Los últimos comentarios de Donald Trump tienen su candidatura en picada, y el multimillonario no está dispuesto a cambiar su estilo. En un acto público el 9 de agosto Trump dijo que si Hillary gana “no hay nada que puedan hacer, amigos. Aunque está la gente de la Segunda Enmienda... de pronto sí hay algo, no lo sé”. Muchos interpretaron que parecía sugerir que los estadounidenses que apoyan la Segunda Enmienda, es decir, quienes defienden el porte de armas, asesinaran a Hillary Clinton. La campaña republicana sostuvo que Trump pretendía invocar la unión de los partidarios de las armas para vencer democráticamente a la candidata demócrata, pero no logró disipar la idea de que, en todo caso, fue una alusión evidentemente peligrosa y fuera de lugar. Semejante metida de pata viene en el peor momento del magnate. Importantes republicanos se han negado a apoyarlo y en las encuestas cae cada vez más. Trump se ve ahogado y responde con comentarios cada vez más fuera de tono, como que Clinton y Obama fundaron el Estado Islámico. Y por hacerlo se hunde más y más en el lodo.