Tras la retirada de las fuerzas rusas, una calle arbolada de la localidad ucraniana de Bucha, en las afueras de Kiev, quedó llena de cuerpos desparramados, hasta donde alcanza la vista. A su vez, hay tanques y vehículos de transporte blindados rusos que fueron destruidos cuando pasaban por el pueblo de Bucha hacia la capital, Kiev, en días pasados.
Se trató de las primeras de muchas emboscadas ucranianas que frenaron el avance ruso.
Los 20 cadáveres llevan ropa civil. Algunos parecen mirar al cielo encapotado, mientras otros quedaron con el rostro sobre el asfalto.
Tres de ellos quedaron enredados en sus bicicletas mientras otros, con la piel pálida, quedaron tirados cerca de vehículos aplastados o llenos de agujeros de bala.
Uno tiene las manos atadas a la espalda junto a su pasaporte ucraniano abierto, indicaron periodistas de AFP que accedieron a Bucha. Otro yace tendido junto a una valla amarilla pintada con emojis felices y tristes y las palabras “Vive rápido”.
La apresurada retirada rusa tras la ocupación de las afueras de Kiev cada día pone al descubierto más devastación.
“A toda esta gente le dispararon, le mataron con un tiro en la nuca”, le dijo a AFP el alcalde Anatoly Fedoruk.
Otras 280 personas fueron sepultadas en fosas comunes en Bucha mientras los cuerpos de familias enteras permanecen en coches baleados, agregó.
Rodeada por bosques de pino que se extienden hasta Bielorrusia, Bucha era un suburbio tranquilo de la capital ucraniana. Hasta la invasión rusa.
Pese a un mes de feroces combates en pueblos como Bucha y el vecino Irpin, las fuerzas rusas no lograron rodear Kiev, a 25 km. Pero la devastación es total.
Ocupación rusa
En muchos edificios todavía se ven los agujeros que dejaron las explosiones, mientras hay autos aplastados por doquier, según el equipo de AFP que llegó a Bucha después de que el acceso estuviera cerrado hace casi un mes.
Supermercados, cafés y casas fueron quemadas o destruidas y se ve un techo de iglesia dañado. Solo un McDonald’s parece haber quedado intacto.
Hay cuerpos esparcidos por toda la ciudad, frente a la estación de tren o en las calles. Sin embargo, la violencia en esta calle en particular pareció ser más sistemática. Las víctimas, que aparentemente son todas hombres, quedaron desparramadas a lo largo de cientos de metros.
Algunos cadáveres yacen en grupos, como dos hombres que quedaron juntos con la cara hacia arriba en un charco, uno con parca verde y el otro con chaqueta negra.
Otros murieron solos. Un ciclista con guantes naranja quedó tendido de costado con la bicicleta encima, como si se hubiera caído sin poder levantarse.
Todos visten ropa civil, abrigos de invierno, chaquetas, pantalones vaqueros o buzos y zapatillas o botas.
La violencia está por todas partes. Un auto plateado está perforado de balas, otro está parcialmente aplastado, mientras una furgoneta quedó quemada junto a algunos cadáveres. “Estas son las consecuencias de la ocupación rusa”, lamentó el alcalde.
Pero los horrores de la guerra se han vuelto tan rutinarios en Bucha que los habitantes caminan junto a los cuerpos y apenas los miran.
“Están huyendo”
Las fuerzas ucranianas retomaron hace muy poco el control de Bucha y el sábado comenzaron su primer envío de ayuda, así que los muertos podrían tardar todavía en ser enterrados.
Los soldados les entregaban alimentos y medicamentos a los sobrevivientes desesperados desde la parte trasera de un camión militar.
Es la primera entrega en más de un mes, después de que Ucrania anunciara el sábado que las fuerzas rusas realizaban un “retirada rápida” de Kiev.
“Están huyendo”, dijo Yurily Biriukov, miembro de un escuadrón ucraniano de defensa territorial, formado por voluntarios, que supervisa la operación de socorro.
Los habitantes de Bucha “siguen muy asustados, conmocionados”, agregó. “La gente ni se imagina las condiciones en que vivieron este mes, con artillería, sin alimentos ni agua, sin posibilidades de salir”, indicó.
Un habitante le mostró a la AFP lo que dijo era una sepultura cubierta con una cruz verde en el jardín trasero de una casa, donde fueron enterradas cuatro personas, incluido un niño.
La gente que permaneció en Bucha en su mayoría son ancianos.
En una cocina colectiva al aire libre, un grupo de ancianos remueve ollas de sopa de remolacha y guiso sobre una cocina improvisada, junto a un Lada amarillo con las ruedas pinchadas.
Los soldados rusos irrumpieron en los apartamentos del piso superior de un edificio de la era soviética, robaron pertenencias y le preguntaron a una mujer mayor si tenía armas, cuentan. Luego, el martes, vieron más de 70 vehículos blindados rusos que salían del pueblo en dirección contraria a Kiev. El bombardeo acabó el jueves.
“Si hubiera paz, todo sería maravilloso”, dijo Nadia Protopopova, de 82 años.
*Con información de la AFP.
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