Una nueva ola de coronavirus embiste a los Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia en el mundo, y es probable que su economía se siga deteriorando y tarde años en recuperar su robusto estado anterior a la llegada del virus. Incluso con las prometedoras noticias sobre una exitosa candidata a vacuna, la pandemia sigue causando miles de contagios y fallecimientos diarios.
Las infecciones por la covid-19 en EE. UU. han alcanzado nuevos niveles récord de cerca de 187.095 contagios al día, lo que ha hecho que las autoridades de muchas zonas impongan nuevas restricciones. Para las autoridades, este número cada vez mayor de casos se han originado en reuniones privadas relativamente pequeñas.
Chicago, la tercera ciudad más poblada del país, ha pedido a sus residentes que se queden en casa, mientras que en Nueva York y Minnesota los establecimientos que venden alcohol deben cerrar a las 9:00 p.m. Según algunos expertos, la preocupación no es exclusivamente por el aumento de los contagios de coronavirus sino también por el hecho de que estos pueden ser “perturbadores para la actividad económica" del país.
La mayor economía del mundo mostró durante el verano boreal signos prometedores de recuperación de la peor recesión desde la Gran Depresión, pero ahora corre el riesgo de sufrir otro revés, especialmente en ausencia de un nuevo paquete de estímulos del Congreso.
Esta nueva ola de infecciones llega en medio de una transición política importante y, a su vez, delicada. El demócrata Joe Biden se proyecta como el ganador de las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre, enterrando la candidatura a un segundo mandato del republicano Donald Trump, quien aún no reconoce su derrota.
Ambos han tenido varios enfrentamientos frente a cómo Estados Unidos está manejando la situación sanitaria, lo que ha llevado a que no solo Biden sino la mayoría de los estadounidenses critiquen la actitud del actual mandatario ante las cifras que ha dejado la pandemia: 10.755.754 casos registrados y 244.448 fallecimientos.
Pero Donald Trump, en su primera intervención pública desde el anuncio de su derrota, confirmó que descarta firmemente la posibilidad de decretar un confinamiento generalizado en los Estados Unidos. “Pase lo que pase en el futuro (...) esta administración no impondrá confinamiento”, dijo el presidente republicano. En cambio, prometió que la distribución de las primeras dosis de una vacuna para las personas en situación de riesgo era “cuestión de semanas”.
Por su parte, el presidente electo de Estados Unidos Joe Biden se comprometió a hacer del control del coronavirus una prioridad máxima y es probable que impulse el uso obligatorio de tapabocas y más estímulos económicos para mantener a flote las empresas y los trabajadores.
Sin embargo, de acuerdo con cálculos divulgados por Reuters, en los próximos dos meses, específicamente antes del día de la posesión oficial (el 20 de enero), el descontrolado aumento de los contagios de covid-19 podría sumar más de 8 millones de casos y 70.000 muertes, representando un aumento potencial del 80 por ciento en las infecciones y un aumento del 29 por ciento en las muertes.
El Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) tiene una estimación similar, que se puede revisar directamente a través de su página web, de poco más de 360.000 muertes por coronavirus el 20 de enero, sin cualquier cambio en los mandatos, esto principalmente porque se ha registrado un aumento de 117,000 casos desde el 12 de noviembre.
De acuerdo con los expertos, la única forma de poder evitar que esta situación se llegue a presentar en un futuro cercano es que la administración saliente de Donald Trump haga modificaciones urgentes en su estrategia sanitaria, así como que cada uno de los gobiernos estatales instauren restricciones coordinadas y más estrictas. Incluso, el clima frío es uno de los aspectos que suma otra desventaja.