En España casi nadie apostaba porque ‘el Tigre’ Falcao García terminara siendo el verdugo de Ronald Koeman en el banquillo del Fútbol Club Barcelona. Aunque el equipo catalán venía sumido en una crisis deportiva e institucional, las chances de que el neerlandés —toda una leyenda de la institución culé— fuera destituido eran remotas, entre otras porque dar por concluido el contrato con el entrenador supondría una millonaria indemnización (13 millones de euros) que un equipo en bancarrota (deuda de 1.350 millones de euros, y un patrimonio negativo de 451 millones) no podría darse el lujo de asumir.
Pero lo que casi nadie apostaba era que el Rayo Vallecano, recién ascendido a primera, fuera a derrotar al Barcelona cuando había completado 19 años sin hacerlo. Pero el gol que el delantero colombiano convirtió al minuto 30 del primer tiempo, que a la postre dio el triunfo a los de Vallecas, y la actitud de los jugadores blaugranas en el campo de juego, hizo insostenible la situación del neerlandés que el domingo pasado salió entre improperios del Camp Nou, luego de la derrota de su equipo ante el eterno rival, el Real Madrid.
En una conferencia de prensa que apenas se prolongó por nueve minutos, Koeman dio la cara y asumió, una vez más, la responsabilidad de la derrota. Y cuando una periodista le preguntó en catalán sobre su futuro en el Barcelona, respondió con un escueto “no sé”.
Cuando las portadas de la prensa española ya estaban listas apenas con el nuevo descalabro del otrora equipo de Lio Messi, la versión digital del Sport de Barcelona publicó la primicia que paró todas las rotativas: “Ronald Koeman, destituido”.
La sorpresa fue que el diario publicó la noticia a las 23:50, cuando el avión en el que el plantel regresaba de Madrid a Barcelona ni siquiera había aterrizado en el aeropuerto El Prat de la ciudad condal. La chiva motivó el desplazamiento de periodistas a la ciudad deportiva Joan Gamper, a donde llegaría el plantel.
A las 00:14 de este jueves, el Barça hizo oficial la decisión mediante un comunicado difundido en sus redes sociales. Un minuto después, el bus que había recogido a la delegación arribó a la ciudad deportiva. En el primer asiento, solitario y cabizbajo, Koeman entró a la sede del club, pero ya en condición de desempleado.
En las últimas horas, la prensa española ha revelado detalles de la insólita manera en que Koeman fue destituido, entre otras porque la historia del fútbol no tiene antecedentes de que un entrenador haya sido echado en pleno vuelo, como si hubiera sido arrojado por la puerta de emergencia al vacío.
A las 20:53 del miércoles, sonó el pitazo final que selló el triunfo del Rayo Vallecano, Koeman, con la mirada hacia el césped, caminó en solitario hacia el túnel del vestuario. A las 21:14, Joan Laporta, presidente del Barcelona, salió del estadio de Vallecas rumbo al aeropuerto Barajas de Madrid. Ocho minutos después, a las 21:22, el entrenador compareció en la sala de prensa, y una de sus respuestas terminaría por sellar su suerte. Koeman abandonó el estadio a las 21:31 y se subió al bus, esperó 15 minutos, con la mirada fija en su teléfono celular, a que se subiera el último de los jugadores. A las 22:30, despegó el avión con destino a Barcelona.
El periodista José Álvarez (El Chiringuito de Jugones) confirmó directamente con algunos jugadores del plantel que al momento de abordar el avión el técnico del club seguía siendo Koeman, el hombre que marcó el gol de la primera Champions League que ganó el equipo en 1992. De lo único que tenían certeza era que al día siguiente tenían entrenamiento matutino bajo la dirección del holandés.
Lo anterior evidencia, según el mencionado periodista español, que el “calentón” de Joan Laporta “le ha entrado en el avión”, y en pleno vuelo le notificó la decisión al propio Koeman. Los jugadores se enteraron solo hasta que pisaron suelo catalán. La sorpresa fue total. “La gran incógnita es cuándo despidieron al entrenador, si sobrevolando Guadalajara, Zaragoza o llegando a Tarragona”, sugirió con ironía José Luis Sánchez, periodista partidario del Real Madrid.
Sin embargo, Quim Doménech, también periodista del Chiringuito, confirmó que Laporta sentenció a Koeman durante su trayecto al aeropuerto de Madrid. Allí le informan de lo dicho por el entrenador en la conferencia de prensa, y una respuesta en particular “lo hace saltar”.
Cuando un periodista pidió explicaciones de porqué una plantilla como la del Barcelona no fuera capaz de ganarle a una como la del Rayo, el entrenador respondió:
-No es actitud, no es juego, es cuestión de no marcar…, claro que estoy preocupado por nuestra efectividad, no estoy preocupado por nuestro juego, hoy también hemos creado, hemos jugado en buen nivel, pero lo sé, en España eso no cuenta. Es mejor no decir nada…”.
Que Koeman haya declarado que “jugaron bien” fue lo que “indignó a Laporta”, según la versión de Domenech. “Hasta aquí”. Antes de llegar al aeropuerto, el presidente telefoneó a Xavi Hernández, leyenda del club catalán, actual director técnico del Al-Sadd de Catar. “Ya está”, le habría dicho el dirigente. “Cuento contigo, activamos el plan”, le dijo al exfutbolista que se comprometió a hablar con el jeque para sellar su desvinculación. “Sabes que estoy encantado de ir a Barcelona”.
Laporta sube al avión y es allí donde tiene la conversación con Koeman. “No podemos continuar”, a la vez que le pide que “haga un esfuerzo” en la negociación de la rescisión de contrato, pero el entrenador le recordó todo lo que renunció por llegar al Barcelona, como la Eurocopa y las eliminatorias al mundial que tenía como seleccionador de Países Bajos. “Lo siento, tengo que cobrar todo mi contrato”.
En el comunicado oficial, el club agradeció al entrenador, le deseó suerte en su futuro profesional, e informó que el jueves se despediría del plantel. Koeman, sin embargo, no quiso regresar a la sede Joan Gamper, y molesto tras la conversación que sostuvo en pleno vuelo con Laporta, aprovechó la madrugada para despedirse del plantel. “Una reunión breve y fría, apenas un apretón de manos y a todos les deseó mucha suerte”, apuntó el periodista José Álvarez.
Vuelos turbulentos
La única vez que un director técnico estuvo a punto de “dimitir” en pleno vuelo sucedió hace 31 años, cuando Carlos Salvador Bilardo, en ese entonces seleccionador de Argentina, diseñó un plan para evitar la vergüenza si la albiceleste quedaba eliminada en primera ronda del mundial de Italia 90.
Capitaneada por Diego Maradona, la selección gaucha defendía el título conquistado en México 86, pero en el juego inaugural, en Nápoles, fueron sorprendidos por Camerún que los derrotó por la mínima diferencia.
Tras ese encuentro, antes de la medianoche, Bilardo convocó a una reunión de urgencia en un salón del hotel que servía de concentración. El entrenador había asumido la derrota contra los africanos como toda una catástrofe, entre otras porque daba al traste con sus cálculos de clasificar primero para seguir disputando los encuentros en el San Paolo de Nápoles, donde Maradona era Dios.
Tras la que calificó como “la derrota más vergonzosa en la historia del fútbol argentino”, Bilardo sentenció que el segundo partido del grupo, ante la entonces Unión Soviética, debían ganarlo “sí o sí”, de lo contrario se verían obligados a hacer valijas, de forma prematura.
En la reunión, y visiblemente atemorizado por una derrota o un empate frente a los rusos, Bilardo confesó a los jugadores lo que haría en caso de una eliminación. “Si perdíamos, pasaba por encima de las azafatas, se metía a la cabina del avión, apartaba a los pilotos, tomaba los controles y tiraba el avión en medio del océano”, recordó el exfutbolista Pedro Troglio en un reciente reportaje en el diario deportivo Olé de Buenos Aires. “El Narigón era capaz de cualquier cosa”, agregó.
Con esa advertencia, los jugadores de Argentina salieron a disputar el segundo partido de aquel mundial. En el primer tiempo, es probable que se hayan imaginado terminar sus días ahogados en el Atlántico. El arquero Nery Pumpido sufrió una fractura de tibia y peroné y tuvo que ser sustituido por Sergio Goycoechea, y minutos después, Maradona salvó con la mano un gol cantado de los soviéticos, que de haber existido VAR en aquel entonces, hubiera sido sancionado con penalti y expulsión.
Pero fue precisamente Pedro Troglio quien aportó un gol para la victoria (2-0) ante los soviéticos. Argentina no solo clasificó sino que eliminó en semifinales a la anfitriona Italia. Tras la final que su equipo perdió contra Alemania, Bilardo no se levantó de su silla en el vuelo de regreso a Buenos Aires, y el avión aterrizó íntegro en el aeropuerto de Ezeiza, donde una multitud los recibió como si hubieran sido los campeones.
Por eso, la de Koeman es, hasta ahora, la primera destitución de un entrenador en pleno vuelo. El holandés no sobrevivió a la turbulencia que desencadenó un veterano goleador colombiano de 35 años, Radamel Falcao García.