El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseguró este martes que no aceptará “intimidaciones” del Tribunal Superior Electoral (TSE), después de que el organismo abriera una investigación contra él por sus continuos ataques al sistema de votación, y ha acusado a su titular, el juez Luís Roberto Barroso, de buscar “imponer su voluntad”.
“No aceptaré intimidaciones. Voy a continuar ejerciendo mi derecho como ciudadano a la libertad de expresión, a criticar, escuchar, atender, y por encima de todo, la voluntad popular”, dijo el mandatario Bolsonaro en una de sus habituales conversaciones con sus seguidores a las puertas del Palacio de la Alvorada.
Las palabras de Bolsonaro se producen un día después de que el TSE emitiera un comunicado en el que todos sus integrantes, desde 1988, defendían la legitimidad del modelo de votación y abriera una investigación contra el presidente por sus continuos ataques sin pruebas a la institución y al sistema de votación electrónica, vigente desde 1996.
El TSE venía barajando esta respuesta desde finales de la semana pasada, cuando Bolsonaro, aprovechando uno de sus directos de Facebook, volvió a arremeter contra el sistema de votación electrónico, aunque en esta ocasión matizó que si bien no tenía pruebas, sí contaba con “pistas” y “fuertes sospechas”.
La máxima corte electoral acordó pedirle, además, al Supremo Tribunal Federal (STF) que el mandatario ultraderechista sea investigado por difundir noticias falsas sobre las elecciones durante una retransmisión en vivo por Facebook el pasado jueves: durante más de dos horas habló sobre su convicción de que hubo fraude en las dos últimas presidenciales, afirmando que él debía haber ganado en la primera ronda en 2018. Cabe aclarar que tres de los once jueces del STF son también jueces del TSE.
En la víspera, Barroso y todos los expresidentes del TSE desde que se promulgó la constitución en 1988 firmaron un documento garantizando la transparencia y la seguridad del sistema de voto electrónico.
La investigación en el TSE determinará si Bolsonaro cometió los crímenes de “abuso de poder económico y político, uso indebido de medios de comunicación, corrupción, fraude, conductas vetadas a agentes públicos y propaganda extemporánea en sus ataques contra el sistema de voto electrónico y la legitimidad de las Elecciones Generales de 2022”.
Bolsonaro, quien busca la reelección, lleva años cuestionando, sin pruebas, la fiabilidad de las urnas electrónicas.
El mandatario no pide que se vuelva a las papeletas de votación, sino que se imprima un recibo después de cada voto en la urna electrónica, con el fin de que puedan ser recontados físicamente.
Después de que Barroso considerara como “antidemocrática” la actitud de Bolsonaro, el presidente brasileño acusó al magistrado de estar “cooptando” el TSE con compañeros afines del Tribunal Supremo, para lograr “imponer su voluntad”.
“El juez Barroso le hace un flaco favor a la nación brasileña. Cooptando gente del Supremo, queriendo traer para sí, o del TSE, como si fuese una pelea mía contra el TSE o el Supremo”, señaló Bolsonaro tras asegurar que la disputa es contra “un juez del Supremo que también es presidente del TSE, queriendo imponer su voluntad”.
Coincidiendo con la rehabilitación política del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en abril, Bolsonaro está intentando sembrar la sospecha de cara a las presidenciales previstas para octubre de 2022, sabedor de que se encuentra por detrás en las encuestas con respecto al líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien se impondría incluso en primera vuelta.
Bolsonaro centra sus ataques hacia las urnas electrónicas, presionando para lograr que solo a través del sufragio impreso se puede ejercer el derecho a acudir a las urnas. Por ello sus aliados han presentado una propuesta de enmienda de la Constitución, que no se prevé que salga adelante, para que estas máquinas emitan un comprobante del voto emitido.
El presidente ha vuelto a insistir como ya hiciera hace unos meses en que Brasil solo celebrará las presidenciales si son “limpias y democráticas”. “No serán admitidas elecciones dudosas el año que viene”, ha dicho ante sus incondicionales, tal y como ha informado el diario brasileño O Globo.
En ese sentido, Bolsonaro advirtió que si “Barroso continúa siendo insensible” y puesto que él debe “lealtad al pueblo”, convocará “una concentración” en la Avenida Paulista de Sao Paulo “para dar un último recado a aquellos que osan golpear la democracia. Si el pueblo está conmigo, haremos que la voluntad popular se cumpla”.
El pasado domingo, miles de personas se manifestaron en varias ciudades de Brasil, entre ellas Sao Paulo, Río de Janeiro y Brasilia, a favor del voto impreso.
El mandatario, desgastado por su caótica gestión de la pandemia y por una investigación en su contra por prevaricación en una tentativa de corrupción en la compra de la vacuna india anticovid Covaxin, no participó directamente en las manifestaciones.
Sin embargo, pronunció un discurso por videoconferencia en el que reiteró que no aceptaría unas elecciones que no fueran “limpias y democráticas”.
Hace tres semanas, Bolsonaro desató la polémica al sembrar dudas sobre la realización de las elecciones de 2022. “O hacemos elecciones adecuadas en Brasil, o no habrá elecciones”, dijo.
Además, calificó de “imbécil” al presidente del TSE, Luis Roberto Barroso, quien estima que la impresión de los recibos en papel podría exponer el voto “a los riesgos de manipulación del pasado”.
Analistas consultados por la AFP aseguran que, con sus cuestionamientos al sistema electoral, el líder ultraderechista está preparando el terreno para impugnar el resultado en caso de derrota, como lo hizo el expresidente estadounidense Donald Trump, de quien Bolsonaro es un ferviente admirador.
Con información Europa Press y AFP.