A unas horas de que se terminara el 2022, el Vaticano confirmó a través de un comunicado expedido por su director de prensa, Matteo Bruni, el deceso del papa emérito Benedicto XVI, quien en los últimos meses había presentado serias complicaciones en su estado de salud.
“Con pesar doy a conocer que el papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy, a las 9:34 horas (31 de diciembre), en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”, señala el comunicado con el que El Vaticano reveló la noticia.
Benedicto XVI tiene una gran importancia para la Iglesia Católica, debido a que fue el único papa en los últimos 600 años que tomó la decisión de dar un paso al costado en medio de su papado.
Además, Joseph Ratzinger es considerado como uno de los más grandes teólogos del siglo XX, estatus que se le mantendrá a lo largo de la historia. Dentro de su palmarés literario se resaltan las obras La patrística del ecumenismo y a biografía de Jesús de Nazaret, publicada en tres tomos.
Luego de la muerte de Juan Pablo ll en el 2005, Joseph Ratzinger fue elegido como papa, tomando el nombre de Benedicto XVI y convirtiéndose en el sumo pontífice número 265 de la historia de la Iglesia Católica.
En la historia de la institución religiosa, nunca se había elegido a un papa tan rápido y los expertos pensaban que sería un papa de transición, pese a las personas que estaban cerca de él, quienes aseguraban que gozaba de muy buena salud física y mental.
Su elección generó algunas críticas por su perfil neo-conservador, que buscaba restituir la organización y la doctrina de la Iglesia a la que se tenía antes del concilio vaticano segundo; algunos pensaban que con la llegada de Ratzinger al papado se endurecerían algunas medidas y posturas en temas tan álgidos como la prohibición del aborto, la homosexualidad o la eutanasia.
Como era de esperarse, Benedicto XVI mantuvo una total autenticidad en aspectos doctrinales e incluso intentó hacer lo que hacía el papa Juan Pablo ll y era extender la influencia de la iglesia, no solo con sus viajes a diferentes partes del mundo, sino también expresar su solidez doctrinal con el mensaje cristiano entre las élites culturales y políticas.
Miles de fieles buscan despedirse
Miles de personas esperan hasta tres horas de fila para rendir un último homenaje a Benedicto XVI en el primer día de capilla ardiente en la basílica de San Pedro antes del funeral del próximo jueves, cuando será enterrado en las Grutas Vaticanas.
Las primeras personas han ido llegando antes de las 5:00 de la mañana hasta las inmediaciones de la plaza de San Pedro, donde las masivas colas se han ido subdividiendo para llegar hasta las dos entradas principales de la plaza de San Pedro. Con paciencia y tranquilidad, han ido pasando los controles de seguridad de la policía.
Los restos mortales de Benedicto XVI fueron trasladados a las 7:00 de la mañana hasta la basílica de San Pedro con un rito privado oficiado por el cardenal Mauro Gambetti, vicario de su Santidad y, por tanto, sin cámaras ni periodistas presentes, desde la capilla privada del monasterio Mater Ecclesiae donde falleció el pasado sábado.
En el breve rito de despedida, antes de preparar la instalación para la veneración pública, que duró 40 minutos, no estaba presente el papa Francisco.
El difunto Benedicto XVI descansa sobre un catafalco, cubierto por una tela de terciopelo rojo y sostenido por dos almohadillas, con una casulla roja, y lleva en la cabeza una mitra blanca adornada. Además, en sus manos entrelaza un rosario en sus manos.
A diferencia de sus predecesores, no lleva el palio papal, la cinta de lana con cruces que se pone sobre los hombros y que simboliza la potestad de gobierno en una determinada jurisdicción. De hecho, será enterrado sin vestir el palio, que se colocará en el ataúd como se hace para los obispos eméritos, según informaron los medios italianos.
El cuerpo de Benedicto XVI está situado justo delante del monumental baldaquino, obra del italiano Gian Lorenzo Bernini, situado en la zona central de la basílica de San Pedro. Está flanqueado por dos guardias suizos y rodeado por unas vallas de protección que lo separan de las personas que han querido venerarlo en estos momentos.
*Con información de Europa Press.