Kamala Harris fue uno de los estandartes de la campaña presidencial de Joe Biden y se convirtió en un referente mundial al ser la primera mujer vicepresidenta en Estados Unidos.
Pese a lo anterior, la difícil situación migratoria que afronta Estados Unidos, sumado a la crisis política que generó la situación en Afganistán y la llegada al poder de los talibanes, han hecho que Harris sea la vicepresidenta con la peor aceptación en décadas.
De acuerdo con la plataforma YouGov América, la desaprobación de Harris roza el 50 %, mientras que la aprobación es de tan solo el 43,5 %.
Ahora bien, de acuerdo con el diario El País, en los sondeos conservadores Harris aparece con la peor nota para un vicepresidente en los últimos 50 años, mientras que en los liberales es la peor nota en los últimos 30 años.
Según una encuesta de Los Angeles Times, el mayor rechazo a la gestión de Harris proviene de hombres con el 56 %, mientras que en las mujeres la proporción es del 44 %. Por otro lado, la comunidad afroamericana es la que más apoya a la funcionaria con el 65 % de aprobación.
El medio de Los Ángeles también publicó una investigación en la que sostiene que Harris se ha convertido cada vez más en blanco del acoso por internet, al igual que otras mujeres que tienen cargos políticos importantes en EE. UU.
La mayoría de los ataques que se ven en redes sociales contra Harris son sexistas, violentos y misóginos.
De acuerdo con expertos, es normal que en Estados Unidos los vicepresidentes sean peor valorados que los presidentes, pues su gestión no suele ser tan visible. Sin embargo, lo sucedido en Afganistán también le ha costado popularidad al mismo Biden, cuya desaprobación es de poco más del 49 %.
La preocupación de los demócratas es que Harris es la candidata de más relevancia, por el momento, para las elecciones presidenciales del 2024, un puesto al que no se espera que Biden se postule pues tendría cerca de 82 años en ese momento.
Los problemas de Harris
En julio iniciaron los problemas para la vicepresidenta, pues Joe Biden le había encargado la tarea de gestionar la tarea migratoria en la frontera con México, uno de los problemas más polémicos que enfrenta EE. UU.
Antes de volar a su primera gira internacional, en una entrevista a la NBC, Harris aseguró haber estado ya en la frontera, un hecho que la periodista desmintió. Al momento de rectificar, la vicepresidenta solo respondió que “tampoco he estado en Europa”, lo cual no fue bien recibido por la opinión pública.
Ya en Guatemala, lanzó el mensaje que indignó a sus bases progresistas, pues pidió a aquellos que estaban planteando emigrar sin papeles a Estados Unidos que no lo hicieran. “No vengáis, no vengáis”, dijo. Desde entonces, su popularidad encadena tres meses de caída libre.
Su gestión en la frontera tampoco ha dado resultados, pues el número de detenciones de migrantes ilegales en julio fue el mayor en dos décadas, lo cual no le gusta ni a los progresistas demócratas ni a los conservadores republicanos.
Otra de las críticas que recibe Harris es que desde que llegó a la vicepresidencia no ha realizado ninguna rueda de prensa en solitario. Además, se le critica el bajo perfil que ha asumido sobre la crisis en Afganistán que ocasionó la retirada de las tropas estadounidenses, pues no ha hecho un pronunciamiento al respecto desde el pasado 24 de agosto.
Además, los ojos de los movimientos feministas están sobre Harris, pues esperan que ella tenga una posición severa contra los talibanes, los cuales presionan a las mujeres afganas a vivir en una sociedad que vulnera sus derechos.