Como para muchos otros paraguayos, el nuevo coronavirus causante de la enfermedad covid-19 era todavía algo lejano para el doctor Hugo Díez Pérez hace solo unas semanas. Pero el doctor se contagió en el centro médico de la capital, Asunción, donde hacía consulta. Iba a ser un día más en el trabajo y acabó convirtiéndose en uno de los últimos de su vida.
A la consulta había acudido un ciudadano argentino portador del virus. Otro médico del centro también se contagió, pero ya se ha recuperado. El nuevo coronavirus, que ha desencadenado una pandemia y una emergencia sanitaria global sin precedentes, ya mata en América Latina.Hasta el 25 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tenía confirmados más de 5.800 casos en América Latina y el Caribe, con un total de 74 muertos.
Muchas calles de la capital paraguaya, Asunción, se han quedado desiertas tras decretarse la cuarentena. En Paraguay el Gobierno había confirmado hasta esa fecha 37 infectados y tres fallecidos por la enfermedad. Cómo se reaccionó El doctor Díez, neurocirujano de 69 años, comenzó a sentirse mal dos días después de resultar infectado. Tenía tos seca y fiebre, y se encontraba cada vez más cansado.
El 8 de marzo empezó a sentir cada vez más dificultad para respirar y acudió a su clínica, donde quedó hospitalizado, intubado en la unidad de Terapia Intensiva. Su hija mayor, Guadalupe, psiquiatra de 35 años, recuerda que a los médicos que lo trataron ni siquiera se les ocurrió que pudiera tratarse de un contagio del virus. "Entonces no había ninguna alerta en Paraguay porque apenas había casos confirmados y no sospecharon que pudiera tratarse del coronavirus".
La familia del médico Hugo Díez Pérez no pudo despedirse de él como hubieran querido. Solo días después de hacerse públicos los primeros casos en su país, los médicos decidieron hacerle la prueba y descubrieron que el doctor Díez había sido contagiado. Para su familia comenzó entonces un calvario. Guadalupe le dijo a BBC Mundo: "Tuvimos que aislarnos y fue muy duro. Como no podía ir al hospital, estaba en comunicación telefónica con los médicos que lo atendían y al encierro se sumaba la ansiedad de estar pendiente de las noticias sobre él".
Casi al mismo tiempo, millones de paraguayos se aislaron también. El 10 de marzo, tras confirmarse los primeros casos de infección en el país, el presidente, Mario Abdo Benítez, decretó una cuarentena nacional para frenar la expansión de la pandemia.
Paraguay está en cuarentena desde el pasado 10 de marzo. Guadalupe explicó que ni a la esposa ni a los tres hijos que dejó el doctor Díez les hicieron las pruebas para comprobar si se habían contagiado. Pese a que investigaciones recientes han indicado que personas asintomáticas también pueden transmitir la enfermedad, las autoridades paraguayas solo realizan el test a pacientes con síntomas y ninguno en su familia los mostró. Al hijo de 9 años de Guadalupe, nieto del médico fallecido, sí le hicieron las pruebas después de que empezara a toser y tener fiebre. Dio negativo por el coronavirus, pero resultó que había enfermado de dengue, una enfermedad vírica transmitida por mosquitos que se ha extendido en los últimos años en América Latina. En estas circunstancias llegó la peor de las noticias. Trece días después de ser hospitalizado, el doctor Díez murió. El suyo fue el primer caso confirmado de muerte por el coronavirus en Paraguay.
Sufría de hipertensión y años atrás se había sometido a un cateterismo en el corazón. Solo hacía unas semanas que había pasado por el quirófano por un problema en la columna vertebral. "Nunca imaginamos que esto nos pudiera ocurrir a nosotros", explica Guadalupe. "Veíamos eso del coronavirus como una cosa lejana; todavía estamos tratando de asimilar lo ocurrido".
Quién era el doctor Díez "Mi padre era un hombre muy activo, que quería seguir trabajando. Pese a su edad, insistía en seguir operando", recuerda su hija. Muchos en Asunción lo apreciaban, sobre todo entre la hinchada del Club Cerro Porteño, uno de los equipos de fútbol más importantes de la ciudad, del que el doctor era seguidor incondicional.Asistía a todos los partidos y viajaba con frecuencia a animar al "ciclón", como se conoce al equipo, cuando jugaba de visitante.
Era tanta su pasión por él, que años atrás llegó a proponerse como candidato a presidente del club, que le dedicó un homenaje en su cuenta de Twitter tras conocer la noticia de su muerte. Algunos aficionados han pedido en las redes que se le dé su nombre a uno de los palcos de su estadio y otros incluso describieron al médico fallecido como "un héroe de la patria".
Como les ha pasado a muchos otros muertos en la pandemia, su familia tuvo que darle un adiós apresurado para evitar posibles contagios. "No pudimos velar el cadáver y al entierro solo pudimos asistir unas pocas personas", dice Guadalupe. Tampoco pudieron despedirse como les hubiera gustado sus compañeros en el ejército paraguayo, donde llegó a ser coronel médico.Muchos en las fuerzas armadas recuerdan con gratitud su papel en la creación del servicio de Neurocirugía del Hospital Militar de Asunción. Hombre amante de las reuniones familiares, los suyos intentan ahora asimilar su pérdida en medio de la conmoción mundial por la pandemia.
Su hija recuerda que "él siempre quería ayudar". Ya no podrá hacerlo en la lucha contra el coronavirus, pero su familia confía al menos en que su recuerdo sirva para concienciar a la gente de la necesidad de seguir las indicaciones de las autoridades y contribuir a frenar la propagación del virus. "En Paraguay, la gente se está tomando en serio la cuarentena", asegura Guadalupe. Como recuerdan en la cuenta de Twitter de su amado Club Cerro Porteño, en este partido hará falta el esfuerzo de todos.