Lauren Fajardo y sus dos socias, tres emprendedoras del mundo de la moda en Cuba, esperaron mucho tiempo para tener la posibilidad de abrir una cuenta bancaria en Estados Unidos que les facilite la importación de telas y otros materiales para su negocio.
Pero ahora que Washington aprobó el acceso condicionado al sistema bancario estadounidense, el sector privado cubano duda de su viabilidad y se considera una “pelota política” entre Estados Unidos y la isla comunista.
Es que las medidas anunciadas por el gobierno de Joe Biden llegan a menos de seis meses de las elecciones presidenciales de noviembre, en las que se enfrentará al republicano Donald Trump, cuyo posible regreso a la Casa Blanca hace temer un endurecimiento de la política contra Cuba.
“Es algo que nos puede beneficiar muchísimo”, dice Lauren, diseñadora de moda de 40 años. “Pero aun así el sentimiento es de inseguridad”.
“La cuestión es: ‘Sí, aprobaron’”, pero “¿qué bancos, qué empresas, qué plataformas van a cumplir las nuevas medidas aprobadas?”, se pregunta preocupada mientras selecciona vestidos
Como otros empresarios cubanos, lamenta el temor de las instituciones financieras estadounidenses a sanciones por el embargo comercial que Washington mantiene desde hace más de 60 años contra la isla. En 2021, se sumó además la reinclusión de Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo.
Idas y vueltas
Lauren y sus socias se embarcaron en esta aventura en 2016, cuando el presidente Barack Obama (2009-2017) alentó el surgimiento de la empresa privada en Cuba, reduciendo las sanciones comerciales, en el marco de la normalización de relaciones entre La Habana y Washington ese mismo año.
Pero poco después, Trump revirtió esta flexibilización e incluso endureció las medidas, sin que Biden las haya modificado sustancialmente. En 2022, las promesas del presidente Biden de apoyar a emprendedores independientes cubanos animaron a Lauren y a otros tres empresarios a viajar al año siguiente a Washington para reunirse con congresistas.
Les solicitaron facilidades para acceder a bancos estadounidenses. Pero regresaron sin una respuesta clara y algo de desilusión.
Ahora, Washington permitió finalmente a empresarios independientes cubanos “abrir, mantener y utilizar a distancia cuentas bancarias en Estados Unidos, incluso a través de plataformas de pago en línea”.
Del lado cubano, tras casi 60 años sin compañías privadas, el gobierno comunista aprobó en 2021 las pequeñas y medianas empresas. Hoy, Lauren y sus socias tienen una boutique en La Habana Vieja, una de las casi 11.000 pymes registradas en el país, dominado por una economía planificada y centralizada.
“Percepción de riesgo”
Yulieta Pilares, ingeniera civil y directora de una compañía privada de construcción, cree que el reciente anuncio de Estados Unidos es “una oportunidad excelente para los empresarios cubanos”, pero también expresa dudas e intenta recabar información sobre los requisitos en los bancos.
“En mi experiencia creo que serán pocos bancos norteamericanos los que se animen a abrir una cuenta a un empresario cubano, porque hay una percepción de riesgo muy alta” ante el posible regreso del expresidente Donald Trump (2017-2021) a la Casa Blanca, dice Pilares, de 38 años y al frente de 100 empleados.
Para Oniel Díaz, fundador de una consultoría especializada en el sector privado, un cambio de inquilino en la Casa Blanca puede “echar por tierra” la iniciativa lanzada por Biden.
“Pelota política”
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, consideró que “las medidas son limitadas” porque “no tocan el cuerpo del bloqueo”, y dijo que evidencian “su histórica intención de fracturar la unidad entre los cubanos”, al dirigirlas solo al sector privado. Sin embargo, el gobierno cubano dijo estar “determinado a no obstaculizar su aplicación”.
Del lado estadounidense también hay detractores. La senadora republicana María Elvira Salazar dijo en su cuenta X que con esta decisión “Biden dará más oxígeno a la dictadura cubana” y calificó al “sector privado” de “tapadera del régimen para obtener divisas”.
Fuentes en Washington insistieron en que la flexibilización de sanciones excluye a funcionarios cubanos, militares y personas “cercanas” al gobierno.
“Somos una pelota política”, lamenta Lauren. En Estados Unidos “hay mucha oposición a cualquier tipo de apertura con Cuba y en Cuba es lo mismo”. Los empresarios “están en el medio de ese campo donde somos la pelota del fútbol, nos patean en ambos sentidos”, remata Yulieta.
*Con información de AFP.