Culpable de 34 cargos criminales. Esa es la cruz que carga desde ahora Donald Trump, expresidente republicano de Estados Unidos, quien en uno de los casos judiciales más seguidos de los últimos tiempos fue declarado responsable de ser artífice de conspiración y encubrimiento para ocultar una aventura extramatrimonial con la exactriz de cine para adultos Stormy Daniels.
El delito es el de falsificación de registros comerciales. Específicamente, 11 facturas, 12 vales y 11 cheques, los cuales pagó en 2016 su entonces abogado, Michael Cohen, a la mujer para que no revelará la relación que tuvo con el magnate en 2006. Daniels pretendía dar a conocer su historia meses antes de las elecciones en las que Trump fue elegido como presidente, y el miedo del magnate era que dicho testimonio afectara sus posibilidades en las urnas.
Tras el fallo del jurado, el camino que se viene para Trump es difícil; no obstante, podría ver una luz en su camino que podría enfilarlo hacia la Casa Blanca en noviembre. El hecho es que puede ser presidente sin importar si es declarado culpable, si es condenado a la cárcel e, incluso, podría mandar desde la cárcel. Pero los escenarios son más que múltiples y variopintos, en lo que sin duda será un hito en la historia política del país.
Para saber la definición de este caso, primero será necesario esperar hasta el 11 de julio, día que el juez Juan Merchán, de Manhattan, un jurista nacido en Bogotá y nacionalizado estadounidense, decidirá la condena. Esta podría ir desde condenarlo a más de una década tras las rejas o ponerle una millonaria multa, que fácilmente sería pagada por el magnate.
“En teoría podría ir a la cárcel, pero siendo esta su primera condena es muy poco probable que vaya a una. Podría obtener alguna forma de conmutación de la pena, incluida casa por cárcel, pero ni en la Constitución, ni en la ley, ni en ningún precedente judicial se sabe qué hacer, porque nunca ha habido una situación similar”, le dice David Varela, profesor de la Universidad Javeriana, a SEMANA.
Más allá de qué pena se le pondrá al expresidente, este seguirá en la carrera por ocupar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, en las que se enfrentará a su némesis político, el actual mandatario, Joe Biden. Pero lo insólito es que, sin importar que pase en su caso, permanecerá en el tarjetón por un vacío legal que existe en la ley estadounidense.
La Constitución de ese país exige solo unos pocos requisitos para ser candidato presidencial: tener mínimo 35 años, ser ciudadano del país desde el nacimiento y haber residido en Estados Unidos durante al menos 14 años. No existe ninguna restricción para ser elegido, a pesar de ser condenado o estar en la cárcel. Por ejemplo, en 1920, el candidato socialista Eugene Debs hizo una fallida campaña tras las rejas.
Pero hay que tener en cuenta que el de Trump es un caso único, ya que actualmente es favorito para ser presidente, según el promedio de las encuestas que hizo Real Clear Politics, que le da al magnate 0,9 puntos de ventaja sobre Biden. Por tanto, surge una nueva duda en el futuro de la nación norteamericana: ¿puede Trump mandar desde la cárcel y convertir su celda en un nuevo despacho oval?
En caso de que el expresidente sea enviado a la cárcel, podría argumentar que estar tras las rejas es una afrenta que le impide cumplir con sus deberes constitucionales como mandatario estadounidense y pedir que se le sustituya la pena de prisión, pero se le mantenga la condena. Esto tendría que ser revisado por la Corte Suprema, ya que tampoco existe ningún antecedente parecido en la historia de la nación.
Además de lo improbable de que sea enviado a la cárcel por su edad, su falta de antecedentes penales y que se le encontró culpable de un delito violento, hay que tener en cuenta las complicaciones técnicas que podría tener un expresidente o un mandatario en ejercicio en la cárcel. Como todo antiguo mandatario, tiene derecho a ser escoltado de por vida por el Servicio Secreto, y los agentes tendrían que protegerlo dentro del penal, algo extremadamente peligroso para Trump, fuera de ser muy costoso.
Tormenta política
Una vez se conoció el fallo de culpabilidad del expresidente, las reacciones no se hicieron esperar. El mismo Trump, al salir de la sala de la corte de Nueva York, calificó el hecho como “una vergüenza. Fue un juicio amañado por un juez conflictivo que era corrupto”, refiriéndose a Merchán. “El veredicto real tendrá lugar el 5 de noviembre, por el pueblo estadounidense”, día de las elecciones presidenciales.
Posteriormente, en la mañana del lunes, el candidato del Partido Republicano volvió a hablar del juicio en su contra. “Nunca ha habido un juez más conflictivo. Ahora estoy bajo una orden de silencio, algo bajo lo que nadie ha estado jamás, ningún candidato presidencial ha estado bajo una orden de silencio antes”, dijo el exmandatario, aludiendo a que no cometió ningún delito, sino que solo pagó un gasto legal, añadido por sus expertos a sus libros contables y que el acuerdo de confidencialidad, como el que tuvo con Daniels, no es ilegal.
Ahora surge la duda de qué tanto este proceso podrá afectar las aspiraciones de Trump y si beneficiarán a Biden, quien ha preferido mantener silencio oficialmente con respecto al proceso penal, pero sus asesores sí han hablado al respecto. “Hemos visto que nadie está por encima de la ley. Trump siempre ha creído erróneamente que nunca enfrentaría consecuencias por violar la ley para su beneficio personal”, dijo en una declaración el director de Comunicaciones de la campaña, Michael Tyler.
Pero pareciera que este caso puede afectar muy poco a Trump, es más, lo beneficiaría. Desde el inicio del juicio por el caso de Stormy Daniels, su tendencia en las encuestas ha mejorado. Además, el día que fue declarado culpable la página web de su campaña colapsó en medio de miles de donaciones de sus seguidores, que muestran su respaldo a quien consideran como perseguido políticamente por sus rivales.
“En este momento, los votantes de Estados Unidos tienen otros temas de prioridad en el marco de las llamadas guerras culturales entre republicanos y demócratas: migración, derechos de las mujeres, derechos reproductivos, derechos de las parejas del mismo sexo y los conflictos internacionales, si deben seguir pagando lo mismo por la Otan o si deben estar en la Corte Penal Internacional. Y, además, la situación económica”, le dice Enrique Prieto, profesor de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario, a SEMANA.
Por ahora, los estadounidenses deberán esperar hasta el 11 de julio cuando el juez Juan Merchán le imponga la pena a Trump. Con esto en mente, se podría saber qué le prepara el destino al exmandatario, quien, a pesar de las fuertes tormentas en su contra, se mantiene firme para volver al poder, a pesar de que es culpable de 34 cargos criminales.