A capela o con acompañamiento musical, cientos de cubanos cantaron en La Habana temas de Pablo Milanés con los que crecieron o aprendieron de sus padres y abuelos en tributo al cantautor fallecido el martes en España.

“Es un día muy triste, creo que el pueblo entero está de luto, en cada casa, en cada rincón”, y “me surgió la idea de convocar a los que se quisieran sumar a cantarle a Pablo”, explicó a la AFP la exprofesora de Comunicación, Rocío Baró, de 29 años.

Reunidos en la glorieta del parque de H y 21, en el céntrico barrio del Vedado, que adornaron con una bandera cubana, o en pequeños grupos, sus seguidores cantaron Yolanda, El breve espacio en que no estás y otros temas de “Pablito”, como le conocen los cubanos.

Los asistentes eran guiados por una bocina portátil o cantaban a capela. Algunos llevaron flores al parque y otros acompañaban el tributo con algunos tragos de vino tinto.

“Me pareció que era bueno reunirnos todos aquí y cantarle un poco para acompañarlo en ese nuevo viaje, que es extracorpóreo, porque (...) su espíritu va a seguir por generaciones”, añadió Baró.

Milanés, uno de los fundadores del Movimiento de la Nueva Trova junto a Silvio Rodríguez, falleció el martes a los 79 años en un hospital de Madrid, sumiendo a una gran parte de los cubanos en una profunda tristeza.

En señal de homenaje, su música se escuchaba este martes, incluso en las terrazas y en las ventanas de los barrios, donde usualmente predomina el reguetón.

El don de la sencillez y la grandeza

En el Pabellón Cuba, a pocas cuadras del parque, el estatal Instituto Cubano de la Música convocó a una “Trovada” en tributo a Milanés, cuyo “legado musical constituye un referente ineludible de la identidad y la cultura cubanas”.

Por el Pabellón desfilaron cantautores como Eduardo Soza, Pepe Ordaz, Raúl Torres, y el maestro del Tres del Buena Vista Social Club, Pancho Amat, interpretando temas de Milanés o propios, que eran cantados o al menos tarareados por cientos de cubanos presentes en el lugar.

“Creo que Pablo se merece esto y mucho más, porque era un ángel de la música”, dijo conmovido el animador cinematográfico Yasel Yánez, de 40 años.

Radicado en España, Milanés realizó en junio pasado su última visita a La Habana, después de tres años de ausencia.

Entonces se reunió con su público cubano en la Ciudad Deportiva de esta capital, donde ofreció un emotivo concierto, que no pocos interpretaron como una despedida.

La institución cultural PM Record, que alberga la oficina de Representación de Milanés en La Habana, abrió un libro para que los cubanos pudieran expresarle sus condolencias.

“Siempre fue una persona muy querida por sus músicos”, dijo el guitarrista Dagoberto Pedraja, de 59 años, que trabajó en el concierto que Milanés ofreció en 1997 junto al español Joaquín Sabina en la Plaza de la Revolución.

“Tenía el don de la sencillez y la grandeza”, apuntó Pedraja al firmar el libro.

Para Juan Pin Vilar, amigo personal y autor de un premiado documental sobre el cantautor, “la partida de Pablo es la muerte de algo ya irrecuperable, del pedazo más hermoso de la historia de este país”.

Y “el legado de Pablo es permanente. Lo que está sucediendo en este país son las cosas que Pablo ha expresado desde su pasión sobre esos temas, con la misma pasión que amó la revolución, con la misma pasión que se desencantó, con la misma pasión que la criticó y dijo las verdades más hermosas y poéticas que se pueden decir, pero también más duras”, agregó frente a una imagen de un Pablo joven y sonriente.

En un mensaje colgado en Facebook, Haydée Milanés, una de las hijas del cantautor, agradeció “los bellos y sinceros gestos de amor” hacia su padre.

“A todo su pueblo y su gente que hoy lo llora, quiero decirles que todo el amor que sienten por él es el mismo amor que él sentía por ustedes”.

Con información de la AFP.