Son más de 20 años de deforestación y destrucción de los parques nacionales en Venezuela. Esta es la conclusión más reveladora que destaca una investigación del diario británico Financial Time, que consultó directamente a organizaciones pro defensa del medio ambiente en el vecino país, quienes están preocupados por la presencia de mercurio en las comunidades indígenas.
El reportaje alerta sobre la devastación que ha ocasionado la minería en el Parque Nacional Canaima, un espacio natural compuesto por paisajes de tepuyes, selvas, y ríos. Advierte el medio de comunicación que esta maravilla natural tiene otra “cara” desde el aire, ya que a través de fotografías observaron cómo el suelo está salpicado de parches tierra “desnudos y marrones, signos reveladores de actividad minera. Caminos de tierra que atraviesan el bosque hasta campamentos improvisados”.
Las prácticas mineras fueron confirmadas por Cristina Burelli, fundadora de la organización SOS Orinoco, quien conversó con el diario británico y reveló que “las minas están justo al borde del parque, dentro de la zona de amortiguamiento que exige la Unesco para los sitios del Patrimonio Mundial. En muchos casos, incluso, están dentro del parque”.
Burelli denunció que, “los gobiernos socialistas revolucionarios de Hugo Chávez, y ahora Nicolás Maduro, han presidido lo que ella llama el desmantelamiento sistemático de la institucionalidad ambiental de Venezuela”.
El documento de investigación aclara que aunque la deforestación no comenzó en la época del fallecido mandatario Hugo Chávez, en los últimos 20 años se han destruido unos 3.800 kilómetros cuadrados de cubierta arbórea en la Amazonía venezolano. Esto representa 1% del total o un área más grande que Rhode Island. De forma acelerada la mitad de esa área se ha perdido en los últimos cinco años.
En su versión digital, el diario Financial Times resalta que entre el año 2015 y el 2020 la cantidad de tierra utilizada para la minería al sur del Orinoco se ha triplicado en las últimas dos décadas y aumentó un 20%. “Este hecho afecta notoriamente a la selva amazónica de Venezuela que había logrado escapar en gran medida a la destrucción provocada por la tala, la agricultura del país vecino Brasil”, advierten.
La vocera de la organización ambientalista SOS Orinoco denunció además la presencia de mercurio entre la comunidad indígena pemona, así como también constantes derrames petroleros en esta zona. “Las concentraciones más altas se evidenciaron en muestras de niños menores de 18 años que no trabajan en las minas”, señaló la ONG.
Klaus Essig, oceanólogo venezolano y exdirector ambiental del Instituto Nacional de Espacios Acuáticos, declaró a este medio que según las propias estadísticas de la empresa Petróleos de Venezuela (Pdvsa), hubo 46.080 derrames de petróleo, grandes y pequeños, en las operaciones de la empresa entre 2010 y 2016, es decir, un aproximado de 18 derrames al día.
De acuerdo con la explicación de la organización SOS Orinoco, el Arco Minero del Orinoco es el rótulo que le ha colocado el régimen de Nicolás Maduro a una inmensa extensión del territorio venezolano (111.843 km2), adyacente a la costa sur del río Orinoco y que es la “marca” de una política de apertura a la minería en general, pero que según la ONG, tiene como ambición principal extraer el oro y el coltán.
“En un sentido estrictamente técnico tiene la apariencia de ser un marco de política con expresión geográfica sobre el cual el gobierno anuncia que promoverá la minería. En una situación de normalidad jurídica y política podría ser este su sentido, pero en la realidad el Arco Minero no es más que la manifestación pública, podría decirse que arrogante y desafiante, de la voluntad que tiene un estado fallido de promover la anarquía y el saqueo del patrimonio minero de la Nación venezolana”, denuncia la ONG.