Aumentos récord de casos, alza de hospitalizaciones y cada vez más jóvenes enfermos: el sur de Estados Unidos, de Florida a California, se ha convertido en el epicentro del coronavirus en el país y sus autoridades locales amenazan con imponer nuevas restricciones. Como señal del cambio de situación del país, los dos primeros focos de la pandemia en Estados Unidos, Nueva York y Nueva Jersey, así como el vecino estado de Connecticut, decretaron el miércoles cuarentena obigatoria para quienes viajen desde los estados que están registrando estos aumentos. Con más de 330 millones de habitantes, Estados Unidos registra el peor balance del mundo en números absolutos: más de 121.000 muertos y cerca de 2,3 millones de personas infectadas. Cerca de la mitad de los 50 estados registraron un alza de contagios en las últimas dos semanas.
Algunos, como Texas y Florida, publican informes diarios sobre el número de casos confirmados. Esto empuja a sus gobernadores republicanos, aliados del presidente Donald Trump, a decretar o alentar nuevas medidas de seguridad para mitigar la propagación de la covid-19. Texas, que comenzó a desconfinarse a principios de mayo, registró el martes 5.489 nuevas infecciones, sobre un total de más de 120.000 casos. Este récord llevó a su gobernador, Greg Abbott, a pedir a sus residentes que se queden en casa. El número de hospitalizaciones se duplicó en el curso del último mes y los centros médicos temen desbordarse. Esta tasa de propagación es "inaceptable", dijo Abbott esta semana, instando a los tejanos a usar tapabocas y respetar el distanciamiento social. Advirtió que podría instituir medidas adicionales, aunque garantizó que no pensaba volver a cerrar los negocios por ahora.
Kim Cherryhomes, dueña de una tienda de ropa en la ciudad costera de Galveston, en el este de Texas, lamenta que el gobernador nunca haya ordenado el uso de tapabocas. "Entiendo que ellos (los políticos) se preocupan por la economía. Pero hay vidas que están en juego", dice a la AFP, añadiendo que decidió "hacer su parte" imponiendo a sus clientes que lleven tapabocas. La epidemióloga Rebecca Fischer cree que el pico de infecciones en Texas aún está lejos. Las medidas para limitar la propagación del virus deberían mantenerse el mayor tiempo posible hasta que "el brote o la epidemia estén casi extintos". "Explosión" de casos en jóvenes En Florida, las imágenes de los bañistas que regresaban a las vastas playas de Miami, cerradas durante casi tres meses por la pandemia, dieron la vuelta al mundo cuando reabrieron el 10 de junio con la esperanza de un retorno a la "normalidad". Pero el miércoles, este turístico estado del sureste también registró un récord de nuevos infectados (5.508) y el lunes superó la barrera de los 100.000 casos positivos. Desde el martes, el uso de tapabocas es obligatorio en una decena de ciudades que conforman el populoso condado de Miami. Desde la semana pasada su uso había comenzado a ser obligatorio en otras ciudades y jurisdicciones, como Orlando, Tampa y los célebres Cayos de la Florida, en el extremo sur, donde los infractores son multados hasta con 500 dólares.
El gobernador, Ron DeSantis, lamentó la "verdadera explosión de nuevos casos entre la juventud" y advirtió que los bares y restaurantes que no siguen las reglas de distanciamiento social corren el riesgo de perder sus licencias de venta de alcohol. La situación incluso empujó a este fiel partidario de Donald Trump a tomar una posición opuesta a la del presidente estadounidense, cuando declaró por primera vez el sábado que el aumento de la cantidad de exámenes de coronavirus no podía explicar por sí solo el pico de infecciones. Otros estados del sur como Arizona, las Carolinas, Oklahoma y Arkansas, así como la gran California, también están registrando aumentos en sus nuevos contagiados. Arizona alzanzó un nuevo récord el martes con 3.591 nuevos casos para un total de 60.000. Para el inmunólogo en jefe de la Casa Blanca, el respetado Anthony Fauci, "las próximas dos semanas serán críticas" para combatir estos "preocupantes" brotes.