En un completo caos se han convertido los hospitales y cementerios de Italia, ante la emergencia por el coronavirus que ya deja en ese país alrededor de 3.000 muertos, el segundo balance mortal por detrás de China. Además, se han identificado, por el momento, más de 35.000 casos, la gran mayoría en el norte del país.
La población es consciente de la magnitud del desastre. Según una encuesta publicada el jueves, casi todos los italianos (94%) apoyan las estrictas medidas de confinamiento adoptadas por el gobierno. No obstante, hay una imagen de Italia que llama la atención del mundo. Se trata de una fila de camiones del ejército italiano que llevan en su interior féretros por el centro de Bérgamo, en la Lombardía. Cuerpos de víctimas de coronavirus que eran trasladados a otros municipios para ser incinerados, pues el cementerio de esa ciudad ya no cuenta con más espacio.
Medio italianos afirman que los 30 camiones del Ejército de ese país transportaban en su interior sesenta cuerpos hacia otras regiones que se ofrecieron para incinerarlos, y así también evitar un problema de salud pública. Por lo tanto, la mitad de los féretros fueron llevados a la ciudad de Módena, mientras los demás cuerpos eran trasladados a los municipios de Acqui Terme, Brescia, Cervignando del Friuli, Parma, Piacenza, Rimini, entre otros. “El territorio bergamasco está dramáticamente golpeado con más de 4.300 personas contagiadas. Todo el personal del hospital papa Juan XXIII está trabajando sin parar. La situación es dramática y en los próximos días sólo podrá empeorar”, dijo uno de los médicos del hospital local.
A lo anterior se suma el dolor de sus familiares, a quienes, por medidas sanitarias, se les ha prohibido hasta abrazarse y llevar a cabo ceremonias de todo tipo, por lo que en estos momentos las funerarias trasladan, directamente, los cadáveres desde las viviendas de los fallecidos o los hospitales, hasta el crematorio o el cementerio. Además, entre otras disposiciones, los muertos que fueron infectados por el coronavirus, no pueden ser vestidos, y no se les puede tocar sus pertenencias, por temor a más contagios.