En México aumenta la preocupación por el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en el estado de Guerrero, al sur del país. El pasado fin de semana las autoridades descubrieron una fosa con 28 cuerpos calcinados y muchos de ellos mutilados. Además, a lo largo de la semana se hallaron otras cuatro fosas. Las unidades forenses pidieron tiempo para confirmar si los cadáveres son los de los estudiantes y ya se teme lo peor. Dos integrantes de una banda criminal revelaron que asesinaron a 17 estudiantes e indicaron que la Policía del lugar estaba involucrada en la tragedia. Mientras tanto la indignación crece en el país y en varias ciudades se han dado marchas donde se reclama justicia para los jóvenes. En todo caso, lo más preocupante de este episodio es la evidencia de la relación cada vez más estrecha entre los órganos de Policía locales con los carteles de la droga, algo que el gobierno federal mexicano no parece en capacidad de controlar.