Rumania lleva tiempo queriendo tener un grupo de combate de la OTAN en su territorio, similar a los movilizados para Estonia, Letonia, Lituania y Polonia tras la invasión rusa de Ucrania, en 2014. Gracias, en gran medida, a la renovada concentración de tropas rusas en la frontera de Ucrania, es probable que ese país a orillas del mar Negro vea aprobada dicha presencia cuando los ministros de Defensa de la alianza se reúnan, a mediados de febrero.
Francia ha expresado su interés en liderar el nuevo despliegue, y esta semana la ministra francesa de Defensa, Florence Parly, en una visita a Bucarest, anunció que un grupo de expertos ya estaba llegando a Rumania para empezar a trazarlo.
Y puede que Rumania no sea el único aliado oriental de la OTAN que vea nuevas tropas. Esta urgencia creciente se produce cuando Estados Unidos, la OTAN y otros funcionarios occidentales han subrayado que Rusia sigue añadiendo rápidamente fuerzas y capacidades a su estacionamiento fronterizo cerca de Ucrania.
Rusia está preparada para todo
Un oficial de Inteligencia, que habló bajo la condición de permanecer anónimo, dijo que el Kremlin había continuado desplegando grupos tácticos de batallones (BTG, por sus siglas en inglés), altamente equipados, “a gran ritmo”, incluso durante las últimas semanas de intensa diplomacia.
“No es solo que las cifras de los BTG sean muy altas”, dijo el funcionario, “sino que ahora son más del doble de lo que eran a principios de año. Ahora vemos, cada vez más, muchas de las cosas que buscaríamos para indicar que una opción militar por parte de Rusia es más factible”.
“La ocupación, la toma de la mitad de Ucrania, la creación de un corredor terrestre desde Crimea a Moldavia y Rumania, son todas las cosas que creo que son completamente viables”, dijo la fuente, “y probablemente se están considerando activamente”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció a principios de esta semana que los aliados estaban poniendo fuerzas en espera y enviando barcos y aviones para reforzar las medidas de disuasión y defensa existentes, mientras esperan el resultado de los esfuerzos diplomáticos y los nuevos movimientos de Rusia.
Excomandante de la OTAN: “vigilancia” aérea ya no es suficiente
En su intervención en el think tank Atlantic Council, el general retirado Philip Breedlove, antiguo comandante supremo aliado de la OTAN en Europa (SACEUR), elogió esta decisión. Animó a la alianza a buscar otras “opciones que le digan a [el presidente ruso Vladímir] Putin que va a conseguir lo contrario de lo que pidió”.
Una de esas opciones, dijo Breedlove, es algo que ya le hubiera gustado ver cuando era el máximo comandante militar de la OTAN, de 2013 a 2016, época en la que Rusia invadió Ucrania. Tras señalar que Estados Unidos y otros países están enviando ahora más aviones de combate para las misiones de vigilancia aérea que cubren los Estados bálticos y gran parte del resto del territorio de la OTAN, Breedlove argumentó que había llegado el momento de actualizar esa función y darle algo de peso.
“La vigilancia aérea es una función en tiempos de paz”, dijo. “Deberíamos cambiar ahora la OTAN hacia una postura de ‘defensa aérea’. Dar a nuestros pilotos las reglas de enfrentamiento y las instrucciones especiales que les permitan responder a una acción bélica”, subrayó.
Además del aumento de la alerta de las tropas, Breedlove sugirió “posiblemente trasladar elementos de la Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad (VJTF) de la OTAN, entre otras cosas para mejorar nuestro posicionamiento en la zona de operaciones”. La VJTF es el componente de punta de lanza de la Fuerza de Respuesta de la OTAN, de 40.000 efectivos en total, una fuerza multinacional formada por unos 20.000 soldados. El tiempo de reacción de la VJTF ya se ha reducido este año de siete a cinco días.
Hacer reflexionar a Moscú
Esas fuerzas se desplegarían incluso más rápidamente si fuera necesario, dijo el antiguo comandante del Ejército estadounidense en Europa, el general Ben Hodges. “Si me dicen que tengo cinco días de aviso para moverme, entonces voy a estar listo para moverme en uno o dos días”, explicó.
Hodges recomendó también buscar otras formas de convencer a Moscú de que no quiere provocar un conflicto con la OTAN. “¿Dónde podemos crearle problemas [a Rusia] en otro lugar?”, sugirió. “¿Cómo conseguimos la ventaja? Cómo amenazamos el puerto de Sebastopol?”, en referencia al puerto clave del mar Negro arrebatado por Rusia cuando se anexionó ilegalmente la península de Crimea, en 2014.
Una idea que Hodges no apoyaría es la de enviar tropas estadounidenses a Ucrania para que actúen como una especie de “cable trampa” disuasorio ante una invasión rusa. Eso, en su opinión, “crearía un verdadero problema para todos nuestros aliados europeos y, en mi opinión, socavaría la unidad de la alianza porque la mayoría de ellos vería a EE .UU. haciendo algo innecesario que es más provocador”.
“Rusia no ha mostrado ningún indicio de que esté pensando seriamente en la desescalada”, dijo. “Están tratando de aplicar la máxima presión con la esperanza de que nos resquebrajemos, y de que alguien diga finalmente: ‘Por el amor de Dios, por favor, díganles que no vamos a dejar entrar a Ucrania a la OTAN’, y entonces podrán declarar la victoria y marcharse”. Eso, dijo Hodges, sería una “catástrofe para esta administración, para la alianza y para la seguridad y estabilidad de Europa del Este”.