Vladímir Putin decretó que abril será un mes de descanso para frenar el avance de la pandemia de coronavirus, aunque se mantendrán los salarios. "La amenaza persiste. Los virólogos estiman que el pico de la epidemia no se alcanzó en el mundo ni en nuestro país", dijo el presidente ruso en su segunda intervención televisiva sobre esta cuestión en poco más de una semana.
"He tomado la decisión de extender el periodo de días no laborables hasta el 30 de abril", añadió. Putin ordenó que se mantengan los salarios y dio las gracias a las profesiones médicas, asegurando que este medida ya ha permitido "ganar tiempo" frente a la epidemia. Además de las tiendas de alimentos, las farmacias, los establecimientos médicos y otros comercios de productos de primera necesidad, que pueden permanecer abiertos, cada región podrá determinar qué empresas y organizaciones pueden funcionar.
Cada ente regional podrá determinar las medidas de confinamiento porque en algunas regiones todavía no se registraron casos. Putin pidió de nuevo a los rusos que sean "responsables" y que sigan "las directivas de las autoridades". Por su parte, Moscú decidió prorrogar las medidas de confinamiento hasta el 1 de mayo. "Debemos tener paciencia y valentía. Vamos a vivir momentos difíciles", dijo en su blog el alcalde de la capital, Serguéi Sobianin.
Moscú, el principal foco ruso del virus con 2.475 casos, decidió confinar a su población y desde el lunes la mayoría de regiones rusas hicieron lo mismo, bajo pena de sanciones. Putin reveló que en la capital, a pesar de las medidas, las autoridades no "lograron darle vuelta a la situación". Comparada con Europa Occidental o Estados Unidos, Rusia está menos afectada por la pandemia, con 3.548 casos, con 30 muertos registrados oficialmente. Pero la enfermedad avanza rápidamente: el 25 de marzo, antes del primer discurso de Putin sobre el tema, había 495 enfermos y ningún fallecido.
El jefe de Estado ruso no hizo este jueves ningún anuncio en concreto sobre la economía, afectada por la crisis mundial provocada por el coronavirus, en particular por la caída del precio del petróleo y, en consecuencia, del rublo. Putin insistió, sin embargo, que su prioridad es "salvaguardar los empleos y los ingresos" de los rusos. La semana pasada detalló una serie de medidas socioeconómicas para ayudar a las empresas y a los particulares que tienen dificultades.
Desde hace algunos días, la mayoría de los rusos están obligados a quedarse en casa, pero algunos pueden salir a trabajar. También se puede salir para ir a comprar en su barrio. En Moscú, el número de pasajeros en el metro cayó un 84 % y el tráfico de coches un 64 % en relación con el mismo periodo de 2019, según datos del Centro de Crisis de Moscú. El Kremlin había anunciado el miércoles que Putin trabaja ahora desde su residencia en las afueras de Moscú.