La cumbre de la próxima semana con los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) marcará para la Unión Europea (UE) la reaproximación a un grupo de aliados de primera importancia estratégica.
La última cumbre entre los dos bloques se realizó en 2015, y ahora los europeos se empeñan en una aproximación que tiene diversas aristas, todas de la mayor trascendencia para Bruselas.
La invasión rusa de Ucrania puso a la UE ante la necesidad de reunir todo el apoyo internacional posible, y por eso las miradas se posaron de inmediato en una región del mundo con la que los países europeos tienen una relación histórica.
Aunque los 33 países de la CELAC no tengan, como los 27 de la UE, una posición homogénea y de bloque sobre el conflicto en Ucrania, los negociadores europeos están empeñados en que el asunto sea al menos mencionado en las conclusiones de la cumbre.
La idea, al menos en la fase preparatoria inicial, no es vista con abierto entusiasmo por los latinoamericanos y caribeños, que tienen otras prioridades más apremiantes que desean ver reflejadas en los documentos.
En particular, los latinoamericanos y caribeños buscan ser vistos por los países de la UE como asociados en pie de igualdad, una visión que ayudaría a superar las tensiones acumuladas por la experiencia del colonialismo.
Para la UE, esto representa establecer vínculos institucionalizado y de largo plazo con una región con la que comparte una historia común, afinidades culturales y valores compartidos.
El litio: Un metal estratégico
En un plano comercial, otro de los intereses de la UE se apoya en la necesidad de lograr con éxito la difícil transición de los automóviles de combustión interna a los coches eléctricos, con la consiguiente dependencia de las baterías y sus componentes, en particular el litio.
El litio es un componente fundamental para la estrategia europea de descarbonización de su economía y su producción industrial.
Y en Sudamérica precisamente se encuentra el llamado ‘Triángulo del Litio’, formado por Argentina, Bolivia y Chile, donde se estima que se encuentran alrededor de la mitad de las reservas mundiales de este metal.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) estima que las reservas de litio en esos tres países representa el 56% de las reservas mundiales, nivel que alcanza el 60% cuando se le suman México, Perú y Brasil.
Un valor importante con este mineral
El precio del litio ha pasado de unos 5.700 dólares por tonelada a fines de 2020 a más de 60.000 dólares por tonelada apenas dos años más tarde.
El salar de Atacama, en el desértico norte de Chile, fue el origen de aproximadamente el 26% de la producción global de litio en 2021, de acuerdo con las autoridades estadounidenses.
Del lado argentino, el gobernador de la provincia de Jujuy invitó públicamente hace un año al empresario Elon Musk, del gigante Tesla -famoso por sus automóviles eléctricos-, a invertir en el litio en esa región.
Ligado a esta necesidad de aproximarse de una de las mayores reservas mundiales de litio, la UE también pretende contener la creciente influencia de China y Rusia en la región.
China es el principal productor mundial de baterías para automóviles eléctricos y el país con mayor capacidad de refinado de litio en el mundo, pero precisa del metal que existe en suelo americano.
Por ello, China y Rusia ya anunciaron planes de invertir 1.435 millones de dólares en la explotación de litio apenas en Bolivia, donde el Estado actúa mediante la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB).
La UE y el hidrógeno verde
El otro atractivo para la UE es el incipiente mercado latinoamericano de hidrógeno verde.
Chile es el país más avanzado en la producción de hidrógeno verde en la región latinoamericana, seguido de Colombia, pero en el sur de Argentina la firma australiana Fortescue ya anunció inversiones por valor de 8.400 millones de dólares a fines de 2021.
Al formular el anuncio, el presidente argentino, Alberto Fernández, dijo que “será la inversión internacional más grande del siglo en el país, y generará más de 15.000 empleos directos y entre 40.000 y 50.000 indirectos”.
*Con información de AFP