El próximo miércoles, 5 de abril, el director del Organismo Internacional de Energía Atómica, OIEA, viajará a Rusia para continuar con las discusiones sobre la central nuclear de Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa ubicada en territorio ucraniano, ahora bajo control ruso.
El argentino Rafael Grossi, según el portavoz del OIEA, hará esta visita “en el marco de las conversaciones para garantizar la seguridad” de esta planta nuclear, situada en el sudeste de Ucrania.
La visita de Grossi será a la ciudad portuaria de Kaliningrado y se da después del recorrido que realizó el directivo a la central de Zaporiyia, la semana anterior.
Zona desmilitarizada
Tras meses de negociaciones infructuosas, la idea de crear una zona desmilitarizada alrededor de la central “ha evolucionado”, en palabras del responsable la semana pasada, y ahora la prioridad es buscar “medidas realistas”, para minimizar el riesgo de “catástrofe” nuclear en la central, la mayor de Europa.
“La actividad militar esta en aumento en toda la región, con un crecimiento significativo del número de soldados”, lamentó entonces Grossi.
El representante ruso en las organizaciones internacionales con sede en Viena, Mijaíl Ulyanov, citado por las agencias de noticias rusas, confirmó la visita de Grossi, pero admitió que todavía queda “camino por recorrer” para lograr un compromiso.
El plan
El Organismo Internacional de Energía Atómica es una agencia creada en 1957 como una agencia de carácter gubernamental, perteneciente al sistema de las Naciones Unidas; su misión es servir de puente para la cooperación científica y técnica para impulsar la contribución de la energía nuclear a la paz, la salud y la prosperidad en el mundo.
El miércoles anterior, tras la vista a Zaporiyia Grossi indicó que trabaja en un plan para garantizar la seguridad y minimizar el riesgo de catástrofe en la central nuclear.
“Intento preparar y proponer medidas realistas que sean aprobadas por Kiev y por Moscú”, dijo Grossi a la Agencia AFP durante su estadía a la planta nuclear.
El objetivo “es ponerse de acuerdo sobre ciertos principios y ciertos compromisos, entre los cuales figura no atacar la central”, recalcó, pidiendo una vez más a Moscú que se abstenga de almacenar allí armas y su visita coincide con los persistentes temores por la seguridad de la planta, en una región frecuentemente bombardeada.
Un soldado ruso apostado en la planta dijo a la AFP durante esta visita que su principal tarea es “prevenir un asalto armado” del lugar por parte de “saboteadores” ucranianos. Kiev niega tener tales planes.
Segunda visita
Esta fue la segunda visita de Grossi a Zaporiyia desde que Rusia invadió Ucrania en febrero del año pasado y fue llevada a cabo con la intención de “evaluar de primera mano la grave situación de seguridad y protección nuclear en la instalación”.
La agencia de la ONU mantiene un equipo de expertos dentro de la central desde septiembre de 2022, pero Grossi dijo que la situación “aún es precaria”.
El lunes, 27 de marzo, Grossi se reunió el lunes con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien consideró imposible restaurar la seguridad en la planta mientras Rusia esté al mando de ella.
“Sin el retiro inmediato de las fuerzas y del personal ruso de la planta nuclear de Zaporiyia y el territorio adyacente, cualquier iniciativa para restaurar la seguridad y la protección nuclear está condenada al fracaso”, declaró.
La planta requiere un suministro confiable de electricidad para garantizar la seguridad, pero ha sufrido apagones repetidos durante la guerra, generando alarma en el OIEA y la comunidad internacional.
El jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba, afirmó el martes que “Rusia se tiene que retirar de cada metro cuadrado del territorio ucraniano”.
Con información de AFP