Desde hace varios días, cada jornada las autoridades italianas cuentan por cientos las nuevas víctimas fatales provocadas por el covid-19. Mientras en ese país del sur de Europa se sufre la peor cara de la enfermedad que surgió en China, América Latina empieza a enfrentarse con las primeras consecuencias de la pandemia. ¿Se repetirá el fenómeno italiano? ¿Cómo se enfrenta el aparentemente imparable avance del virus? Conversamos con dos mexicanos, un cubano, un chileno y un peruano que están en el epicentro de la tragedia, y serán ellos, en primera persona, quienes nos cuenten cómo se vive el drama del coronavirus desde adentro.
Kenneth Bunker, chileno, vive en Milán y es cientista político "Yo estoy en cuarentena desde el 23 de febrero. He salido como cinco veces en cuatro semanas. Desde que es obligatoria, puedes ir al supermercado o a la farmacia, hay poco más abierto. Si vas al supermercado, verás poca gente adentro y una larga fila de personas con máscaras afuera, esperando. Es como una postal apocalíptica. Acá claramente el gobierno está en guerra con el virus. Eso se siente. Digo, es evidente que estamos en una situación anormal. De otra forma no se explicaría eso del "andrà tutto bene” que cuelgan los niños de las ventanas de las casas, o aplaudir a cierta hora. Hace poco llegó al edificio donde yo vivo una ambulancia y subieron los ‘hombres espaciales‘, que son personas tapadas con lentes, trajes, guantes, máscaras… se llevaron a una señora que vive acá. Lo que quiero decir es que la amenaza se palpa, es real. Acá ya están teniendo problemas para enterrar los cuerpos, son muchos y hay pocos trabajadores para hacerlo. Además, los hospitales están abrumados, no saben qué hacer con tantos enfermos. Yo creo que lo importante es que los gobiernos sean firmes, porque si una ciudad se cierra solo parcialmente, el virus sigue circulando. Hay que tratar de seguir viviendo normalmente, pero entender que no es un chiste, es muy serio”.
Bernardo López, mexicano, 30 años, vive en Turín y es project manager en una empresa de maquinarias "Desde que empezó esto mi rutina ha cambiado. Antes trabajaba y el fin de semana salía con mis amigos o hacía deporte. Pero ahora voy a trabajar solo dos días a la semana y los otros ya no salgo. Desde el 8 de marzo he salido solo tres veces de mi apartamento a hacer algo que no sea trabajar, y ha sido a comprar al supermercado. Hace unos días hicimos aperitivo con los vecinos: todos desde nuestros balcones con nuestra comida y bebidas. Cuando vuelvo del trabajo, los vecinos están en sus ventanas y nos saludamos y sonreímos. La gente pone música en sus terrazas… eso antes no pasaba. En la ciudad hay muy poco movimiento, pero sigue habiendo irresponsables. Por eso mismo cerraron los parques y las ciclovías, y está prohibido usar las bancas públicas. La situación en los hospitales de provincias como Bérgamo es casi de guerra. No lo digo yo, lo dicen los mismos médicos y enfermeros. Lamentablemente no veo ninguna acción que me haga pensar que en México no va a pasar lo mismo. Por eso les pido a todos que se cuiden, y que si tienen familiares mayores o enfermos, que los obliguen a quedarse en casa”. Rodrigo González Cárdenas, mexicano, vive en Módena y es maestro "Subí a Twitter un video que hice para mis amigos y familiares. Pensé que sería bueno informar a más gente sobre el impacto de la crisis, y quizás ayudar a salvar más vidas. Yo vivo hace un lustro en Italia y he descubierto que mexicanos e italianos somos parecidos. Por eso no me fue difícil concluir que lo que pasa en Italia sucederá igual o peor en México. Cuando empezó la cuarentena fue todo un poco caótico, especialmente en los supermercados. Después de cada decreto anunciando nuevas restricciones la gente salía a hacer compras de pánico. En la calle hay puntos de control, donde la policía te pregunta por qué saliste de tu casa. Si vas a trabajar debes mostrar un papel que se llama ‘autocertificado‘. Si la policía descubre que es falso, puedes recibir una multa. Hay estrés y miedo por el virus, pero también por el desastre económico. Mucha gente ha perdido el trabajo por la cuarentena o por las restricciones, como en bares y restaurantes. Yo, por suerte, sigo trabajando. Soy maestro de una escuela que hace cursos para entrenar a las Fuerzas Armadas y policiales, y les estoy dando soporte a mis alumnos por videollamadas. Yo les pido a todos que se informen, porque esto será igual o peor que la Gripe Española de comienzos del siglo XX. Sin dudas será una catástrofe de magnitudes sin precedentes, a nivel sanitario, económico y social”.
Israel Carbajal, peruano, 35 años, está en Milán y es periodista "La gente acá está bastante asustada, no sale de sus casas. Bueno, ahora no sale, porque cuando el gobierno pidió que se hiciera cuarentena voluntaria, nadie hizo caso y ahora se pagan las consecuencias. Salvo supermercados y farmacias, está todo cerrado. No hay eventos, no hay reuniones, no hay absolutamente nada. Las calles están desoladas. Yo creo que hay que hacer caso a las decisiones del gobierno, porque vela por la salud de los ciudadanos, y recomendaría a todos que no se confíen. Repito, no se confíen. Esto no es una simple gripa. No hay vacuna para este covid-19. Métanse en sus casas y no salgan si hay estado de emergencia. Lávense las manos, usen mascarillas, tomen las medidas de prevención siempre. Con los sistemas de salud que hay en Latinoamérica, yo creo que una crisis como la que se vive en Italia sería mucho más complicada”.
Luis Pérez Sánchez, cubano, 40 años, vive en Bologna y es programador "Acá todo empezó de a poco. Pasamos de pensar que era solo una influenza a ver desfilar los camiones militares llenos de muertos. Las noticias muestran lo que está pasando, aunque no se cuenta el caos en los hospitales, los turnos infinitos de los enfermeros y médicos ni la falta de recursos. Puedes salir de casa solo por tres razones: para trabajar, comprar comida o ir al médico. Yo corro medias y largas distancias y estas medidas me han cortado las alas, pero entiendo que el problema es muy grave. Para correr habrá tiempo después. Cuando cerraron las escuelas, el 24 de febrero, enviamos a nuestros dos hijos a Cuneo (Piemonte), al campo, donde viven los abuelos maternos. Después, temiendo que no nos dejaran movernos, decidimos escapar a Cuneo nosotros también. Acá trabajamos a distancia y en las tardes hacemos un poco de actividad física. Te diré una cosa: el servicio sanitario de Italia es uno de los mejores del mundo, y mira cómo este virus lo ha puesto a prueba. Por eso, lo mejor es respetar las normas de los organismos sanitarios. No estamos hablando de nuestra comodidad, sino del bienestar de todos. La verdad es que el pueblo italiano es bien ‘guarachero‘, así que ha tenido que sacar la disciplina de lo más interno, pero lo está logrando. Lo estamos logrando”.