Donald Trump y Vladimir Putin se reunirán este lunes en Helsinki, en el primer encuentro entre ambos mandatarios planeado de manera bilateral. La cumbre representa un desafío sobre el que las expectativas no son mínimas. Para Yuri Ushakov, asesor del presidente ruso, esta es una oportunidad histórica para “comenzar por fin a revertir la situación negativa en nuestros asuntos internacionales, dar pasos concretos para solucionarlos”. Puede leer: Santos se queja ante Trump porque Putin ayuda a VenezuelaLas relaciones entre los gobiernos no pasan por su mejor momento. En las últimas semanas, Estados Unidos impuso sanciones económicas a varios ciudadanos rusos por su presunta participación en las elecciones donde resultó ganador Trump. Y sumado a esto, sus posiciones frente al conflicto sirio y al tema de Ucrania son radicalmente opuestas.Curiosamente, a pesar de la tensión, la relación entre los presidentes parece ser mucho mejor. El norteamericano nunca ha declarado en contra de Putin. De hecho, de su boca sólo han salido elogios. Su amistosa actitud difiere de la que habían tenido los presidentes de Estados Unidos y Rusia desde la caída de la URSS. Le recomendamos: Trump y Putin, una amistad sospechosaSin embargo, un día antes de la cumbre, Trump ha dado un paso adelante y ha pronunciado las palabras que podrían crear la mayor discordia entre las dos potencias. Este domingo, mientras se celebraba la final del mundial en territorio ruso, el inquilino de la Casa Blanca incluyó a Rusia en el listado de los países enemigos de su país. Putin, despedía el encuentro deportivo en el Estadio Luzhniki mientras su homólogo, rumbo a Helsinki rompía con el ambiente de neutralidad que marcaba la ciudad que los acogerá este lunes. "Creo que tenemos muchos enemigos. Creo que la Unión Europea es un enemigo, por lo que nos hacen en comercio", aseguró Trump en una entrevista con la CBS.En la misma, se refirió a Rusia. "Rusia es un enemigo en ciertos aspectos. China es un enemigo económicamente, ciertamente son un enemigo. Pero eso no significa que sean malos. No significa nada. Significa que son competitivos", aclaró. Ambos dirigentes comparten visiones y apoyos distintos a las crisis más profundos que enfrentan sus naciones. Sin embargo, Trump es poco predecible, el mandatario americano podría mañana extenderse en halagos como ya lo ha hecho con otros homólogos con los que también sostiene relaciones agrietadas.En contexto: Cumbre entre Trump y Putin se celebrará el 16 de julio en HelsinkiEn la reunión de la Otan del jueves pasado Trump no se guardó nada y criticó sin reparos a sus aliados históricos. Movió la agenda, al interrumpir una asamblea planeada con funcionarios de Georgia y Ucrania, para descaharse contra los mandatarios de Alemania, Bélgica y España por el tema que se ha convertido en su obsesión: el bajo gasto en defensa de los países de la Otan. En varias declaraciones, el presidente aseguró que sus aliados transatlánticos no aportan el dinero suficiente para los gastos militares de la organización.En medio de la cumbre, Trump dijo, entre otras cosas, que "podría retirar a EEUU de la OTAN sin el voto del Congreso, pero no es necesario". Sobre su relación con Putin, aseguró que “ojalá algún día lo pueda llamar amigo". El presidente ruso, dos años atrás, también halagó a Trump. Al ser atacado por su cercana relación con el estadounidense, el mandatario respondió: “sólo dije que era una persona brillante. No es él brillante?”.Puede interesarle: ¿Puede Donald Trump acabar con la OTAN con sus ataques a los aliados de EE.UU. en Europa?En la previa, el exmagnate aseguró que saldrían cosas “sorprendentes” de la reunión en Finlandia. En la primera sesión, por petición del norteamericano, los presidentes estarán solos. El único que los acompañará será un traductor para Putin. Precisamente, luego del escándalo por la presunta participación del Kremlin en su victoria en las presidenciales.Al encuentro no le falta ningún condimento. Todas las luces estarán puestas en Helsinki, y Trump deberá realizar una doble misión: construir la confianza suficiente para mejorar las relaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca, y al tiempo despejar las sospechas sobre su preferencia con el gobierno de Putin.