento de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, acabar con el incentivo de combustibles fósiles, financiar la transformación climática en países pobres y dar transparencia en las cifras de contaminación en el mundo. También fue vista durante una manifestación diciendo que “se pueden meter la crisis climática por el c...”. Luego se comprometió a ‘cero emisiones’ de malas palabras.

Acuerdo global

¿El fin del carbón?

Durante el día cinco de la conferencia se llegó a un acuerdo suscrito por 77 países que se comprometieron a eliminar totalmente la producción de carbón de manera gradual. La noticia fue anunciada por el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. Este plan intenta que para 2030 se elimine totalmente el uso de carbón en el mundo y que durante los próximos años la casi totalidad de naciones firmen este convenio.

Los primeros países que verían efectos en esta materia son Filipinas, India, Indonesia y Sudáfrica, responsables del 15 por ciento de emisiones anuales de combustibles contaminantes. Si bien el plan contempla que ya no se usen más las plantas eléctricas a base de carbón, es poco realista que se aplique en países como China o Turquía, próximos a abrir plantas de este tipo.