Durante el año pasado, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, y el secretario general de la ONU, António Guterres, han pedido una fuerza de este tipo para atender la creciente crisis de seguridad en el país.
Pero dados los retos a los que se han enfrentado las anteriores operaciones de mantenimiento de la paz en Haití y los riesgos de enviar una fuerza exterior al atolladero actual, ha sido difícil encontrar un país dispuesto a liderar el esfuerzo.
No obstante, Kenia anunció a finales de julio que estaba dispuesta a asumir el papel de nación líder y desplegar una fuerza de 1.000 efectivos en el empobrecido país caribeño.
Según el proyecto de resolución visto por la AFP, esta “misión multinacional de apoyo a la seguridad”, no perteneciente a la ONU y dirigida por un “país líder”, se establecería por “un periodo inicial de doce meses”, con una reevaluación al cabo de nueve meses.
Su objetivo es “proporcionar apoyo operativo a la policía haitiana” en su lucha contra las bandas, contribuir a la seguridad de escuelas, puertos, hospitales y aeropuertos, y “mejorar las condiciones de seguridad en Haití”. El objetivo es permitir la organización de elecciones, aunque no se hayan celebrado comicios desde 2016.
El proyecto de texto especifica que la misión, en cooperación con las autoridades haitianas, podría, “para evitar la pérdida de vidas”, emplear “medidas de emergencia” temporales y proporcionadas “con carácter excepcional”, incluidas detenciones, en cumplimiento del derecho internacional.
El proyecto de resolución no especifica el tamaño de la misión, aunque las discusiones han girado en torno a una fuerza de unos 2.000 efectivos.
Ayuda urgente
Estados Unidos, que se ha mostrado dispuesto a proporcionar apoyo logístico, pero no a desplegar tropas sobre el terreno, indicó el mes pasado que otros países estaban dispuestos a contribuir a una fuerza de seguridad multinacional. Entre ellos figuran Jamaica, Bahamas y Antigua y Barbuda.
Tras semanas de debate interno sobre un mandato apropiado, los miembros del Consejo de Seguridad deciden el lunes si dar su visto bueno a esta misión, que no estaría bajo control de las Naciones Unidas.
En su intervención ante la Asamblea General de la ONU a mediados de septiembre, Henry volvió a implorar a la comunidad internacional que proporcionara ayuda “urgente” a su nación. Según un reciente informe de la oficina del secretario general de la ONU, las múltiples crisis de Haití se han agravado en el último año.
El informe indica que la violencia de las bandas que controlan gran parte de la capital haitiana, Puerto Príncipe, y algunas zonas más alejadas, se ha vuelto más intensa y brutal.
El informe ofrecía un sombrío panorama de la situación en Haití, describiendo las actividades atroces llevadas a cabo por bandas criminales que utilizaban la violación como una táctica de terror. También detallaba la presencia de francotiradores que sembraban el miedo en las comunidades locales y relataba casos angustiosos de personas que habían sido quemadas vivas, lo que añadía una dimensión espeluznante a la crisis.
Sin embargo, en medio de este panorama sombrío, el informe también destacaba un rayo de esperanza. Se mencionaba cómo los ciudadanos haitianos comunes, enfrentando la adversidad y el peligro, habían comenzado a organizarse en unidades de autodefensa para protegerse a sí mismos y a sus comunidades de la violencia despiadada.
En cuanto a las cifras, el informe registraba que entre octubre de 2022 y junio de 2023 se habían contabilizado aproximadamente 2,800 asesinatos, con un escalofriante total de 80 de estos homicidios afectando a menores de edad. La violencia, alimentada por el acceso relativamente sencillo a armas de fuego, se había convertido en una verdadera epidemia que amenazaba la vida cotidiana de los haitianos.
En este contexto, China, que detentaba el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, adoptaba una postura escéptica respecto a la posibilidad de una misión internacional de seguridad en Haití. En su lugar, insistía en la necesidad urgente de tomar medidas efectivas para detener el flujo de armas que provenían de Florida, reconociendo que esta acción podría representar un paso fundamental para abordar la crisis en Haití.
*Con información de AFP.