Este 1.° de diciembre se celebra el Día Mundial del Sida y, ante los nuevos retos que se han generado en el mundo por la aparición de la covid-19, todo parece indicar que la emergencia sanitaria habría provocado que los esfuerzos mundiales que se desarrollaban para contrarrestar otras enfermedades se detuvieran.
Según indica la Organización Panamericana de Salud (OPS), para 2020 la pandemia por la covid-19 habría impactado los servicios de VIH, “comprometiendo la disponibilidad de los tratamientos e interrumpiendo la prestación de servicios”, es decir, muchos pacientes con este padecimiento tuvieron que suspender sus tratamientos mientras se hacía frente a la pandemia vigente.
Las actividades de prevención y la realización de pruebas de VIH también habrían cesado con respecto a la coyuntura, según explica la OPS. Según esa entidad, la realización de pruebas para detectar el virus cayó un 34 % con respecto al registro de 2019.
La organización señala que las personas recién diagnosticadas tuvieron retrasos en el inicio de sus terapias antirretrovirales y las campañas para la detección de otras infecciones de transmisión sexual (ITS) también se vieron afectadas y disminuyeron sus resultados, según datos que recogidos en 20 países.
Ante este panorama, OPS en conjunto con la Onusida, una organización de las Naciones Unidas para luchar contra esta enfermedad, advierten que, al reducirse el testeo y el número de resultados positivos encontrados, esto podría desembocar en un riesgo significativo de “retroceso en el avance de las metas de eliminación”.
Ya que al igual que los otros objetivos de desarrollo sostenible, la Onusida busca promover un esfuerzo mundial por poner fin a la epidemia del sida como amenaza para la salud pública para 2030; cabe mencionar que el VIH es un padecimiento que termina por convertirse en sida.
Estas organizaciones internacionales agregan que es necesario fortalecer los servicios de salud basados en la comunidad y no olvidarse de financiarlos suficientemente para que sean la primera línea de batalla contra el estigma. Esto como principales medidas para colocar a las personas y a la vigencia de sus derechos humanos al centro de la respuesta a la pandemia.
No obstante, se recalca que no todos los servicios dejaron de prestarse en medio de la pandemia. La dispensación de medicamentos para varios meses, la telesalud, las citas en línea, la autoprueba, el envío de medicamentos por vía postal y su entrega a domicilio, así como nuevos modelos de atención dirigidos por la comunidad habrían sido las alternativas que se mantuvieron para los pacientes con VIH durante las cuarentenas estrictas de la covid-19.
Entre otras aspectos, la OPS explicó que la pandemia también había retrasado la implementación de la profilaxis previa a la exposición (PrEP), un medicamento contra el VIH, “que cuando se utiliza de manera sistemática reduce en más del 90 % el riesgo de contraer la infección por el VIH durante las relaciones sexuales”, según explica esta organización.
La OPS advirtió que en la actualidad solamente diez países de América Latina y el Caribe tienen políticas públicas de provisión de PrEP, lo que sumaría dos países más que en los registros de 2019. Este medicamento sería de vital importancia para reducir los efectos de este padecimiento en la región. La OPS insiste en que “sin el impulso de la PrEP a la escala suficiente... difícilmente se lograrán reducir las nuevas infecciones para terminar con el sida a 2030″.