Asombro en Canadá luego de que los servicios de emergencia de la ciudad de Sherbrooke, en la provincia de Quebec, confundieran los restos carbonizados de una mujer con un maniquí y terminaran arrojando el cadáver a la basura.
Medios canadienses aseguran que el hecho se presentó el pasado viernes 23 de julio, aunque el caso se vino a revelar solo hasta esta semana. El incendio a donde acudieron los servicios de emergencia se presentó en un área cubierta de maleza detrás de una fábrica.
Cuando los bomberos llegaron a sofocar las llamas, creyeron que aquello que realmente era un cuerpo humano, era un maniquí de silicona consumido por el fuego, por lo que decidieron arrojarlo a la basura.
Sin embargo, en el lugar del incendio hizo presencia la Policía y decidieron extraer al supuesto maniquí de un contenedor de la basura; después de cuatro horas, autoridades recibieron la llamada de un hombre que denunció la desaparición de su pareja.
Posteriormente, se inició una investigación al respecto y hallaron el vehículo de la mujer desaparecida abandonado cerca del lugar del siniestro. Fue entonces cuando uno de los uniformados sospechó que podía haber un relación entre ambos hechos y terminó percatándose del error.
Tras lo ocurrido, la Policía envió un mensaje de condolencia a la familia de la mujer y advirtieron que ya dieron apertura a una investigación para establecer con exactitud las circunstancias de su fallecimiento.
Vale recordar que a finales de junio fueron halladas tumbas sin nombres de niños indígenas que fallecieron mientras estaban bajo el cuidado del Estado en Canadá. Los expertos localizaron lo que se cree son los restos de 182 alumnos entre siete y 15 años en la antigua Escuela St. Eugene’s Mission, cerca de Crankbrook, en la Columbia Británica, dijo Lower Kootney Band en un comunicado.
Esto se produce después de que se hayan encontrado casi 1.000 tumbas sin marcar desde finales de mayo en antiguas escuelas residenciales de Canadá.
Las tumbas, halladas a través de mapeos de radar que penetran el suelo, pudieron haber estado marcadas en algún momento, pero se cree que los representantes de la Iglesia católica quitaron esas lápidas. Eso se considera delito en Canadá, por lo que el sitio es tratado “como una escena de crimen”.
“Sin duda, estaban tratando de ocultar el número de niños que fueron abusados y asesinados en estas instituciones”, dijo Bobby Cameron, jefe de la Federación de Naciones Aborígenes Soberanas de Saskatchewan, a la CBC.
“Teníamos campos de concentración en Canadá”, había arremetido en la rueda de prensa. “Canadá será recordada como una nación que intentó exterminar a las Primeras Naciones”, aseguró.
Unos 150.000 niños nativos, mestizos e inuit fueron reclutados a la fuerza hasta la década de 1990 en 139 de estos internados en todo el país, donde fueron aislados de sus familias, idioma y cultura.
Muchos de ellos fueron sometidos a maltratos y abusos sexuales en estos centros educativos, donde más de 4.000 alumnos hallaron la muerte, según una comisión de investigación que concluyó que Canadá perpetró un auténtico “genocidio cultural”.
El primer ministro, Justin Trudeau, calificó los hallazgos como “un vergonzoso recordatorio del racismo sistémico, la discriminación y la injusticia que los pueblos indígenas han enfrentado y continúan enfrentando” en Canadá, y agregó que el país debía reconocer su historia de racismo para “construir un futuro mejor”.