Un terrible caso de violencia contra la mujer se presentó en Papúa Nueva Guinea, una de las naciones donde más abundan las creencias en supersticiones y brujería del mundo.
En el caso, cuatro mujeres fueron asesinadas luego de haber sido torturadas al ser acusadas de, supuestamente, haberle realizado brujería a un empresario local.
De acuerdo con los medios locales, otras cinco mujeres fueron rescatadas con vida de las manos de los torturadores y enviadas a un centro médico para ser atendidas por las heridas causadas por las torturas a las que habían sido sometidas.
Los hechos se registraron el pasado 22 de julio en la provincia de Enga, una región montañosa del norte de Papúa Nueva Guinea, pero tiene sorprendidos a los habitantes del lugar.
La prensa de Papúa Nueva Guinea informó que los familiares de un empresario fallecido decidieron acorralar a las nueve mujeres y acusarlas de practicar brujería y con ello causarles la muerte a cuatro de ellas.
Los familiares desnudaron y torturaron a las mujeres con barras de hierro caliente.
La Policía local está tras la pista de los autores de esta brutal agresión y están en la búsqueda de los asesinos para poder formularles cargos en su contra.
Este tipo de ataques contra mujeres por supuesta brujería son muy comunes en Papúa Nueva Guinea y allí se conoce como “sanguma”.
En 2013 se radicó la Ley de brujería, vigente desde 1971, que prohibía practicar “magia negra o hechizos para causar daño” y permitía ajusticiar a las personas acusadas de realizar dichas prácticas.
Igualmente, muchas organizaciones de derechos humanos han buscado tratar de desenmascarar la violencia machista del país y acabar con las prácticas en contra de las mujeres supuestamente por practicar brujería.
Estafas colombianas disfrazadas de brujería
Los deseos más íntimos no distinguen clases sociales. El sentirse amado, con dinero o poderoso ha hecho que empresarios, políticos, artistas y campesinos caigan en las fantasías de falsos maestros de la magia negra o blanca, hasta llevarlos a vivir una historia de terror. SEMANA conoció relatos que ponen los pelos de punta, no por la maldad del más allá sino por la crueldad de los vivos, que son capaces de llevar a la ruina a cualquiera.
Son sutiles a la hora de entrar en la vida de sus víctimas para utilizar dicha información en técnicas de manipulación y extorsión, que la mayoría de las veces, por vergüenza, no se denuncian. ”Me contactaron con mi abuelo, quien murió hace cinco años”, dice Camila* quien a sus 22 años sufrió una decepción amorosa y sus padres, grandes ganaderos de Córdoba, perdieron 300 millones de pesos tratando de desatar un supuesto amarre con un entierro en el cementerio, que le habían hecho a su hija menor.
Eso se lo dijo quien se hacía llamar maestro Juan, al que contactaron cuando trataron de sacar a la joven de la depresión que le causó la separación. Ellos no estaban interesados en que le devolvieran a su ser amado, pero sí en contrarrestar la brujería que supuestamente le habían hecho. Empezaron pagando una consulta de 100.000 pesos, luego unos velones de 500.000 cada uno; fue un tratamiento por siete días. En el primero se prendía una vela; al segundo dos y así sucesivamente.
El valor era alto, argumentó el supuesto maestro, por las oraciones especiales que hacían unos sacerdotes especializados. La cuenta subía según la fuerza del espíritu que se había apoderado de Camila. Luego dijeron que el entierro, en el que supuestamente había partes de cabello y prendas de la joven, estaba regado por muchos cementerios del mundo, así que tenían que viajar y solucionar el tema presencialmente. Los padres de Camila vendían reses y lotes para cubrir los gastos.
Pasaron cinco meses así; con las preocupaciones económicas los ganaderos empezaron a sentirse mal de salud y la respuesta que dio el maestro era que el espíritu maligno ya se había apoderado de todos los familiares. En medio de una jornada de supuesta oración donde estuvieron todos reunidos, aseguraron que el alma del abuelo de la joven tenía algo importante que decir y pidieron una hoja en blanco, la asistente del maestro la pasó. La pusieron al calor de una de las veladoras y de la nada empezó a aparecer un mensaje escrito.
“Mi cuerpo temblaba, era mi papá diciéndome que luchara contra el demonio y que no escatimara esfuerzos”, cuenta la madre de Camila. Ese episodio, ocurrió días antes de que les pidieran 40 millones de pesos para ir a Roma (Italia) y pedir una audiencia con el papa. Entregaron el dinero sin problema. Cuando Camila, como revelación divina, vio un video en sus redes que se llamaba “Tinta invisible”, entendió que, con una hoja en blanco, un pincel mojado de jugo de limón y bajo algo que proporcione calor, aparecerán los mensajes que se quieran.
Ese día entendió que todo era una estafa. Cuando dijeron que no iban a pagar más empezaron a decirles que si no lo hacían, una persona de su familia fallecería o que si denunciaban ocurriría lo mismo. Por el miedo que tenían, entregaron más plata hasta que cambiaron de ciudad y de identidad. Nunca denunciaron por vergüenza.