Un viejo fantasma recorre de nuevo Estados Unidos: el del socialismo. Y es que desde hace semanas, Venezuela y su sistema político forman parte de la conversación en las altas esferas de Washington. Este lunes, el presidente Donald Trump viajó a Florida para reunirse con la numerosa comunidad venezolana del estado, a la que prometió "un nuevo futuro" para su país y también para Cuba y Nicaragua. Le puede interesar: Petro dice que en Venezuela no hay socialismo Llamó a los militares que apoyan al gobierno de Maduro a que se pasen al bando del autoproclamado presidente Juan Guaidó y a que acepten la entrada de la ayuda humanitaria o- advirtió- "lo perderán todo". Pero en Miami, el mandatario estadounidense parecía por momentos dirigirse más a su base de votantes que al auditorio frente al que estaba hablando. "Estados Unidos nunca será un país socialista. Somos y seremos un país libre", dijo el mandatario. No fue la primera vez que, como presidente, Trump usa una tribuna para condenar lo que ha definido como "los horrores del socialismo", con Venezuela como pretexto.
Trump se dirigió a la numerosa comunidad venezolana de Florida. FOTO: GETTY-BBC. Para muchos, se trata de un cambio llamativo en su discurso que, desde su campaña se enfocó en el muro, las disputas con China y en su célebre "Estados Unidos primero". Le sugerimos: El Plan País para Venezuela Pero ¿qué puede haber detrás de ello? ¿Es posible la llegada del socialismo a Estados Unidos como Trump está advirtiendo? La "amenaza" socialista Desde octubre pasado, la cuestión del socialismo comenzó a aparecer en algunos documentos de la Casa Blanca. Un informe de su Consejo de Asesores Económicos hacía referencia a ciertas solicitudes de los demócratas de reformas en el sistema tributario y en el de asistencia sanitaria como evidencia de que "el socialismo está regresando al discurso político estadounidense".
Decenas de venezolanos acudieron a escuchar a Trump en la Universidad Internacional de Florida. Foto: GETTY-BBC. Luego, durante su discurso del Estado de la Unión, Trump aseguró estar "alarmado por los nuevos llamamientos para adoptar el socialismo en nuestro país". "Esta noche, renovamos nuestra determinación de que Estados Unidos jamás será un país socialista", aseguró con determinación el mandatario. Le recomendamos: Sesenta años de castrismo sigue la revolución Para David Duhualde, exdirector adjunto de "Socialistas Demócratas", una agrupación que se autodefine como la "organización socialista" más grande de Estados Unidos, se trata en gran medida de una respuesta al ascenso en la política estadounidense de candidatos de izquierda.
El socialismo y su representación en la crisis de Venezuela pueden servirle de pretexto a Trump para conectar con su base. Foto: AFP-BBC. "En los últimos tiempos, varios políticos que se definen como socialistas demócratas han llegado al Congreso. Ahí están Rashida Tlaib o Alexandra Ocasio Cortez, que es ahora el personaje político de Estados Unidos más popular en internet. Y está Bernie Sanders, al que incluso podría enfrentarse en las elecciones de 2020", señala Duhualde. De hecho, Sanders, de 77 años años, lanzó este martes su campaña electoral para las primarias del Partido Demócrata. Sin embargo, el politólogo David S. Meyer, profesor de la Universidad de California en Irving, explica a BBC Mundo que se trata, en el fondo, de una estrategia que no es nueva dentro de la política estadounidense y que fue muy utilizada durante los años de Guerra Fría. Leer: Si ganan los demócratas EE. UU. será como Venezuela Trump De hecho, estima que se trata de una retórica que proviene de esos tiempos. La novedad, dice, es que ahora el referente del peligro cambió. Ya no es la Unión Soviética, ni siquiera Cuba: ahora es Venezuela. "Las personas que se oponen a reformas dentro del gobierno, aunque sean moderadamente progresistas, han usado muchas veces el término ‘socialista‘ como etiqueta para los que promueven reformas. Todos los presidentes demócratas, desde Franklin Roosevelt pasando incluso por algunos republicanos, han sido llamados ‘socialistas‘", señala.
Sin embargo, Bhaskar Sunkara, editor de la revista de izquierda El Jacobino, asegura a BBC Mundo que, hasta ahora, nadie del Partido Demócrata ha propuesto medidas o cambios que pudieran llevar a Estados Unidos a parecerse a un país socialista. "Nadie ha pedido la nacionalización de las principales industrias o la implementación de la propiedad social. Se han propuesto ideas para un sistema de salud o de impuestos más equitativo, pero en ningún caso se está promoviendo el socialismo desde mi punto de vista", señala. ¿Entonces, a qué se debe este nuevo discurso contra el socialismo? "Un cambio en la conversación" En opinión de Meyer, lo que ocurre, en realidad, es que el presidente está proponiendo "un cambio en la conversación" con vista a su campaña de 2020. Así, en su criterio, a partir de ahora, el socialismo y su representación en la crisis de Venezuela, pueden servirle de pretexto para conectar ya no con su base, sino con electores indecisos, principalmente de la creciente comunidad latina de Estados Unidos. De hecho, Duhalde cree que el discurso de Trump no parece estar necesariamente motivado por la situación en ese país latinoamericano, sino que se dirige más bien hacia el sur de Florida.
"Creo que con esto está jugando más bien dentro de la política doméstica. Trata de pintar un escenario de Guerra Fría en el que nuevamente el temor al socialismo es usado como parte de la estrategia", agrega. En ese sentido, Meyer considera que, en ese juego, la comparación con otros países en crisis puede funcionar como estrategia para aumentar el miedo dentro de la población a cualquier reforma. Ir: Bernie Sanders será candidato presidencial de Estados Unidos en 2020 "Comparar Estados Unidos, aunque sea engañosamente, con cualquier otro país que esté en las noticias con problemas económicos o políticos puede ser muy conveniente desde el punto de vista estratégico", señala. "Hace unos años, los republicanos advirtieron que las políticas demócratas harían que EE.UU. se parecería a Grecia. En estos días, Venezuela es una señal de advertencia más atractiva aunque, en efecto, menos aplicable a la realidad estadounidense", señala Duhalde.