Un año después, por fin la mano de la justicia tuvo su primer fallo a favor de la familia de Edwin Arrieta, el médico cirujano colombiano que fue asesinado por el chef español Daniel Sancho en Tailandia. La sentencia a cadena perpetua cumplió con las expectativas de la defensa de los allegados al colombiano, que no querían que el victimario fuera condenado a pena de muerte. Ahora, si bien se va a impugnar el veredicto, es el primer gran paso para que se haga justicia.
Hacía solo un par de días que Daniel Sancho había declarado a medios locales en Tailandia y aseguró que estaba listo para “lo mejor y lo peor”. Al final, la pesadilla se hizo real para el chef español y permanecerá en principio toda una vida tras las rejas. Si bien, según testimonios, el condenado estuvo llorando de manera desconsolada al conocer el fallo, no era el único, su madre estaba igual. La fallida unión de los padres del confeso asesino ha sido más que polémica durante los últimos meses.
El escabroso caso arrancó el 31 de julio del año pasado en la paradisiaca isla de Koh Phangan, en Tailandia. Daniel Sancho llegó y a las pocas horas se encontró con Edwin Arrieta, un amigo suyo a quien había invitado a celebrar la tradicional fiesta de la Luna llena. En el hotel Haad Salad Villa, después de una supuesta discusión, el español asesinó al cirujano y posteriormente lo desmembró con utensilios que había comprado en un mercado local.
Fue hasta el 7 de agosto cuando, después de encontrar varios de los restos de Edwin Arrieta y haber sido grabado junto a él en sus últimas apariciones en público, Daniel Sancho ingresó en la prisión de Koh Samui al confesar el crimen. En ese momento, comenzó la pesadilla para Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, la pareja de aclamados actores y padres del ahora asesino condenado por la justicia.
“El mismo día me llama mi hermano que ha visto la noticia y estaba shockeado y preocupado, tarda en decirme exactamente qué está pasando. Y yo solo le pregunto: ‘Bueno, ¿pero está vivo?’, que es lo que al final importa. Ya luego veo la noticia con esa sensación burda de estar en una película”, contó el padre del homicida en el documental El caso Sancho, de HBO Max, el cual inició el conflicto con su expareja.
Silvia Bronchalo, madre de Daniel Sancho, ha arremetido duramente contra el padre del condenado. Si bien la exactriz es alguien conocida por mantener una extrema cautela a la hora de dar declaraciones sobre el caso, rompió el silencio para llegar a la ruptura definitiva con su expareja, asegurando que las entrevistas del documental están “manchadas de sangre”. Criticó que haya recibido dinero por sus declaraciones, aunque no se conoce el monto.
Es de recordar que la pareja mantiene una relación prácticamente nula desde hace años, pero que siempre había parecido cordial dentro de todo. Se enamoraron desde muy jóvenes, Rodolfo tenía 19 años y Silvia, 18; tuvieron a Daniel y poco después se separaron, únicamente los unía el hijo en común. La mujer se retiró de la vida pública y sólo volvió a aparecer en los reflectores una vez se conoció el asesinato.
Ya en Tailandia, los padres mostraron dos facetas totalmente opuestas a la hora de acompañar al acusado en su juicio por el asesinato de Edwin Arrieta. Mientras Rodolfo Sancho fue mucho más abierto a la prensa y muchas veces respondió a las preguntas que se le hacían, Silvia Bronchalo fue precavida y nunca quiso hablar. Esto se vio incluso en la sentencia de cadena perpetua del pasado jueves.
Durante el juicio, también ambos manejaron los detalles de manera muy distinta, mientras que Rodolfo Sancho daba sus polémicas declaraciones en el documental que lleva el caso de su hijo, asegurando que si bien sentía la muerte de Edwin Arrieta y envió un mensaje de condolencias a la familia colombiana, aseguró: “Me da lástima que haya un fallecido, pero yo tengo la perspectiva de que aquí hay dos víctimas”, manifestó el padre.
Por su parte, Silvia Bronchalo, si bien no formó parte tan activa del proceso, en ocasiones vistió prendas que supuestamente tenían el fin de enviarle buena suerte y energías positivas a su hijo. Por ejemplo, la madre de Daniel Sancho llevaba diez pulseras, todas ellas con mensajes claves, entre ellas había una negra, otra rosa y una blanca, y cada una tenía un significado distinto en respaldo al acusado.
Poco después de que a Daniel Sancho le fuera impuesta la cadena perpetua y una indemnización a la familia de Edwin Arrieta de casi 120.000 dólares (492 millones de pesos), Silvia Bronchalo salió del juzgado en compañía de sus abogados entre lágrimas y sin decir una sola palabra. Mientras que varios minutos después, cuando el padre salió del recinto, dio tres palabras que presagiaron la apelación de la pena: “A seguir luchando”, manifestó.
Pero los conflictos de la pareja no son algo nuevo, ya que los medios españoles hace unos meses dieron a conocer que en febrero de 2024 Silvia Bronchalo había demandado a su expareja por supuestas injurias y calumnias. Esto debido a que Rodolfo Sancho aseguró que ella era bipolar, loca e incapaz, además de decirle la frase: “Nuestro hijo tiene traumas por tu culpa”, aunque el padre del condenado siempre ha negado las acusaciones.
Con respecto a esto, unos meses después, la jueza encargada de la causa desestimó las denuncias de la mujer, ya que, según se aseguró, dichas conversaciones dadas a conocer por Bronchalo habían tenido lugar en medio de un ambiente de mucha presión, por lo cual de igual forma suspendió la investigación, aunque aún existe un recurso de apelación y para ello tendría que presentar diálogos completos, tal y como solicitaba la magistrada asignada.
Sobre la relación, en las últimas horas se conoció que una psicóloga española, Lara Ferreiro, analizó cómo, desde su perspectiva, ambos padres estaban viviendo el caso y cómo les está causando un gran dolor. “Para mí los padres, tanto Silvia Bronchalo como Rodolfo Sancho, son las víctimas indirectas de todo esto. Ellos no tienen culpa, no tienen culpa de nada de lo que haya hecho su hijo y van a pagar las consecuencias y al final van a sufrir muchísimo”, aseguró en Europa Press, recalcando que consideraba que el padre aún creía en la inocencia de su hijo.
Por ahora, si bien la familia Arrieta celebra el fallo con el que se hace justicia, los Sancho ven oscuro el panorama para su hijo, quien, según lo que se especula, tendrá que pasar al menos diez años en una prisión tailandesa antes de siquiera poder pedir el traslado a España. Y la ilusión de una reducción de pena parece muy lejana. Todo el caso ha resquebrajado aún más en la relación entre los padres del condenado y pone la situación de cara a las apelaciones más tensa que nunca.