A comienzos de marzo, Corea del Sur alertó que 91 pacientes que se habían recuperado de coronavirus habían dado positivo en pruebas posteriores alertando que quienes sufren de la enfermedad no quedarían inmunes. Tras estudios más exhaustivos, científicos de ese país explicaron la situación manifestando que se trataría de “falsos positivos” y que quienes siguen dando positivos ya no están infectados con la enfermedad. En el comunicado de la Universidad de Seúl titulado “Los expertos dicen que las pruebas en pacientes recuperados encontraron falsos positivos, no reinfecciones” se muestran los hallazgos del estudio con 260 personas que volvieron a dar positivo por covid-19.

La investigación, liderada por el Comité Clínico Central para el control del coronavirus de Corea del Sur, mostró que los recuperados de la enfermedad podrían tener fragmentos del virus en su organismo durante un periodo de hasta dos meses, pero que estos residuos están muertos y ya no atacan las células humanas. Oh Myoung-don, líder del Comité Clínico Central para el Control de Enfermedades Emergentes, dijo que los miembros del comité encontraron que hay pocas razones para creer que estos casos podrían ser reinfecciones o reactivaciones de covid-19, lo que habría hecho que los esfuerzos globales para contener el virus fueran mucho más desalentadores. "Las pruebas detectaron el ácido ribonucleico del virus muerto", dijo Oh, un médico del hospital de la Universidad Nacional de Seúl, en una conferencia de prensa en el Centro Médico Nacional. El especialista explicó que en las pruebas de PCR (pruebas de reacción en cadena de la polimerasa) utilizadas para el diagnóstico de covid-19, los materiales genéticos del virus se amplifican durante las pruebas, ya sea de un virus vivo o solo de fragmentos de células virales muertas que pueden tomar meses para despejar de pacientes recuperados. La clave del asunto es que las pruebas de PCR no pueden distinguir si el virus está vivo o muerto —agregó Oh— y esto puede conducir a falsos positivos. "Las pruebas de PCR que amplifican la genética del virus se utilizan en Corea para probar covid-19 y los casos de recaída se deben a los límites técnicos de las pruebas de PCR", explicó. Al menos 263 personas en Corea habían dado positivo para la enfermedad después de ser declaradas libres de virus, reveló el Centro Médico Nacional.

"La célula epitelial respiratoria tiene una vida media de hasta tres meses y el virus de ARN en la célula se puede detectar con pruebas de PCR uno o dos meses después de la eliminación de la célula", agregó Oh. Los hallazgos de la investigación confirmaron un estudio anterior de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea de que los pacientes recurrentes parecen tener poco o ningún contagio. El KCDC citó los resultados de las pruebas de cultivo de virus que no lograron encontrar virus vivos en pacientes recuperados. Esto explicaría casos como los de la actriz Danna García o el futbolista Paulo Dybala, que siguen dando resultados positivos en las pruebas pese a que ya habrían superado la enfermedad. El resurgimiento del virus había generado dudas entre la comunidad científica en este país, teniendo en cuenta que Corea ha aplanado la curva al reportar alrededor de solo 10 nuevas infecciones diariamente durante los últimos 11 días. Además, el Comité descartó la reactivación de covid-19 como motivo de recaídas y dijo que había poca o ninguna posibilidad de que ocurrieran reinfecciones debido a los anticuerpos que desarrollan los pacientes. “El proceso en el que covid-19 produce un nuevo virus se lleva a cabo solo en las células huésped y no se infiltra en el núcleo. Esto significa que no causa infección crónica o recurrencia”, dijo Oh. Lo OMS había alertado que no se ha establecido si los pacientes recuperados se vuelven inmunes. Sin embargo, le studio de Corea del Sur sería una noticia alentadora en este sentido.

En caso de que no se generen anticuerpos, la única solución sería una vacuna, pero con esto se abre la posibilidad de la inmunidad de rebaño, que es el fenómeno que se produce cuando durante una epidemia la mayoría de la población está inmunizada ante el virus, porque ya ha pasado la enfermedad —y por tanto ha desarrollado anticuerpos— o porque ha sido vacunada. Esa inmunidad protege de manera indirecta a las personas sanas aún no vacunadas.