Parte de las noticias internacionales giran en torno a Daniel Sancho, el español de 29 años que confesó haber asesinato al médico colombiano, Edwin Arrieta, durante unas vacaciones en Tailandia. El esclarecimiento de los hechos sigue siendo materia de investigación, aunque ya han salido a la luz numerosos detalles.
Imágenes tanto del español como de Arrieta son pieza clave para reconstruir los momentos previos al crimen, mismo que mantiene la conmoción por cómo se habría desarrollado. El material que lo relaciona incluye la compra de bolsas de basura y un cuchillo, aunque se desconoce con precisión si para ese instante el suramericano ya había muerto.
La familia del joven contrató los servicios de un abogado, quien reconoció que el proceso podría demorar más de lo esperado y no ser solo cuestión de meses. En Tailandia rige la pena de muerte como una de las alternativas para casos de homicidio y castigos de ‘menor severidad’ incluyen la cadena perpetua o sentencias entre 15 y 20 años en prisión.
Más reclusos que espacio
El trato que, en palabras del español, “muy bien” ha recibido podría tener cambios notorios con el transcurrir de los días y al ser enviado como tal a la cárcel. En conversación con la bloguera Mia Escobud, varios exreclusos compartieron sus vivencias en el centro penitenciario de Koh Samui.
“Pasé todo el tiempo allí con las piernas en el inodoro, los pies de otros presos en mi cara. El ancho de mi espacio era de aproximadamente 14 pulgadas”, confesó uno de los que fue testigo directo de las condiciones carcelarias. “En un momento de la celda no podías extender las piernas de lo lleno que estaba”, añadió en lo recopilado por El Debate.
Según ese medio, dicha cárcel tiene una capacidad para 3.500 reos, pero los detenidos son casi el doble. En cuanto a la rutina, esta comienza a las 6:45 a. m. con el sonido de un silbato, momento después del cual pueden pasar a asearse y sobre las 8:30 a. m. es el instante del desayuno, descrito por El Debate como un “arroz desagradable y caldo maloliente”.
En horas de la tarde se da el espacio para hacer actividad física, leer y hasta participar en juegos de mesa. Posteriormente, hay otro momento para ducharse, pero es simultáneo con otras quince personas y en un lapso marcado por silbato tanto para enjabonarse como enjuagarse.
Dormir no es para todos realmente un descanso, pues otro de los testimonios plasma que “las luces nunca se apagan, dormir es una pesadilla. Los que están en la parte elevada de la celda tienen suerte, solo ocho pueden subir allí”, de acuerdo con 20minutos.
Momentos iniciales a la captura
Este lunes (7 de agosto) el español fue ingresado a una cárcel tailandesa en prisión preventiva por asesinato con premeditación y ocultamiento de pruebas, informó El Periódico. Justamente será bajo custodia donde el señalado espere el comienzo del juicio en su contra, mientras se empiezan a conocer detalles de su día a día.
Una de las cosas que ha llamado la atención es la comunicación que ha tenido el acusado (hasta con medios), pese a la confesión de los hechos. Antes de ser ingresado a prisión, Sancho mencionó cómo habían sido los momentos posteriores a su captura e, incluso, salieron a la luz audios de un diálogo con Telecinco.
“La Policía me trata muy bien. Para que te hagas a la idea de lo bien que me tratan, estoy cenando con ellos en el mejor hotel de la isla. Es Anantara, seguramente el mejor hotel en el que yo haya estado (...). Estoy rodeado, o sea, me han traído aquí porque han cerrado el caso y mañana (lunes) estoy con veinte personas en una celda”, comentó, según recogió ABC.