El próximo 7 de febrero el poder en Ecuador se la juega toda. La contienda electoral por la presidencia de la República está que arde. En dialogo con SEMANA, el expresidente Rafael Correa asegura que ante el temor de que su candidato, Andrés Arauz, gane, el actual mandatario Lenin Moreno ha hecho de todo.
Correa señaló que existe una campaña orquestada, con el apoyo de Estados Unidos y de un sector del poder en Colombia, para meterle mano a esa elección. “Es correcto, es claro. Además, ya tenemos indicios. Hace poco dijeron que Rusia, Irán, Cuba y creo que China querían desestabilizar a Ecuador. Han sacado noticias y rumores de que hay soldados venezolanos e iraníes lavando dinero en mi país. Y ahora esto. Entonces, claramente es una labor de inteligencia seguramente desde Estados Unidos en complicidad con el Gobierno de Ecuador y no sé si con el de Colombia, pero al menos con estamentos colombianos”, le dijo a SEMANA en entrevista este viernes.
Vea la entrevista con Rafael Correa
El expresidente respondió a las menciones que el computador de alias Uriel hace sobre él y sobre esa campaña electoral. Los investigadores tienen en su poder una carpeta en la cual reposan decenas de archivos con las comunicaciones de Uriel que demuestran el interés del ELN en la campaña presidencial de Ecuador, cuyas elecciones se realizarán el próximo 7 de febrero. En sus reportes a la cúpula del ELN, Uriel informa de un millonario “aporte préstamo” económico a por lo menos una campaña. En un mensaje dirigido a Felipe y Guillermo, contactos del ELN en Ecuador, Uriel les escribe: “Quisiera me contaran del capital entregado al binomio para el señor de la mariposa del sur MS, después de la cumbre mundial de internacional progresista (...) Los comuneros nos informaron de una inversión de 80.000 USD entregados a ustedes en barbacoas; ellos saben que es para iniciar la idea de negocio con los aliados y que nuestro éxito depende de apoyar la esperanza”.
Los primeros análisis de estos mensajes arrojan que Uriel estaría hablando presuntamente de la campaña de Andrés Arauz Galarza, exministro del Gobierno de Rafael Correa y candidato presidencial en Ecuador por el movimiento Centro Democrático y la plataforma UNES (Unión por la Esperanza). Arauz Galarza, de 35 años, es considerada la ficha del expresidente Correa para tratar de volver al poder, y va punteando en las encuestas. Los cálculos indican que en Ecuador habrá segunda vuelta.
Correa aseguró que esos señalamientos hacen parte de la estrategia por evitar que su candidato llegue al poder. “No sé quién es Uriel. No sé de qué me hablan. ¿Por qué será que me suena conocido? Porque cuando tenía claras opciones de ganar en Ecuador en 2006 sacaron que me financiaron las Farc. En 2009 fue lo mismo. En 2013, lo mismo. Es telenovela repetida. Están desesperados, porque van a ser derrotados el próximo 7 de febrero. Ya esperábamos una patraña así. No sabíamos por dónde iba a venir. Pero sabíamos que iba a llegar… Ya no saben qué decir ni qué hacer”, le dijo a SEMANA.
Para él, detrás de toda esta operación estaría el actual presidente Lenín Moreno. “Pero por supuesto (que tiene que ver). Él sabe que no tendrá dónde esconderse, es de las peores basuras que ha parido nuestra América. Ya fue a marcar tarjeta donde Almagro personalmente en la OEA para pedir permiso para suspender elecciones o cualquier cosa. Fue un viernes a Estados Unidos seguramente para pedir refugio allá, porque, si pierde las elecciones, sabe muy bien que no tendrá dónde esconderse por la represión y el saqueo. El corrupto siempre fue él. Si quiere, investiguen como SEMANA la cuenta secreta de Moreno en Panamá a nombre de Cristina, Karina y Lina, sus tres hijas. La reconoció, pero dijo que era de su hermano. Y si era de su hermano, ¿por qué no le han abierto en dos años? Ahí está el dinero sucio de la familia Moreno, pero todos se están encubriendo. Finalmente no me han destruido a mí, sí destruyó la patria, y tendrá que responder ante la Justicia”.
Para Correa, Moreno “es un corrupto. Solo por traición a la patria, autorizó que entre la policía británica a nuestra embajada. Eso es suelo patrio. Vendió por 30 monedas a Julian Assange. Solo por eso ya merece estar en la cárcel”.
Las elecciones en Ecuador
En un contexto atípico, el 7 de febrero los ecuatorianos irán a las urnas y serán los primeros de América Latina en elegir un nuevo presidente desde que comenzó la pandemia. El último año de Lenín Moreno en la presidencia fue complicado. No solo tuvo que lidiar con la crisis económica y social a comienzos de 2020, sino que debió afrontar la crisis sanitaria en uno de los países más golpeados por el virus. El Gobierno destinó todas sus fuerzas para proteger a la población, y ordenó aislamiento en todo el territorio. Sin embargo, eso no impidió que ciudades como Guayaquil sufrieran más de la cuenta, con cientos de fallecidos y funerarias colapsadas. Al final, las medidas agudizaron la problemática económica. El desempleo se disparó, y el precio del petróleo cayó por los suelos.
Desde el momento en que Moreno se posesionó como presidente en 2017, encaminó sus esfuerzos en deslegitimar a quien lo llevó al cargo, el expresidente Rafael Correa. Pero su plan tuvo el efecto contrario. Como le dijo María Sol Borja, editora política de GK a SEMANA, a pesar de que Correa se encuentra exiliado en Bélgica debido al proceso judicial en su contra, su nombre está más vigente que nunca: “Apelar constantemente al correísmo como el culpable de la ineficiencia del Gobierno de Lenín ha evitado que el nombre de Correa quede en el pasado. Mucha gente cree que con Correa tuvo mayores oportunidades de acceso a la salud o a la educación y que las cosas estaban mejor”.
Ahora, el nombre de Correa se materializa en su delfín presidencial, Andrés Arauz. Candidato por el movimiento Unión por la Esperanza (Unes), es la principal carta del correísmo para llegar a la presidencia y volver a la izquierda más recalcitrante. Arauz, de 35 años, puntea en las encuestas, pero es poco probable que gane en primera vuelta. En una segunda vuelta, el panorama para Arauz podría complicarse. Su rival directo es el conservador Guillermo Lasso, un banquero y político de 65 años, del partido Creo, candidato por tercera vez de la derecha. Y también entra en la disputa Yaku Pérez, del movimiento político indígena Pachakutik. Para Borja, el resultado de Pérez será simbólico: “La sociedad racista y clasista de Ecuador aún tendrá dificultades para verse gobernada por un presidente que representa al movimiento indígena”. Los otros 13 candidatos no tienen oportunidad alguna, y el porcentaje de votos que puedan acaparar no debería alterar los resultados generales.
La lucha electoral tomó un rumbo conocido. Para los lassistas, el correísmo es el monstruo del que hay que librarse, comparando una victoria de Arauz con la catástrofe actual de Venezuela. Para el correísmo, la fórmula es la misma, pero aquí el monstruo es la crisis bancaria sufrida por el país en 1999 y que podría regresar si no vuelve la izquierda de Correa. En todo caso, las dos campañas apelan al miedo y a la lucha ideológica que ha dividido a América Latina en dos durante las últimas décadas.
Además de la paranoia electoral, los ecuatorianos siguen preocupados por la covid-19, un factor que también podría ser decisivo en las urnas. Como advierte Borja, la pandemia “será uno de los temas que decida el nuevo presidente, y quizás esa es la razón por la que muchos candidatos ofrecen, de forma demagógica, ‘negociar’ la llegada de más vacunas o incluso hacer ‘pruebas rápidas’ de covid como parte de su campaña”. Si Arauz gana, Ecuador daría un cambio drástico con respecto a su política internacional y posiblemente impulsaría alianzas regionales, como lo hizo Correa con el Alba. Además, intentaría buscar alianzas con países de ideologías afines, como Argentina y Bolivia, para hacer contrapeso a la influencia de Estados Unidos en la región. Si gana Lasso, Ecuador revalidaría los tratados de libre comercio firmados por Moreno y apostaría por congraciarse con Joe Biden.
Lo cierto es que aquel que llegue al Palacio de Carondelet se encontrará con la economía hecha trizas, un sistema de salud colapsado y la sociedad fragmentada que desconfía de todos los políticos. En todo caso, el resultado de los comicios en Ecuador dará pistas del horizonte político en América Latina en la era pospandemia. También dirá si la crisis sanitaria castigará más de la cuenta a los Gobiernos de turno que tuvieron que padecerla.