El presidente brasileño Jair Bolsonaro afirmó la noche del martes que la pandemia del coronovirus, a la que hasta ahora había tratado de "gripita", es el "mayor desafío" de su generación, si bien insistió en que las medidas de prevención no pueden comprometer la economía. "Brasil avanzó mucho en estos quince meses —desde su llegada al poder—, pero ahora estamos ante el mayor desafío de nuestra generación", declaró el mandatario ultraderechista en un mensaje a la nación. Su breve discurso estuvo acompañado por los intensos cacerolazos en los balcones de las principales ciudades que suenan desde hace más de dos semanas en protesta por su postura frente a la pandemia.

En sus intervenciones, pedía el fin de las medidas de cuarentena o de aislamiento social adoptadas por casi la mitad de la población mundial y la mayoría de los estados brasileños, contraponiendo la necesidad de salvar la economía y el empleo con la de salvar personas consideradas de riesgo. Este martes evitó criticar esas medidas y trató de compaginarlas con sus conocidas posturas. "Tenemos una misión: salvar vidas sin olvidarnos de los empleos (...). Por un lado, tenemos que tener cautela y precaución con todos, principalmente con los mayores y con quienes tienen enfermedades preexistentes. Por el otro, tenemos que combatir el desempleo que crece rápidamente, en especial entre los más pobres", declaró.

"El efecto colateral de las medidas de combate al coronavirus no puede ser peor que la propia enfermedad", subrayó. Entre tanto, el Gobierno brasileño informó este martes de que el número de muertos en el país por el covid-19 ha llegado a 201, en tanto que se elevó a 5.717 el número de casos confirmados desde la detección del primero el pasado 26 de febrero.

El balance de fallecidos sumó otros 42 en las últimas 24 horas y los nuevos casos confirmados alcanzaron un total de 1.138, todo lo cual, según el Ministerio de Salud, revela una mayor expansión del virus en Brasil, donde el Gobierno ya ha aprobado medidas económicas para enfrentar la emergencia equivalentes, al 2,6 % del PIB. La postura de Bolsonaro ha contrariado las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la inmensa mayoría de los especialistas, incluso de su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta. También le ha valido el enfrentamiento con casi todos los gobernadores, con políticos aliados y con representantes de los poderes Legislativo y Judicial. Sin embargo, este martes instó a esos dos poderes, a los gobernadores, alcaldes y a la sociedad brasileña a unirse en "un gran pacto para la preservación de la vida y de los empleos". Este martes volvió a generar polémica al destacar un trecho del discurso del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, para insinuar que este estaba a favor de terminar con el distanciamiento social.  Algo que fue desmentido en Twitter, sin mencionar a Bolsonaro, por el propio director del organismo.

"No me valgo de esas palabras para negar la importancia de las medidas de prevención contra la pandemia", dijo Bolsonaro en su discurso a la nación. Las autoridades brasileñas prevén que la pandemia, que hasta el martes se cobró 201 vidas en el país, llegará a su auge a finales de abril. *Con información de la AFP.