El Salvador es uno de los países más violentos. Su tasa de homicidios (62 por cada cien mil habitantes) es la más alta del mundo. Y esa violencia tiene actores principales: las pandillas que mandan sobre el narcotráfico, la extorsión y el crimen. En muchos barrios son la ley. Y sus normas se están acomodando a los tiempos de la pandemia, según una investigación publicada este martes por el periódico digital El Faro, uno de los medios más importantes de ese país centroamericano.Las tres grandes pandillas de El Salvador decretaron un toque de queda en los barrios que controlan, para evitar la propagación del coronavirus. El castigo para el que incumpla va desde una golpiza hasta la muerte. Así lo estableció El Faro, tras acceder a audios y hablar con líderes de la Mara Salvatrucha-13 y de Sureños y Revolucionarios, las dos facciones de la organización Barrio 18.
Sus medidas son similares a las tomadas por el gobierno. Un líder de la Mara explicó que desde este lunes prohibieron permanecer en espacios públicos en sus zonas de dominio. Pusieron horarios para que las tiendas puedan vender productos, y solo permiten que una persona por familia salga a hacer las compras.El Faro habló con un jefe de esa organización, quien explicó que sus amenazas ya están en marcha. “Es una decisión de Barrio, o sea de toda la pandilla, es general. Todos los corredores y palabreros (líderes locales) ya lo saben. En algunos lugares ya se están aplicando las medidas, a algunos cuerudos (insensibles) ya se les tuvo que pegar un coscorrón".Las tres estructuras, que son enemigas por el control del delito, incluso se coordinaron para tomar las medidas. “Hemos coordinado. Los revolucionarios fueron los primeros que accionaron. Ellos lo hicieron con la amenaza no indicada, porque dijeron que van a comenzar a matar gente. Nosotros lo que vamos a hacer es darles verga, pero nadie quiere regresar verguiado a su casa”, le dijo el líder de la Mara a El Faro.
El medio salvadoreño también dio a conocer el contenido de un audio atribuido a los Sureños. En este, un hombre dice: “Vaya, guachen, vengo hablando en representación del Sur, y nosotros lo que queremos es que estas palabras que se van a decir no queden botadas ni en el aire. No nos gusta hablar mucho, si cuando hablamos como pandilla la gente tiene que captar y respetar las órdenes de nosotros. Es fácil lo que se les va a imponer: el llamado que se nos está haciendo es que nosotros le hagamos ver a toda la gente de nuestras canchas de que no queremos a nadie en las calles mientras no sea por una necesidad".A los miembros de las pandillas les preocupa su misma seguridad. Uno de ellos asegura que, en caso de enfermar, el personal médico preferirá ponerle un respirador a otra persona, antes que a un pandillero. También están preocupadas por la salud de los miembros de las organizaciones que están en las cárceles, donde una pandemia estallaría como pólvora.Las organizaciones también han dejado de cobrar sus usuales extorsiones a cierta parte de los comerciantes informales, que ya no están en capacidad de pagar. También lo hacen para evitar el contacto con los extorsionados, y el posible contagio de sus miembros, según le dijo un pandillero a El Faro. En algunas zonas no han podido cobrarlas porque el gobierno las militarizó como parte de las medidas pera frenar la pandemia.