Tropas rusas se tomaron la acería de Azovstal localizada de Mariúpol, después de varios meses de enfrentamientos con militares de Ucrania que defendieron ese vital punto.

El anuncio del Ministerio de Defensa ruso se produjo poco después de que el Gobierno de Ucrania ordenara a sus tropas atrincheradas en el lugar deponer las armas, tras casi tres meses de resistencia a la ofensiva rusa que arrasó esa ciudad portuaria del sudeste.

Según ese despacho, el Ejército ruso “liberó totalmente” la siderúrgica tras la rendición de los últimos soldados atrincherados allí durante semanas.

“Desde el 16 de mayo de 2016, 2.439 nazis del batallón de Azov y militares ucranianos bloqueados en la acería se rindieron. Hoy, 20 de mayo, el último grupo de 531 combatientes se entregó”, dijo el portavoz del ministerio, Igor Konashenkov.

El asedio ruso a esta estratégica localidad, ubicada a orillas del mar de Azov, ha dado lugar a numerosas acusaciones de crímenes de guerra, incluyendo la de un ataque contra un hospital de maternidad.

El Ministerio de Defensa ruso difundió un video en el que se ve a soldados saliendo de la planta, algunos con muletas, tras semanas de asedio. Según Rusia, 1.908 soldados se rindieron esta semana en la acería.

“El máximo mando militar dio la orden de salvar las vidas de los soldados de nuestra guarnición y dejar de defender la ciudad”, declaró el comandante del batallón ucraniano Azov, Denys Prokopenko, en un video divulgado en Telegram.

Ucrania desea intercambiar soldados de Azovstal por prisioneros rusos, pero las autoridades prorrusas de la región de Donetsk afirmaron que algunos podrían ser juzgados.

“Esperamos que (...) todos los prisioneros de guerra sean tratados de acuerdo con la Convención de Ginebra y el derecho de la guerra”, dijo el portavoz del Departamento de Defensa estadounidense, John Kirby.

Una vista aérea de los edificios residenciales dañados y la planta de acero Azovstal al fondo en la ciudad portuaria de Mariúpol. (Foto de Andrey BORODULIN / AFP) | Foto: AFP or licensors

Rusia niega las acusaciones de traslados forzosos de ucranianos

Por su parte, el representante de Rusia ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, rechazó ante un foro internacional de la ONU sobre migraciones, las acusaciones contra Moscú sobre el traslado forzoso de ucranianos hacia territorio ruso.

Reconoció que, desde el inicio de la guerra en Europa del Este, más de 1,3 millones de ucranianos han sido “evacuados voluntariamente” a Rusia desde zonas “peligrosas” de las regiones del Donbás.

El funcionario ruso señaló que, de estos, más de 230.000 son niños, y anunció que el Gobierno ruso ha recibido “más de 2,7 millones de solicitudes” de evacuación de ciudadanos en Ucrania, según informa la agencia rusa Tass.

Por otro lado, Nebenzia denunció que existen “evidencias” de que mujeres y niños refugiados ucranianos en Europa han sido víctimas de redes de tráfico de personas.

“Las estructuras internacionales están obligadas a garantizar que las mujeres y los niños ucranianos que terminaron en Europa no se conviertan en víctimas de los grupos delictivos organizados europeos que se dedican al tráfico de personas”, incidió.

La situación en Járkov

Entre tanto, muchos habitantes de Járkov, la segunda ciudad de Ucrania, aún dudan si salir o no del metro donde se refugiaron después de la invasión, pese al repliegue de las tropas rusas de la zona.

“Nos pusimos topos como apodo porque vivimos bajo tierra”, bromea Kateryna Talpa, de 35 años, directora de un centro de llamadas.

La mujer vive en la estación de metro “Héroes del trabajo”, ubicada en el barrio Saltivska, una de las más afectadas por los bombardeos desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero.

Vestida con un gorro de lana, Talpa cuenta lo difícil que es vivir en un andén.

“Estamos cansados. Pueden ver qué tipo de comodidad tenemos”, dice, señalando los colchones y las sábanas colocadas en el suelo al lado de una caja de cartón con un poco de comida.

Junto con su esposo Yuriy, se acostumbraron a vivir en esta estación decorada con estatuas de bronce de estilo soviético, entre ellas una de Lenin. También trajeron a sus dos gatos, Marek y Sima.

Unas 200 personas aún duermen cada noche en esta estación, que llegó a juntar a 2.000 personas. Los refugiados dormían tanto en las escaleras como en los vagones de los trenes. El olor y la humedad eran difíciles de soportar.

*Con información de la AFP y Europa Press.

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