Ataviados con los colores de la bandera de Brasil, los manifestantes desfilaron por la Explanada de los Ministerios, en el corazón de la capital, portando símbolos patrios, cruces e imágenes del presidente, que aparenta estar en buen estado de salud, reposando en la residencia oficial.

Sus consignas fueron dirigidas principalmente a los gobernadores de los diferentes estados brasileños que apelaron al aislamiento social para frenar la propagación del virus, medidas que desde el inicio de la pandemia fueron criticadas por Bolsonaro. "Hago cualquier cosa para apoyar a Bolsonaro porque estoy cansada de ver cómo lo boicotean con mentiras", dijo a la AFP Sonia Delfine, profesora de derecho, que dice haber viajado más de 400 kilómetros en motocicleta desde Uberlandia, en Minas Gerais, para participar del acto, que reunió personas de diferentes estados. Los manifestantes se aglomeraron en varios puntos de la amplia avenida. Si bien la mayoría portaba mascarillas de protección, muchos las llevaban en el cuello o iban con la cara descubierta.

Uno de ellos era el ingeniero Angelo Luis, quien manifestó: "Nuestro Brasil es un país cristiano y nosotros apoyamos a Bolsonaro, porque después de muchos años tenemos un presidente que sí está alineado con nuestras creencias". Bolsonaro anunció el 7 de julio que contrajo el nuevo coronavirus y, desde entonces, cumple una agenda remota desde el Palacio de la Alborada, la residencia oficial en Brasilia. El sábado por la noche volvió a desafiar los protocolos al acudir al encuentro de simpatizantes en los alrededores del palacio. Usando máscara y separado de los manifestantes por un estanque de agua —a una distancia aproximada de dos metros—, Bolsonaro conversó con sus seguidores, de quienes escuchó elogios y canciones de apoyo. El mandatario de ultraderecha, un excapitán del Ejército que llegó a calificar el virus de "gripecita", ha sido duramente criticado por su gestión de la crisis sanitaria, que se ha cobrado casi 80.000 vidas y ha contagiado a más de 2 millones de personas en el país. 

Además de participar en actos públicos sin máscara, en medio de aglomeraciones, el presidente despidió en plena crisis a dos ministros de Salud y promovió la cloroquina y la hidroxicloroquina como tratamiento contra la covid-19, pese a que no existen evidencias científicas que comprueben su eficacia.  Contrariando la opinión de numerosos especialistas, el Ministerio de Salud de Brasil orienta a los médicos su prescripción desde las fases tempranas de la enfermedad y el propio Bolsonaro afirma haber tomado estos medicamentos. Bolsonaro cuenta con un 32 por ciento de aprobación entre los brasileños, pero también cosecha un rechazo del 44 por ciento, según una encuesta de la consultora Datafolha realizada a finales de junio.